sábado, 7 junio 2025

Alitas de pollo picantes con pimentón de la Vera y salsa de queso azul: Una explosiva fusión de sabores

Las alitas de pollo se han consolidado como uno de los aperitivos o platos principales más queridos y versátiles a nivel mundial. Su piel crujiente, carne jugosa y la capacidad de absorber una infinidad de sabores las convierten en un lienzo perfecto para la creatividad culinaria. Hoy, te presentamos una receta que fusiona la tradición americana de las alitas picantes con un toque distintivamente español: el Pimentón de la Vera. Este pimentón ahumado, con su profundo aroma y sabor, eleva las alitas a un nuevo nivel de complejidad. Y para equilibrar el ardor y añadir una capa de cremosidad indulgente, nada mejor que una clásica salsa de queso azul casera. Prepárate para un viaje de sabores intensos que deleitará tus sentidos.

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La historia de las alitas de pollo como plato popular se remonta a 1964 en Búfalo, Nueva York. La leyenda más aceptada cuenta que Teressa Bellissimo, copropietaria del Anchor Bar, improvisó un bocadillo nocturno para su hijo y sus amigos. En lugar de desechar las alitas, que en aquel entonces se consideraban una parte menos noble del pollo, las frió y las cubrió con una salsa picante de su invención, sirviéndolas con apio y salsa de queso azul. Nacían así las famosas «Buffalo Wings».

Desde entonces, las alitas han conquistado el mundo, adaptándose a las gastronomías locales con innumerables variaciones. Nuestra receta se inspira en esta tradición, pero incorpora un ingrediente estrella de la cocina española: el Pimentón de la Vera. Este pimentón, producido en la comarca de La Vera, en Cáceres, Extremadura, obtiene su característico sabor ahumado mediante un lento proceso de secado con humo de leña de roble o encina. Cuenta con Denominación de Origen Protegida, garantizando su calidad y autenticidad. Su uso en esta receta no es casual; el pimentón es un pilar de la charcutería y muchos platos tradicionales españoles, aportando color, aroma y un sabor inconfundible que aquí se casa a la perfección con el picante y la jugosidad del pollo.

La combinación de estas alitas especiadas y ahumadas con la untuosidad y el punto salino y ligeramente picante del queso azul crea un equilibrio magistral, una experiencia gastronómica que es a la vez rústica y sofisticada.

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Acompañamientos ideales

Fuente: Freepik.es

Unas buenas alitas merecen unos acompañamientos a la altura:

  • Clásicos imprescindibles: Bastones de apio y zanahoria frescos y crujientes. Son el contrapunto perfecto, refrescante y ligero, para la intensidad de las alitas y la cremosidad de la salsa.
  • Patatas: Unas patatas fritas caseras, gajos de patata asados con hierbas o incluso un puré de patatas suave.
  • Ensalada de col (Coleslaw): Su frescura y textura crujiente complementan muy bien el plato.
  • Pan de maíz: Típico acompañamiento sureño en Estados Unidos, su dulzor suave marida de maravilla.
  • Bebidas: Una cerveza lager bien fría, una IPA si te gusta el amargor para contrastar con el picante, o un vino blanco joven y afrutado, como un Verdejo o un Albariño, pueden ser excelentes opciones.
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