viernes, 6 junio 2025

¿Cómo afecta el tabaco al medioambiente? Así pone en riesgo nuestro ecosistema y la salud

El tabaquismo no solo es un conocido enemigo de la salud pública, sino también una amenaza considerable para nuestro medio ambiente. Las colillas de cigarrillos, en particular, se han convertido en una plaga contaminante a escala mundial.

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La invasión silenciosa de las colillas:

Imagina que de cada diez desperdicios que ves en las calles de una ciudad, cuatro son colillas. Esta es la magnitud del problema: constituyen el 40% de la basura urbana, sumando más de 766.000 toneladas desechadas anualmente. Si observamos la basura recogida en operativos de limpieza de calles y carreteras, entre una cuarta parte y la mitad son estos pequeños filtros. En España, por ejemplo, la ONG Surfrider Foundation recolectó casi medio millón de colillas de ríos, mares y lagos solo en 2022.

El peligro no radica solo en su volumen, sino en su composición. Cada colilla es un cóctel tóxico de nicotina, metales pesados, pesticidas y alquitrán. Estas sustancias se filtran al suelo y al agua, dañando a los seres vivos y con el potencial de introducirse en nuestra cadena alimentaria. A nivel global, se estima que 4,5 billones de colillas terminan en el entorno cada año, procedentes de los 6 billones de cigarrillos consumidos. Estos residuos contienen elementos como el etil-fenol (un saborizante tóxico), mentol, dietilenglicol (humectante) y diversos carcinógenos, además de los ya mencionados.

El coste ambiental de la industria tabacalera:

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pinta un cuadro desolador del impacto anual de la industria tabacalera: más de 8 millones de vidas humanas perdidas, 600 millones de árboles talados, 200.000 hectáreas de tierra dedicadas a su cultivo, un consumo de 22.000 millones de toneladas de agua y la generación de 84 millones de toneladas de CO2. El ciclo completo del tabaco, desde su cultivo hasta su desecho, es un proceso intensamente contaminante. Además, la Sociedad Española de Oncología Médica recuerda que el tabaco es el principal factor de riesgo para el cáncer, causando más del 90% de los cánceres de pulmón.

Cuatro formas clave en que el tabaco daña el ecosistema:

Desde la compañía farmacéutica Aflofarm, experta en tratamientos antitabaco, se destacan varios riesgos ambientales significativos:

  1. Deforestación y degradación del suelo: El cultivo y curado del tabaco ejercen una fuerte presión sobre la tierra. La práctica de no rotar cultivos debilita las plantas y el suelo, haciéndolos más susceptibles a plagas. Los productos químicos empleados son nocivos para el ambiente y la salud de los agricultores. La deforestación es otra consecuencia directa, ya que se talan bosques para establecer plantaciones y para obtener la madera necesaria en el proceso de curado (se estima un uso anual de 11,4 toneladas métricas de madera). Esto acelera las emisiones de CO2, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación, además de erosionar el suelo y alterar los ciclos hídricos.
  2. Contaminación atmosférica y emisiones de CO2: El método de curado «flue-cured» (usado, por ejemplo, para el tabaco Virginia), que seca las hojas con calor generado por la quema de madera, libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero. La transparencia en la comunicación de estas emisiones por parte de las tabacaleras es irregular, y la falta de un método estandarizado dificulta las comparaciones.
  3. Contaminación marina y gestión de residuos urbanos: Se prevé que en 2025 se produzcan nueve billones de cigarrillos. Como ya se mencionó, sus colillas son un componente mayoritario de la basura urbana y su limpieza supone un alto coste. Según Greenpeace, gran parte de esta basura marina (un 70%) termina en el fondo del mar, mientras otra porción flota o llega a las playas, afectando a la fauna y la salud humana. Iniciativas ciudadanas de limpieza, como las impulsadas en varias comunidades autónomas españolas, evidencian la magnitud del problema.
  4. Humo de segunda mano en espacios abiertos: El daño del tabaquismo pasivo no se limita a espacios cerrados. Su creciente presencia en lugares públicos abiertos, como terrazas, deteriora la calidad del aire y aumenta la concentración de contaminantes. La exposición al humo en estos entornos eleva el riesgo de enfermedades cardiorrespiratorias e infecciones, especialmente en personas vulnerables, afectando tanto a clientes como a trabajadores.

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