El desperdicio alimentario ocurre en todas las etapas de la cadena de suministro, eso sí, siendo los supermercados un lugar clave donde se genera una mayor cantidad de este desperdicio. Carrefour, Aldi y Alcampo, entre otros minoristas, buscan aprovechar esta tendencia para seguir capturando clientes de otros supermercados que no aboguen por prácticas a favor de evitar el despilfarro alimentario.
En España, el desperdicio representa, en promedio, el 1,5% del volumen de facturación de la mayoría de los actores del sector alimentario. Siendo su rentabilidad media del 2%, la gestión del desperdicio se ha vuelto una necesidad económica imperativa.
«El desperdicio alimentario es un problema silencioso, pero con consecuencias ambientales directas. Cada alimento que rescatamos no solo evita que termine en la basura, sino que también supone un ahorro de agua, tierra y energía. Apostar por modelos de consumo más responsables es clave para garantizar un futuro sostenible», explica Jean-Baptiste Boubault, Country Manager de Phenix en España.

CARREFOUR, ALDI Y ALCAMPO SACAN TAJADA CON LA PREVENCIÓN DEL DESPERDICIO ALIMENTARIO
La lucha contra el desperdicio alimentario se está consolidando como un criterio de fidelización para el consumidor. Los clientes buscan aquellos supermercados como Carrefour y Aldi que cuentan con un espacio para aquellos productos con una fecha de caducidad cercana o aquellos productos en mal estado y aplican descuentos que ayudan al ahorro.
Sin ir más lejos, AECOC en colaboración con Phenix han realizado un estudio del desperdicio alimentario. Según dicho estudio, un 62% de los consumidores asegura que elegiría su supermercado en función de las medidas que adopte frente al desperdicio, mientras que solamente un 32% afirma conocer si su establecimiento habitual tiene iniciativas en este ámbito.
LAS ESTRATEGIAS DE CARREFOUR, ALDI Y ALCAMPO FRENTE AL DESPERDICIO REFUERZAN SU VÍNCULO CON LOS CONSUMIDORES
Asimismo, esta tendencia se vuelve un factor en el que Carrefour, Alcampo y Aldi pueden capturar clientes de la competencia. Los consumidores cada vez están más interesados en conocer qué hacen los supermercados con los productos no vendidos, lo que pone de manifiesto una demanda creciente de transparencia y comunicación por parte del consumidor.
Sin ir más lejos, algunas de las estrategias que tejen los supermercados, como por ejemplo Carrefour, es aplicar descuentos en productos próximos a caducar, que permite evitar el desperdicio y generar ahorro inmediato. O, visibilizar las acciones en el punto de venta y canales digitales, aumentando la transparencia y el reconocimiento por parte del consumidor como observamos también en Carrefour.

«Los datos hablan por sí solos y representan una oportunidad evidente para los supermercados. Hoy, comunicar de forma transparente las acciones contra el desperdicio ya no es solo una cuestión de responsabilidad, sino una vía directa para conectar con los valores del consumidor», señala la directora de Marketing y Comunicación de Phenix España, María Muriano.
LA NUEVA LEY FRENTE AL DESPERDICIO ALIMENTARIO
En este contexto, un 36% de la población admite tirar alimentos; los supermercados y otros establecimientos también tienen un papel clave. No solo pueden optimizar su propia gestión de excedentes, sino que, por su cercanía con el consumidor, son un espacio estratégico para sensibilizar, educar y fomentar hábitos de compras más responsables.
Si bien, con la entrada en vigor de la nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, se han puesto en marcha varias medidas que los supermercados también deberán aplicar. Hablamos de un conjunto de recomendaciones coherentes en toda la cadena de suministro, que pasan por evitar las pérdidas en la producción y la cosecha mediante prácticas sostenibles tanto técnica como socioeconómica y ambientalmente; asegurar instalaciones y medios de almacenamiento, asegurando la disponibilidad de materias primas; mejorar las técnicas de etiquetado y mercadotecnia, generando alimentos seguros y nutritivos que no se desperdicien o descarten.
«La sociedad española y europea, así como las instituciones nacionales y comunitarias, no han permanecido ajenas a la situación que afecta las pérdidas y el desperdicio alimentario a todos los eslabones de la cadena alimentaria, reclamando medidas para la prevención y la reducción de las pérdidas y desperdicio alimentario, las cuales brindarán una gran oportunidad para asegurar el abastecimiento alimentario, reducir los riesgos medioambientales, conservar recursos no renovables para otros usos y evitar pérdidas económicas», se notifica en el BOE.

Entre los objetivos de la ley cabe destacar el fin de dar respuesta al objetivo sobre producción y consumo responsable de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se reducirá la generación de residuos alimentarios en la producción primaria, en la transformación y en la fabricación, en la venta minorista y otros tipos de distribución de alimentos, así como en los hogares de forma que se logre una reducción del 50% de residuos alimentarios per cápita en el plano de la venta minorista y del consumo.