martes, 3 junio 2025

Patatas asadas en Airfryer: Crujientes por fuera, jugosas por dentro y rellenas de lo que más te guste

Las patatas asadas son un clásico universal, una guarnición reconfortante que evoca calidez y sabor casero. Con la llegada de la freidora de aire (airfryer), hemos descubierto una forma más rápida, eficiente y saludable de lograr ese exterior dorado y crujiente que tanto nos gusta. Sin embargo, a veces, en la búsqueda de ese exterior perfecto, el interior puede quedar algo seco. ¡Pero no temas! Existe un truco, una combinación de técnica y pequeños secretos, para asegurar que tus patatas asadas en airfryer sean la envidia de cualquier mesa: espectacularmente crujientes por fuera y, lo más importante, increíblemente tiernas y jugosas por dentro. Prepárate para elevar tus patatas a un nuevo nivel.

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La humilde patata (Solanum tuberosum) tiene una historia fascinante. Originaria de la región andina de América del Sur, específicamente del área que hoy comprende Perú y Bolivia, fue cultivada por primera vez hace entre 7,000 y 10,000 años. Durante siglos, fue un alimento básico para las civilizaciones inca y preincaicas.

No fue hasta el siglo XVI que los exploradores españoles introdujeron la patata en Europa. Inicialmente, fue recibida con escepticismo e incluso miedo, considerada no apta para el consumo humano o incluso venenosa por algunas poblaciones. Sin embargo, su resistencia, adaptabilidad a diferentes climas y su valor nutricional gradualmente la convirtieron en un cultivo fundamental en todo el continente, especialmente a partir del siglo XVIII, ayudando a combatir hambrunas y a sostener a poblaciones crecientes.

Asar patatas, probablemente primero en rescoldos de fuego y luego en hornos, se convirtió en una forma popular de prepararlas, realzando su dulzor natural y creando una textura deliciosa. Las «roast potatoes» británicas, las «patatas panaderas» españolas o las «Bratkartoffeln» alemanas son solo algunos ejemplos de la diversidad de esta preparación.

La freidora de aire, inventada a principios del siglo XXI (Philips presentó su primer modelo Airfryer en 2010), revolucionó la cocina casera al ofrecer una manera de «freír» alimentos utilizando aire caliente circulante a alta velocidad, logrando texturas crujientes con una fracción del aceite utilizado en la fritura tradicional. Adaptar la clásica patata asada a este electrodoméstico fue un paso natural, buscando replicar la magia del horno pero con mayor rapidez y eficiencia. El reto: conseguir la misma terneza interior que un horneado lento puede proporcionar.

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Ingredientes (para 2-4 personas)

  • Patatas: 500-700g de patatas de buena calidad. Las variedades ideales son aquellas con un contenido medio de almidón, que mantienen su forma pero se vuelven tiernas por dentro y crujientes por fuera. Algunas buenas opciones:
    • Roja (Red Pontiac, Desiree): Suelen tener una piel fina y una pulpa cerosa que queda tierna.
    • Yukon Gold (o similar amarilla): Tienen una textura cremosa y un sabor ligeramente mantecoso.
    • Kennebec o Russet (si buscas un interior más harinoso tipo «baked potato» pero crujiente por fuera): Estas son más almidonosas; el truco de la pre-cocción es aún más vital aquí. Evita las muy cerosas (como las de ensalada) si buscas el máximo contraste de texturas.
  • Agua (para el truco de pre-cocción)
  • Sal: 1-2 cucharaditas para el agua de pre-cocción, y sal fina o en escamas al gusto para el aderezo final.
  • Aceite de oliva virgen extra: 1-2 cucharadas. Es suficiente para ayudar a dorar y dar sabor.
  • Pimienta negra recién molida: Al gusto.
  • Opcional para sabor extra (añadir con el aceite):
    • 1-2 dientes de ajo picados muy finos o 1 cucharadita de ajo en polvo.
    • 1 cucharadita de pimentón dulce o ahumado.
    • 1 cucharadita de hierbas secas (romero, tomillo, orégano, o una mezcla de hierbas provenzales).
    • Copos de chile (si te gusta un toque picante).

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