Las patatas bravas son un plato emblemático de la cocina española, conocido por su sabor contundente y su carácter crujiente. Estas deliciosas papas fritas, acompañadas de una salsa picante y cremosa, se han convertido en una tapa favorita en bares y restaurantes de todo el país. Cada región y cada chef tiene su propia versión, lo que resulta en una variedad de opciones que pueden satisfacer todos los gustos. En este artículo, exploraremos la historia de las patatas bravas, los ingredientes necesarios, una receta detallada paso a paso, y sugerencias de acompañamiento y variantes que realzarán este plato clásico.
El origen de las patatas bravas no está claramente documentado, pero se cree que se remontan a los años 60 en Madrid y Barcelona. Aunque su nombre «bravas» sugiere un tono picante, en sus inicios, el plato variaba en cuanto a los ingredientes usados en la salsa. Algunos afirman que las patatas bravas se popularizaron como una respuesta a la creciente demanda de tapas en los bares, convirtiéndose rápidamente en un elemento básico en las cartas de tapas.
La salsa brava, que acompaña a las patatas, se elabora generalmente con una mezcla de tomate, ajo y especias, y no hay un acuerdo universal sobre su receta. En algunas versiones, se incorporan pimientos o mayonesa, añadiendo a la variedad de sabores que se pueden encontrar en el plato. Con el tiempo, las patatas bravas han ido enriqueciendo su nivel de complejidad, y ahora son un símbolo de la cocina española, representando la esencia de compartir buenos momentos y conversar en la mesa.
4Variantes de las patatas bravas

Las patatas bravas se pueden modificar y adaptar de diversas maneras según los gustos y preferencias:
Patatas bravas con salsa de tomate
Algunas recetas varían la salsa brava por una salsa de tomate picante, que puede aportar un toque diferente y menos picante, ideal para los que no les gusta el picante fuerte.
Patatas bravas con salsa tártara
Otra opción interesante es acompañar las patatas bravas con salsa tártara, proporcionando un frescor que contrasta bien con la fritura.
Patatas bravas al horno
Para una opción más ligera, puedes asar las patatas en el horno en lugar de freírlas. Sazona con aceite de oliva, sal y pimentón y hornéalas a 200 °C (392 °F) hasta que estén doradas.
Patatas bravas con pimientos
Añadir pimientos asados o jalapeños en la salsa también puede llevar el plato a otro nivel, ofreciendo sabor y color.