Las autoridades de EE.UU. buscan cómo invertir en banda ancha en telecomunicaciones manteniendo los precios bajos, pero las grandes empresas tecnológicas (Google, Meta, Amazon, Apple, Microsoft, TikTok y Netflix) se benefician de la creciente capacidad de la red sin contribuir financieramente a la recuperación de los costos que generan. Eso allí. En Europa, no solo ocupan y usan las redes sin aportar inversión, sino que apenas pagan impuestos por su actividad en la región, donde contribuyen a sobrecargar las red con cuyo uso ganan ingentes cantidades de dinero.
En EE.UU. se han puesto en marcha para paliar esta injusticia, y a pesar de lo convulso de su política actual marcada desde la histriónica presidencia de Donald Trump, un grupo bipartidista de legisladores ha reintroducido y presentado el pasado miércoles 7 de mayo la Ley de Reducción de los Costos de Banda Ancha para los Consumidores de 2025 para abordar este desequilibrio. Esta ley propone propone reformar el Fondo de Servicio Universal (USF), de 9.000 millones de dólares, que apoya el acceso a la banda ancha en zonas rurales y tribales.
Es una ley en la que se han involucrado senadores de ambos partidos y que cuenta con el apoyo de más de cinco asociaciones comerciales nacionales, 48 asociaciones estatales y 350 proveedores de banda ancha rurales estadounidenses, y quiere conseguir incluir a los proveedores de banda ancha y de borde (por ejemplo, las grandes tecnológicas) como contribuyentes al Fondo de Sufragio Universal (FSU). Tal y como señalan los analistas especializados de Strand Consult, en un plazo de 18 meses a partir de su aprobación, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) llevará a cabo un proceso de reglamentación para establecer contribuciones equitativas y no discriminatorias de estos proveedores.
Estos consultores daneses especializados lo dejan bien claro: el problema está en que las grandes empresas tecnológicas obtienen unos 200.000 millones de dólares anuales en ingresos de las regiones financiadas por el USF sin contribuir al programa de 9.000 millones de dólares, por el que cerca de 100 millones de estadounidenses se pueden conectar a internet a lo largo del año. Al cambio, Google, Meta, Amazon, Apple, Microsoft, TikTok o Netflix reciben de cada hogar financiado por los USF unos 1.500 dólares anuales, y de las empresas de esas zonas unos 20.000 dólares más más aproximadamente.
En EE.UU, al igual que en Europa, la regulación limita: allí impide que los proveedores de banda ancha aumenten sus precios para recuperar el uso de la red por parte de las grandes tecnológicas
Además, «el 25% del tráfico de la red de banda ancha corresponde a publicidad, por la que los consumidores pagan al mismo precio que el contenido deseado, aunque no lo soliciten», indican los analistas. También apuntan al mismo problema que tienen en Europa Telefónica, Orange, Vodafone o Deutsche Telecom; una suscripción de banda ancha (fibra óptica o datos móviles) de 50 dólares, o euros, «cubre la tecnología de acceso, la administración de cuentas, la seguridad y la atención al cliente; no necesariamente cubre los costos fijos o variables relacionados con la implementación o actualización de la red.
Allí también, según Strand Consult «la regulación impide que los proveedores de banda ancha aumenten sus precios para recuperar el uso de la red por parte de las grandes tecnológicas. Además, los proveedores de banda ancha carecen de poder de mercado y tienen dificultades para negociar la recuperación de costos con las grandes tecnológicas, cuyo bloqueo de las soluciones basadas en el mercado agrava la escasez de infraestructura».
Así, la Ley que sin duda saldrá adelante por el consenso político, «aborda este fallo del mercado al exigir contribuciones equitativas de las grandes tecnológicas, frenar sus prácticas anticompetitivas y estabilizar el Fondo de Servicio Universal para apoyar la conectividad rural». Si en Europa no se plantea una política similar, puede que la brecha tecnológica con los EE.UU se haga todavía más y más ancha y profunda.
exigir contribuciones a los proveedores de borde puede encontrar resistencia por parte de los gigantes tecnológicos, como Google, Meta, Amazon, Apple, Microsoft, TikTok o Netflix, «pero iguala las condiciones para los operadores de banda ancha»
Los consultores lo tienen claro y entienden que exigir contribuciones a los proveedores de borde puede encontrar resistencia por parte de los gigantes tecnológicos, como Google, Meta, Amazon, Apple, Microsoft, TikTok o Netflix, «pero iguala las condiciones para los operadores de banda ancha».
Además, estas tarifas provienen del clásico manual de mercado bilateral se utilizan en muchos sectores, como el energético, los servicios financieros, el transporte, la hostelería, la educación en línea, etc. «Es el mismo modelo que utilizan las grandes tecnológicas para vender servicios en la nube: un pago basado en el tráfico y las características. Como alternativa, la evaluación del USF podría compararse con una tarifa de reserva o envío, una cantidad que cubre el coste real de operar una red».

EUROPA DEBERÍA SEGUIR LOS PASOS DE EE.UU
Los analistas ya advierten que pocos países han implementado políticas efectivas de recuperación de costos de banda ancha. Solo los responsables políticos de Estados Unidos, Corea del Sur, el Caribe y, en cierta medida, Brasil, han analizado datos reales de tráfico, costes e ingresos para elaborar modelos realistas de recuperación de costos. En Estados Unidos parten de la existencia de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), cuyo principio fundamental es claro: los principales usuarios y beneficiarios de las redes deben contribuir a cubrir los costos que generan.
En España se han invertido más de 2.000 millones de dinero público, dinero de todos los españoles, desde el año 2028 para dotar a nuestro país de infraestructuras digitales tanto en redas móviles (5G) como en banda ancha (fibra FTTH) a través de los programas Redes activas y UNICO, también pensado para llevar la conectividad a zonas rurales y menos pobladas. Son redes que al fin y al cabo usan las tecnológicas estadounidenses, y chinas, sin pagar un euro por ellas. En toda Europa, el sector teleco afronta una brecha de inversión de 200.000 millones de euros.
Álvarez-Pallete: «Las telecos compiten con las «grandes potencias tecnológicas porque participan en nuestro negocio y no lo hacemos en las mismas condiciones»
Así lo aseguraba el entonces presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, durante el Mobile Word Congress (MWC) de 2024, donde alzó la voz para pedir que las grandes tecnológicas abandonaran sus «comportamientos abusivos» y que contribuyeran al desarrollo de las redes que además iban a enfrentar el ‘boom’ de tráfico asociado a la IA, mientras destacaba que uno de los problemas no resueltos de la industria de las telecomunicaciones era ese coste del despliegue de las redes y que son las operadoras las que correr con esa inversión. Los líderes de las grandes telecos europeas (Vodafone, Orange y Deutsche Telecom estuvieron de acuerdo con él).
El pasado mes septiembre de 2024, el mismo Álvarez-Pallete volvió a reivindicar que las telecos compiten con las «grandes potencias tecnológicas porque participan en nuestro negocio y no lo hacemos en las mismas condiciones». De aquella señaló a las instituciones europeas que mantenían a las telecos hiperreguladas, mientras miraban para otro lado en materia de legislación para las grandes tecnológicas que «disfrutan de sus infraestructuras» sin que Netflix, HBO Google, Meta, Amazon, Apple o Meta tengan que abonar ninguna cantidad por el uso de las mismas.
El ex presidente de Telefónica también fue muy duro al indicar que empresas como Google, Netflix o Facebook son «expropiadoras de datos de las familias españolas». Su sucesor, Marc Murtra, coindice con él. No ha sido tan duro en sus manifestaciones todavía, pero durante la pasada Junta de accionistas del 10 de abril ya reclamó que en Europa es necesario crear una mayor concentración en los sectores tecnológicos para frenar el poder de los gigantes de EE.UU.