Es el programa más longevo de la cadena Cuatro y uno de los más longevos de la televisión. Cada domingo, ‘Cuarto Milenio’ ameniza la velada con sus misterios, sus historias fantásticas y su equipo de investigación. Su pegadiza sintonía y sus famosas recreaciones ya son todo un mito en la televisión. En septiembre arrancó su vigésima temporada con una sólida audiencia, y tras tantos años, son muchos los que se preguntan cómo “la nave del misterio” puede mantener viva su esencia. Hacemos un pequeño análisis sobre ello.
5Unos colaboradores de lujo
Iker Jiménez y Carmen Porter saben bien que, para enloquecer a la audiencia, deben contar con colaboradores de altísima calidad. Precisamente son aquellos profesionales denostados o vetados en otros medios, y que han encontrado en ‘Cuarto Milenio’ un buen altavoz. Gracias a este programa hemos descubierto grandes cerebros como el de Enrique de Vicente, fundador y director de la revista Año/Cero, y presidente de la Sociedad Española de Parapsicología. Tachado de “conspiranoico” por muchos, es uno de los grandes atractivos del programa para otros tantos.
El legendario escritor e investigador Javier Sierra es otro habitual en el equipo. Es muy conocido por sus novelas y sus trabajos de investigación, muy centrados en la historia, la simbología y todo aquello que la ciencia no puede explicar. Javier Pérez Campos, también periodista, es redactor y reportero del programa, y hemos podido verlo en los parajes más tenebrosos y extraños, analizando las diferentes energías existentes y llegando a obtener numerosas psicofonías.
‘Cuarto Milenio’ comenzó su vigésima temporada en septiembre de este año con una audiencia destacable. El formato no suele bajar del 6% de share y los 700.000 espectadores. ¿El secreto? Como diría Iker Jiménez, es un misterio. O quizá no tanto, pues este espacio es la combinación de años de trabajo que han fidelizado al público, sumados a una identidad propia y diferencial, y a unos colaboradores únicos. Todo parece indicar que la nave del misterio seguirá despegando por mucho tiempo más.