En los últimos años, el panorama fiscal en España ha sido objeto de diversos cambios y decisiones judiciales que han tenido un impacto significativo en el déficit público del país. El Banco de España, en sus recientes proyecciones macroeconómicas, ha analizado detalladamente estos factores y su influencia en la evolución del déficit en los próximos años.
Las sentencias relacionadas con la deducción del IRPF para ciertos mutualistas y la inconstitucionalidad de varios aspectos del Real Decreto-Ley de 2016 sobre el Impuesto de Sociedades han sido dos de los elementos clave que han llevado al Banco de España a revisar sus estimaciones. Estos fallos judiciales podrían suponer un aumento del déficit de aproximadamente 0,2 puntos porcentuales del PIB en 2024.
Mejora en las Previsiones del Déficit Público para 2024
A pesar del impacto negativo de las sentencias mencionadas, el Banco de España ha mejorado sus proyecciones respecto al déficit público para el año 2024. Actualmente, se estima que el déficit se situará en el 3,3% del PIB, lo que representa una reducción de dos décimas en comparación con la estimación anterior. Sin embargo, esta cifra sigue estando por encima del 3% que el Gobierno ha calculado para ese mismo año.
Es importante destacar que el Banco de España no ha incorporado en sus últimas proyecciones la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la incompatibilidad del tramo autonómico del Impuesto sobre Hidrocarburos con la normativa europea. Esta sentencia, conocida después de la fecha de cierre de las previsiones, podría generar nuevas obligaciones de gasto para las administraciones públicas y, en consecuencia, un aumento adicional del déficit.
Medidas que Apuntan a una Rebaja del Déficit
Aunque las sentencias judiciales han tenido un impacto negativo en las previsiones del déficit, el Banco de España también ha considerado otras medidas que podrían contribuir a su reducción. La extensión de las medidas transitorias de ingresos relacionadas con los gravámenes temporales a las empresas energéticas y entidades financieras hasta 2025, junto con otros cambios menores, se estima que supondrán una disminución del déficit de una décima en ese año.
No obstante, se prevé que estas medidas aporten una décima más de déficit en 2026, debido a factores como la suspensión de las contribuciones ordinarias al Fondo de Garantía de Depósitos a partir de 2025, una vez que se haya alcanzado el tamaño objetivo del Fondo establecido por ley.
Incertidumbre sobre la Conversión de los Gravámenes en Permanentes
El Banco de España ha señalado que la conversión de los gravámenes temporales a las empresas energéticas y entidades financieras en permanentes sigue estando sujeta a un elevado grado de incertidumbre. Debido a la falta de información suficiente al respecto, esta conversión no se ha incluido en las proyecciones actuales.
Para los años 2025 y 2026, el organismo ha recortado en cuatro décimas la proyección de déficit, situándolo en el 3,1% y el 3,2%, respectivamente. Estas cifras se encuentran por debajo de las anteriores previsiones, pero aún dejan a España en una situación de incumplimiento frente a las reglas fiscales marcadas por Bruselas, que exigen bajar el déficit por debajo del 3%.
En cuanto al gasto financiado con los fondos europeos del programa ‘Next Generation EU’ (NGEU) y su instrumento principal, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), el Banco de España mantiene inalteradas sus estimaciones en comparación con las proyecciones de marzo. Se espera que el gasto asociado a estos fondos, que se situó en el 0,2% y el 0,4% del PIB en 2021 y 2022, respectivamente, aumente hasta el 0,7% en 2023 y continúe creciendo en 2024 hasta alcanzar alrededor del 1% del PIB, cifra en torno a la cual se estabilizará durante el resto del horizonte de proyección.
Según el Banco de España, el impacto máximo del programa NGEU sobre el nivel de PIB de la economía española se materializaría en los años 2025 y 2026. En conjunto, se prevé que el tono de la política fiscal en 2024 sea ligeramente contractivo, mientras que en 2025 y 2026 la orientación presupuestaria se tornaría aproximadamente neutral. Es importante tener en cuenta que la aplicación de las nuevas reglas fiscales europeas, en vigor desde el pasado 30 de abril, implicará la necesidad de un tono contractivo de la política fiscal española a partir de 2025, aspecto que no ha sido incorporado en este ejercicio de proyecciones.