S&P pronostica que las inversiones en renovables se acercarán al billón en 2024

Las inversiones en tecnologías ligadas a la generación de energías renovables pueden alcanzar los 800.000 millones de dólares este año, lo que traducido a euros resulta en 735.000 ‘kilos’, casi tres cuartos de billón. Así lo ha pronosticado Standard & Poor Global Commodity Insights, en un estudio que sitúa entre el 10 y el 20% el aumento del gasto respecto a 2023.

La generación solar disfrutará de la mayor parte del gasto adicional, alrededor del 55% de la inversión total. La eólica terrestre será el segundo segmento más grande en términos de inversión absoluta, pero crece más lentamente; mientras que las áreas de más rápido crecimiento en nuevas inversiones son el almacenamiento de energía de baterías y la electrólisis.

S&P Global Commodity Insights ha rastreado más de 6.500 proyectos individuales de almacenamiento solar y energético cuya puesta en funcionamiento está prevista para en 2024, además de millones de proyectos ya entregados, reportando que las oportunidades de inversión son «muy dispersas». En 2024 se pondrán en marcha unos 150 proyectos de hidrógeno verde y 65 proyectos de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés).

LA INDUSTRIA DE RENOVABLES ESTÁ DESARROLLANDO ESTRATEGIAS PARA REDUCIR LA HUELLA DE CARBONO EN LAS PARTES MÁS ENERGÉTICAMENTE INTENSIVAS DE SU CADENA DE VALOR

Las inversiones en renovables seguirán siendo impulsadas desde la arena política, en particular todo lo relacionado con las nuevas tecnologías. En concreto, las regulaciones de CCUS continuarán evolucionando, impulsando un gran aumento en la cartera de proyectos: «El primer mandato para almacenar CO2 en Europa reduce las incertidumbres en torno a la infraestructura necesaria para el transporte y almacenamiento de este gas y proporciona una señal positiva al mercado mundial de CCUS», resalta el informe de S&P, que también destaca el «similar panorama» del hidrógeno renovable, «con subastas en curso en Australia, India, el Reino Unido, la Unión Europea (UE) y sus estados miembros»; así como la actividad reguladora en Estados Unidos en torno a la fiscalidad del hidrógeno.

La industria de renovables, señala el estudio, ha sido acusada en el pasado de no centrarse lo suficiente en la reducción de la huella de carbono en las partes más energéticamente intensivas de la cadena de valor. Sin embargo, «las cosas han cambiado», y los fabricantes están desarrollando estrategias para reducir las emisiones en el núcleo de sus procesos productivos.

S&P señala dos claves en el camino de la industria de renovables hacia la descarbonización. Por un lado, el uso de recursos de electricidad con bajas emisiones de carbono, como las energías renovables y la energía hidroeléctrica, reduciendo la presencia de carbón o gas natural. «En el caso de la energía fotovoltaica, donde alrededor del 90% de todas las emisiones de CO2 provienen del consumo de electricidad, esto es factible», indica el informe. En segundo lugar, «cambiando procesos en tecnología y materiales», explorando elementos y técnicas menos invasivas para la fabricación de baterías o paneles solares, por ejemplo.

LA UE DEBE MEJORAR SU ESTRATEGIA DE APOYO A LA INDUSTRIA DE RENOVABLES

Aunque el pronóstico general es bueno, no son pocos ni pequeños los retos a los que tendrá que enfrentarse el sector este año. El exceso de oferta causado por el enorme pipeline de proyectos ha desembocado «en una guerra de precios que está devorando los márgenes de beneficios». Si a esto le sumamos el aumento generalizado de los gastos de capital, en especial en el ámbito de la eólica marina, cada vez es más difícil levantar instalaciones en EEUU y Europa, «lo que pone en riesgo los esfuerzos de localización de la industria».

En el caso de Europa, la UE estableció importantes objetivos de energías renovables y fabricación, «pero sin criterios de apoyo claros para la industria local», lo cual es fundamental para el desarrollo de la fabricación», critica el documento de S&P.

«Cualquier fabricante, antes de tomar decisiones de inversión, debe estar seguro de la existencia de una demanda de mercado para productos fabricados localmente, ya que los mayores costes de fabricación en Estados Unidos y Europa impiden que se exporten, debido a la competencia global», señala.