sábado, 19 julio 2025

¿Por qué los bots no pueden engañar a la casilla de ‘No soy un robot’?

En el siempre cambiante paisaje digital, la lucha contra la infiltración de bots y la automatización fraudulenta se ha convertido en una prioridad para las plataformas en línea. Una de las herramientas más reconocibles en este campo es el sistema de prueba CAPTCHA, diseñado inicialmente por Google hace casi una década para detectar y detener actividades automatizadas no deseadas.

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La clave es demostrar que somos realmente humanos

La clave es demostrar que somos realmente humanos

A pesar de que Google plantea la pregunta y presenta la casilla «No soy un robot» como una guía textual, la clave para demostrar la autenticidad humana va más allá de simplemente seguir instrucciones. Lo esencial radica en la naturaleza de los movimientos realizados con el ratón. Mientras que los robots tienden a ejecutar movimientos rectos y directos hacia su objetivo, los seres humanos adoptamos patrones más arbitrarios pero determinados.

La singularidad de los patrones de movimiento humano con el ratón se revela como un aspecto fundamental para las plataformas que implementan reCAPTCHA. Estos movimientos impredecibles, pero deliberados, resultan prácticamente imposibles de replicar por una máquina, confiriendo a los usuarios la capacidad de autenticarse de manera eficiente y segura. Así, simplemente al marcar una casilla, Google logra detectar la distinción entre humanos y robots, estableciendo una barrera infranqueable para la automatización no deseada en la web.


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