Nace un ‘monstruo’ petrolero con la compra de Endeavor por un grande del NASDAQ

Diamondback Energy, uno de los ‘gallitos’ estadounidenses del petróleo y el gas, ha llegado a un acuerdo para adquirir Endeavor Energy Resources, uno de sus principales adversarios en el sector, formando así un nuevo coloso de los hidrocarburos en el mercado estadounidense, cada vez más propenso a las fusiones y las concentraciones.

La transacción, compuesta de efectivo y acciones, ha sido cifrada en unos 26.000 millones de dólares (24.104 millones de euros al cambio actual), incluida la deuda neta de Endeavor. El resultado será un operador independiente de primer nivel en Cuenca Pérmica, situada entre Texas y Nuevo México.

El acuerdo contempla una contraprestación de alrededor de 117,3 millones de acciones ordinarias de Diamondback Energy y el pago de 8.000 millones de dólares en efectivo (7.417 millones de euros).

Como resultado de la transacción, se espera que los accionistas existentes de Diamondback Energy, compañía que cotiza en el índice NASDAQ, posean aproximadamente el 60,5% de la compañía combinada y que los accionistas de Endeavor controlen alrededor del 39,5%.

DIAMONDBACK Y ENDEAVOR, EN LA LÍNEA DEL MERCADO

«Esta combinación cumple con todos los criterios necesarios para una combinación exitosa: lógica industrial sólida con sinergias tangibles, mejor asignación de capital combinada y una importante acumulación financiera a corto y largo plazo», ha declarado el presidente y consejero delegado de Diamondback, Travis Stice. «Con esta combinación, Diamondback no sólo se hace más grande, sino que también mejora», ha añadido.

La incorporación de Endeavor a la cartera de Diamondback está en sintonía con la ascendente tendencia de fusiones y adquisiciones dentro del sector de los hidrocarburos en Estados Unidos. Compañías ya enormes se unen o se devoran unas a otras para formar entidades con un tamaño y capitalización de órdago, con el objetivo de aumentar su resiliencia y aguante en un mercado menos estable que hace una década. Tras unos años prácticamente baldíos en materia de grandes operaciones, los ‘gallitos’ de los combustibles fósiles parecen haberse conjurado para ser menos en el corral, y, sobre todo, más grandes.

Primero fue Exxon Mobil, que el 11 de octubre acordó la compra del productor de petróleo de esquisto Pioneer Natural Resources por 58.000 millones de dólares (54.680 millones de euros). La operación está en sintonía con la visión, compartida por el resto de ‘grandes’, de que el petróleo y el gas seguirán siendo fundamentales para el ‘mix’ energético mundial en las próximas décadas. Chevron dijo al respecto que esta adquisición proporcionará «un crecimiento más rápido y rendimientos más generosos a los inversores».

DESDE FINALES DEL AÑO PASADO, SE HA DESTAPADO UNA AUTÉNTICA VORÁGINE DE FUSIONES Y ADQUISICIONES ENTRE GRANDES COMPAÑÍAS ENERGÉTICAS ESTADOUNIDENSES, DESTACANDO LA COMPRA DE PIONEER POR PARTE DE EXXON Y LA DE HESS POR CHEVRON

Estas declaraciones fueron una pista de lo que la propia Chevron estaba a punto de hacer: a fines de ese mismo mes, el gigante llegaba a un acuerdo para la compra de la compañía de exploración de gas y petróleo Hess por 53.000 millones de dólares (unos 50.000 millones de euros).

Chevron se hizo con la totalidad de las acciones de su antigua rival Hess, para lo que se comprometió a pagar 171 dólares (161 euros) por cada una de las participaciones, con una prima de alrededor del 10%. Los accionistas de Hess, por su parte, reciben 1.025 acciones de Chevron por cada una que poseyeran de la empresa absorbida, dando a la compañía un valor empresarial total de 60.000 millones de dólares (56.574 millones de euros), incluyendo la deuda.

Esta vorágine coincide con el imparable ascenso de Estados Unidos como productor y exportador de crudo, gracias a los avances en el ‘fracking’ o extracción no convencional de petróleo de Esquisto. Sin ir más lejos, el país norteamericano acaparó la mayor cuota de las importaciones españolas de ‘oro negro’, alcanzando el 14,1% del total.

La fiebre de las ‘megafusiones’ también alcanza al gas, destacando la unión entre Chesapeake y Southwestern Energy. En enero, se conoció que ambas empresas se harían una sola mediante un intercambio de acciones con una valoración de 7.400 millones de dólares (6.758 millones de euros). El amalgama resultante es el mayor productor estadounidense de gas.