Despertar fatigado y sin vitalidad es una realidad para muchos, quienes inician su día exhaustos, recurriendo al café como primera medida para afrontar sus labores diarias. Parte del problema podría recaer, precisamente, en ese café matutino y otros factores corregibles. Según expertos en nutrición, la alimentación desempeña un papel crucial al iniciar el día, influyendo en nuestros niveles de cortisol, la hormona del estrés. Algunos errores comunes en las primeras horas del día, como el hábito del café, pueden obstaculizar el arranque con energía.
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Establecer rutinas proporciona la ventaja de realizar tareas de manera automática, sin tener que pensar demasiado. En la mañana, cuando aún estamos medio dormidos, es preferible evitar concentrarse en esfuerzos innecesarios. Al seguir rutinas, permitimos que nuestro cerebro se active gradualmente sin agotar su capacidad de trabajo. Esta práctica nos ayuda a conservar energía para momentos en los que realmente la necesitemos a lo largo del día.
