Pablo Motos se convierte en el ‘Guiñol’ de Canal Plus para el Gobierno de Pedro Sánchez

La mezcla de política y entretenimiento en materia televisiva no resulta un menú recomendable para la hora de la cena en La Moncloa, a cuyos huéspedes hace un cuarto de siglo se les indigestaban ‘Las noticias del Guiñol’ de Canal+, hace una década ‘El Intermedio’ y hoy en día ‘El Hormiguero’ de Pablo Motos.

«Dirigentes del PP consideran necesario poner en marcha un Contraguiñol», abría el diario ‘ABC’ el viernes 4 de abril de 1997 con los monigotes de los mismísimos José María Aznar y Ana Botella haciendo inolvidable aquella portada.

Prisa utilizó sus guiñoles frente al malhumorado y censor ‘aznarismo’, que tarde y mal los contraprogramó desde Antena 3 con unos efímeros muñecos que naufragaron bajo el título ‘Qué trabaje Rita’.

Mariano Rajoy, no se sabe si en el despiste o la estrategia, le preguntaba a sus cercanos que qué coño era aquello de ‘El Intermedio’, azote de la corrupción de Partido Popular hasta que las presiones de Génova 13 le limaron los colmillos.

Y Pedro Sánchez no traga a ‘El Hormiguero’, quizá porque Motos cobija a ‘antisanchistas’ como Alfonso Guerra y por moderar cojas mesas en las que la política y el entretenimiento, ¡ay!, se mezcla.

PABLO MOTOS

‘El Hormiguero’ apenas habla de política, en comparación con guiñoles o el informativo satírico de Wyoming, pero los comentarios de Motos y sus desatinados tertulianos (Cristina Pardo, Juan del Val y Tamara Falcó) se viralizan a gran velocidad para enfado del Gobierno.

Las perlas de cada semana parecen molestar a La Moncloa, cuyos satélites parecen estar exprimiendo la campaña surgida en las redes sociales contra Motos, por sus conocidos excesos, y contra su camarilla, que en feliz metáfora de Facu Díaz le monta un ‘Good Bye Lenin!’ a su hipersensible jefe.

Lo cierto es que algunos satélites gubernamentales ‘sanchistas’ parecen más pendientes de linchar a Pablo Motos que de salvar la ruina de la empresa a la que reportan. Y eso no deja de ser un émulo de las campañas mediáticas por motivos ideológicos que tantas veces organiza la derecha contra personajes contrarios al poder de turno.

SÁNCHEZ ES FELIPISTA EN MATERIA MEDIÁTICA

Los tics liberticidas en materia mediática, tan tradicionales en el PP, parecen haber sido copiados por Pedro Sánchez, que dice adorar a José Luis Rodríguez Zapatero, pero en materia mediática se parece al peor Felipe González: manipulación de RTVE, mimos a Prisa, amiguismos varios y guerra contra los medios y personajes ideológicamente adversos.

gOBIERNO

Sabedor de la fortaleza de esos truenos es un personaje torpe y falto de sentido de común sobre sí mismo, Pablo Motos, enemigo del asesor sanchista José Miguel Contreras desde que hace 21 años el presentador dejó Globomedia para fichar por una radio musical de Prisa, ¡las vueltas que de la vida!

Motos hace unos días se ‘mariovaquerizó’ y erró al reírle las gracias al antigubernamental Alfonso Guerra, que ahora se queja de la falta de libertad de expresión que él intentó imponer cuando se creía el rey del mambo, más o menos entre 1982 y 1991.

Y Facu Díaz replicó a Motos: «Hay que ser un cínico y un sinvergüenza para decir eso al tiempo que estás maniobrando con gente de tu productora y de tu cadena para llamar a otros para que dejen de reírse de ti».

SÁNCHEZ Y LOS MEDIOS

Mucho mérito tiene Sánchez por haber mantenerse en Moncloa pese a sufrir el ultraconservador ecosistema mediático español, cautivo y desarmado ante la derrota moral del ahora ayusista Alberto Núñez Feijóo el 26J frente al bloque progresista y plurinacional diseñado por convicción por Pablo Iglesias y ejecutado, por puro interés, por el pragmático presidente del Gobierno.

Sánchez sufre una salvaje deslegitimación de la derecha política, judicial y mediática que no justifica sus pésimos quehaceres en RTVE, regida estos últimos seis años por una comisaria política como Rosa María Mateo, por un directivo que entregó mucho poder en la Corporación al PP (José Manuel Pérez Tornero), y por José Pablo López, que hace feliz al tándem compuesto por José Miguel Contreras y Miguel Barroso, directivos diurnos de Prisa y susurradores nocturnos de Sánchez.

LA TVE ‘PROGRESISTA’

RTVE es todo menos progresista en relación, por ejemplo, con la monarquía. Lo demostró echando al guionista Berni Barrachina por hacer un chiste sobre el emérito, cancelando a Jesús Cintora cuando acechaba al todopoderoso Antonio García Ferreras y apartando a cualquier redactor que osa a proponer algo medianamente crítico con Felipe VI, heredero del pacto de silencio que facilitó las corruptelas de su padre.

La Corporación pública también silencia cualquier información de los ‘Telediarios’ sobre el Sáhara, no quiere saber nada de informaciones sobre el oligopolio energético, y continúa poniendo la alfombra al trío voxero de ‘Masterchef’, ese que le ríe las babas a Luis Rubiales, o a los defraudadores de ‘Cuéntame cómo pasó’.

Y también se lo ponía hasta hace unos meses a la icono de los vientres de alquiler en España, Ana Obregón, que se ausentará la próxima Navidad en la pública por decisión de López quizá para que al pobre Jaime Cantizano no se le atragante el pavo después de que la ‘Fantástica’, según Interviú, le quisiera enviar hace unos años a Los Miami a «darle una paliza» por lo que decían en ‘DEC’ de sus correrías.

PRISA Y RTVE

López, que no da puntada sin hilo, aprovecha la crisis de Telecinco para levantar La 1 con eventos y varios aciertos que no tapan el favoritismo de RTVE hacia las productoras ligadas a Prisa: Bambú, propiedad de Vivendi, tendrá dos seriales diarios en 2024 en La 1; La Coproductora, integrada en el grupo editor de la SER y El País, se volverá a hacer de oro con ‘Días de tele; y The Pool, perteneciente a un accionista del mismo multimedia privado (Andrés Varela Entrecanales), hizo jugosa caja este pasado verano con un guiso que no vio nadie (‘Vamos a llevarnos bien’).,

A José Pablo López, siempre respaldado por periodistas afines, también se le pueden afear los guiños a su exjefe Jaume Roures, da igual cuando estés leyendo esto, o a la ‘pepera’ La Cometa TV, pero no se le puede hurtar el reconocimiento por haber levantado La 1, en parte favorecida por el contraste que representa con el desangelado pasado de la cadena y en parte dopada por la salvaje crisis que sufre Telecinco, que quizá reclame sus servicios para jubilar a Manolo Villanueva.

Sánchez aseguró en la moción de censura a Mariano Rajoy que manipular RTVE era equivalente a ejercer la corrupción, y hoy en día la Corporación pública es una de las dos principales pistas utilizadas por La Moncloa, entregada a la venganza contra los medios que descorchaban champán antes del 26J y todavía sufren la resaca del vinagre vendido a precio de vinazo por un brillante gurú demoscópico que antes del verano se dejó llevar por sus pulsiones y ahora no recobra oxígeno por su ego, Narciso Michavila.