Telefónica lleva más de una década sufriendo las estrictas políticas dictadas desde Bruselas por la Comisión de la Competencia, que vela por que los precios al consumidor sean asequibles mediante un mercado muy fragmentado. Esto ha afectado a la compañía en el ámbito de los clientes a la hora de su permanencia y también en los ingresos. Por ello, para mantenerse como el buque insignia de la inversión española en telecomunicaciones, Telefónica precisa de más clientes, mas usuarios, que suponen más ingresos.
INVESTOR DAY DE TELEFÓNICA
Este 8 de noviembre en su «Inversor Day» (Día del Inversor) la teleco presentará su plan estratégico.
Buena parte del interés residirá en las explicaciones que pueda dar el presidente de la empresa, José Maria Álvarez-Pallete, sobre la entrada en el capital de la teleco por parte del fondo soberano Saudí Telecom y la posible de la SEPI Otro foco de interés es la posible salida a bolsa de Telefónica Tech. Todos estos puntos son clave para recuperar pulso ante la competencia de unas 1.200 operadoras de telefonía. También será relevante la ausencia de ingresos hasta ahora jugosos, como los 300 millones de euros que Digi dejará de pagar por utilizar sus redes mayoristas, porque todo apunta a que será la beneficiaria de los remedies resultantes de la fusión de Orange con MásMóvil. Telefónica la perderá como cliente.
Mercado con precios a la baja, remedies desfavorables y cientos de operadoras que no necesitan más inversión que la propia son los retos que le llega a la gran compañía española directamente impuestas por las políticas de la Unión Europea, excesivamente celosa. Cuando en otras latitudes, como en EE.UU., Brasil o Japón, apenas conviven tendiendo fibra y líneas móviles tres o cuatro operadoras, en España, Telefónica pasó de ser la dueña y señora de las operadoras de telefonía y ahora pelea como una más en el sector más competitivo de todos.
SACUDIDA DE STC Y PRETENSIONES DE LA SEPI
Telefónica es atractiva desde el punto de vista del precio de sus acciones. Este dato, y el hecho de que le fondo soberano saudí STC quiera diversificar sus inversiones orientadas a la tecnología, que es el nuevo petróleo del mundo, fue el detonante de que los árabes, que ya contaban con el 4,9% de las acciones de la empresa, se quisieran reservar otro 5% mediante derivados, tal y como anunciaron el pasado 5 de septiembre.
Digi dejará de pagar por utilizar sus redes mayoristas, porque todo apunta a que será la beneficiaria de los remedies resultantes de la fusión de Orange con Más Móvil, y Telefónica la perderá como cliente
Además, en las últimas semanas el Gobierno de España ha movido ficha a través de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI).
El Gobierno ha tenido que moverse ante la posibilidad de que, al sumar el 9,9%, los árabes se hagan con el control de una empresa claramente estratégica para el país. No es solo porque así lo haya manifestado la vicepresidenta económica Nadia Calviño. Lo es porque tiene millones de euros en contratos con el Ministerio de Defensa, el ejército español y los distintos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y esa seguridad hay que cuidarla. No pueden andar nuestros datos más sensibles en manos de cualquier otro Estado soberano.
Este es el argumento esgrimido por la otra vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, líder de la formación política Sumar, que casi desde los primeros días de septiembre dejó muy claro que en interés del país, España, a través por ejemplo de la SEPI, debía hacerse con alguna titularidad pública de la tecnológica tan implicada en nuestra seguridad en materia de telecomunicaciones.
el Ejecutivo debe aprobar o no esa suma de acciones de Saudí Telecom, que no parece tener demasiada prisa en presentar la documentación para ello
Ya se ha sabido que, de manera sibilina, hasta que se ha reconocido a través de una «información relevante» de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la SEPI ha buscado debajo de las piedras los 1.000 millones entre los empresarios más pudientes del panorama nacional. Se ha publicado que el Gobierno ha tanteado a Florentino Pérez, a Amancio Ortega, a Juan Roig entre otros) porque está valorando comprar una participación de Telefónica, que fuentes del mercado sostienen que sería del 5%, y que, además, está realizando un «análisis exploratorio interno» de la empresa.
Así, el Ejecutivo debe aprobar o no esa suma de acciones de Saudí Telecom, que no parece tener demasiada prisa en presentar la documentación para ello, y que debe recibir el Ministerio de Defensa para dirimir si aprueba o no la suma del 9,9% de STC. Quizá todos los actores implicados estén esperando como agua de mayo lo que Álvarez-pallete le cuente a los inversores, y al mundo, sobre su plan estratégico para sacar a la compañía de la apatía y reforzar su posibilidades comerciales.
LOS SINDICATOS DE TELEFÓNICA, EXPECTANTES
Álvarez-Pallete tiene también la expectación asegurada entre los y las empleadas del gigante tecnológico español. Para la fuerza sindical de la compañía debe despejar todas las incertidumbres laborales y empresariales a largo plazo. Según advierten, en el famoso día 8, también llamado «Capital Markets Day», «la compañía desvelará un plan estratégico que, sin duda, buscará transformar nuestra operativa al objeto de aumentar nuestros principales KPI y demostrar el verdadero valor de Telefónica«.
«No nos cabe ninguna duda de que dicho plan estratégico contendrá medidas referentes a la simplificación y ahorro de costes laborales». Ya saben que el plan estratégico que no va a ser un paseo desde un punto de vista laboral, cuando la empresa ha anunciado que podrá en marcha un mecanismo de bajas para un máximo de 5.000 trabajadores, dotado de 1.000 millones de euros para incentivarlas, y afectará también al área corporativa, para la que se apartarán otros 200 millones de euros.
el plan estratégico contendrá medidas referentes a la simplificación y ahorro de costes laborales
Así, según confirman a MERCA2 desde UGT, en calidad de sindicato más representativo de la empresa, han trasladado a Telefónica «nuestro posicionamiento, que consta de dos puntos fundamentales. Por un lado, vincular la vigencia de un III CEV (Convenio de Empresas Vinculadas) a la duración de este plan estratégico; Por otro, en el caso de que la empresa presente un proceso de salidas, éste deberá seguir la senda de anteriores planes, en cuanto a negociación, diálogo y consenso social».