La transición energética, clave para la industria y la estabilidad financiera europea, según BCE, BEI y AIE

El Banco Central Europeo (BCE), el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) han hecho este viernes un llamamiento a los dirigentes de los países, al sector financiero y a la industria europea para que lleven a cabo una transición energética limpia que sea «justa, rápida y mantenga la competitividad».

En sendas intervenciones ante el plenario de una conferencia celebrada en París, Christine Lagarde (BCE), Werner Hoyer (BEI) y Fatih Birol (AIE) han animado a aumentar la financiación para apoyar «una transición ordenada» y posicionarse entre otros ‘pesos pesados’ de la industria en la nueva economía.

«La transición ecológica es un reto político particularmente complejo, porque es mucho lo que está en juego en caso de fracasar y, aun así, el camino hacia el éxito es muy tortuoso», ha afirmado Lagarde, que ha añadido que es importante «fomentar el mercado financiero verde» que reduzca los riesgos y los costes de este tipo de inversiones.

Para alcanzar las cero emisiones netas para 2050, la AIE prevé que la Unión Europea deberá incrementar sus inversiones en energías ‘verdes’ de forma «considerable» para 2030. De forma similar, los tests de estrés climáticos publicados por el BCE hace unas tres semanas ya advirtieron de que el impacto económico negativo de la transición ecológica será menor cuanto antes se inicie.

«El invierno pasado subrayé que Europa necesitaba un nuevo plan director industrial para seguir el ritmo de otras economías avanzadas. A pesar de su gran mercado interior, su mano de obra cualificada y su investigación y desarrollo punteros en el mundo, aún no hemos visto cómo pondrá en práctica Europa sus ambiciones», ha destacado Birol.

Birol se ha referido a la desventaja competitiva de la industria europea por sus comparativamente elevados precios energéticos y por la ausencia de políticas industriales y de seguridad de suministros, como los puestos en marcha en países como Estados Unidos, China, India, Japón o Corea del Sur.

Así, acelerar la transición ecológica «ayudará a Europa a limitar su dependencia de los principales productores de combustibles fósiles» y a escapar de la volatilidad asociada con estos tipos de energías.

En este sentido, el BEI que dirige Hoyer ha aumentado su financiación de proyectos de energías limpias a «niveles sin precedentes», para lo que ha comprometido 45.000 millones adicionales a los préstamos ordinarios. El objetivo es que estas inversiones públicas atraigan capitales privados hacia el esfuerzo de descarbonización.

«Solo una inversión masiva y rápida en tecnologías de cero neto garantizarán que Europa siga siendo un lugar atractivo para hacer negocios, un lugar donde prospere la innovación, donde florezcan nuevas ideas y se creen riqueza y empleo», ha asegurado Hower.

«También supone un reto, ya que nuestras industrias deben ser rápidas y adoptar el cambio, o corren el riesgo de quedarse atrás», ha resumido.