El lugar de la energía nuclear en el futuro sostenible

Si hay un debate apasionado en el ámbito energético, ese es, sin duda, el de las nucleares. Inseparable del estigma de Chernóbil y Fukushima, la generación de electricidad mediante la fisión del átomo es objeto tanto de ardorosas críticas como de enardecidas defensas: el bando antinuclear condena sus riesgos medioambientales, esgrimiendo las catástrofes del pasado; mientras que los partidarios recuerdan que se trata de una energía abundante, eficiente y limpia.

Durante las últimas décadas, la Unión Europea (UE) ha sostenido una batalla sin cuartel contra las emisiones de CO2, principal responsable del cambio climático. Esta batalla se ha desarrollado en las áreas política, financiera y, sobre todo, regulatoria, a través de directivas y reglamentos orientados a armonizar las normativas de los países miembros. Dentro de este marco, la batería de medidas Objetivo 55 tiene un papel protagonista.

Esta iniciativa debe su nombre al propósito comunitario de reducir las emisiones en al menos un 55% para 2030. La meta final, según establece el propio Consejo, es hacerlo “manteniendo y reforzando la innovación y la competitividad de la industria de la UE”. Con esa premisa, la energía nuclear tiene mucho que decir.

El sector nuclear español se reivindica

El ya autorizado desmantelamiento de la planta de Santa María de Garoña (Burgos) restará un efectivo al pequeño parque nuclear español, que se quedará en seis instalaciones frente a las 58 de Francia, la gran potencia atómica europea.

El Foro Nuclear, que integra a las empresas que operan en el sector, defiende que la producción eléctrica de las centrales de uranio constituye “una pieza esencial en la lucha contra el cambio climático”, puesto que se trata de “una fuente siempre disponible capaz de suministrar grandes cantidades de electricidad sin contaminar la atmósfera”.

“LA ENERGÍA NUCLEAR ES UNA FUENTE SIEMPRE DISPONIBLE CAPAZ DE SUMINISTRAR GRANDES CANTIDADES DE ELECTRICIDAD SIN CONTAMINAR LA ATMÓSFERA”

Foro Nuclear

Pese a que los términos ‘contaminación’ y ‘nuclear’ están ligados en el imaginario colectivo, la verdad científica es muy otra. Las centrales nucleares producen electricidad a través de la fisión del átomo de uranio, proceso en el que no tiene lugar la quema de combustibles fósiles y, por ende, tampoco la emisión de gases de efecto invernadero.

Las suspicacias en torno a las nucleares, por tanto, nada tienen que ver con la polución atmosférica, sino con los peligros asociados a posibles accidentes en las instalaciones y la gestión de residuos radiactivos. Cuestiones separadas con su propia narrativa, pero desligadas de una verdad comprobada: la energía nuclear es, hoy por hoy, insustituible para un abastecimiento eléctrico respetuoso con los objetivos de emisiones.

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Potencia sin CO2

Según los registros del Foro, en 2022 los siete reactores nucleares presentes en territorio nacional generaron 55.983 GWh netos, lo que ha representado el 20,26%, casi una cuarta parte, del total de electricidad del sistema. Esa cifra se alcanzó con tan solo el 5,98% del total de la potencia instalada, pero el dato relevante es la cuota que representa dentro del conjunto de la producción eléctrica libre de CO2 producida en España: el 31,75%.

Prácticamente un tercio de la energía limpia en nuestro país es nuclear. Por consiguiente ¿es posible alcanzar los objetivos de reducción de emisiones fijados por la UE disminuyendo nuestro ya menguado parque de centrales, condenado además a perder la de Garoña? La respuesta, en el actual estado tecnológico e infraestructural del sistema, es un rotundo no.

¿ES POSIBLE ALCANZAR LOS OBJETIVOS DE EMISIONES DISMINUYENDO EL PARQUE DE CENTRALES? LAS CIFRAS DEL SISTEMA DICEN QUE NO

Es más, la energía nuclear mantiene la etiqueta carbon free no solo durante el proceso de generación de la electricidad, sino durante todo su ciclo de vida. La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE) elaboró un estudio que calcula el conjunto de emisiones de cada fuente energética durante todo su período de existencia, incluyendo aspectos como la construcción de las instalaciones, la producción del combustible, la gestión de los residuos o el siempre complejo proceso de cierre -véase Santa María de Garoña-.

Los resultados colocan a la nuclear como la fuente que menos dióxido de carbono emite, con entre 5,1 y 6,4 gramos de CO2 por KWh generado, por debajo de la hidráulica (6,1 – 147), la eólica (7,8 – 23) y la solar fotovoltaica (7,4 – 83).

José Sánchez Mendoza
José Sánchez Mendoza
Periodista especializado en economía y mercados energéticos. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y máster en Periodismo por El Mundo y la Universidad San Pablo CEU, he trabajado en medios como El Mundo y El Economista, entre otros.