sábado, 27 julio 2024

La comida ultraprocesada: Una de las posibles causas de la depresión

Cuando te sientes más triste, decaído, con más ansiedad o deprimido, es probable que estés consumiendo demasiados ultraprocesados. Unos productos que contienen un exceso de azúcares, grasas y aditivos que afectan de forma negativa al sistema nervioso. Bien es cierto que en plena crisis de inflación los consumidores opten también por este tipo de comida mucho más económica.

Cuando hablamos de la comida ultraprocesada nos centramos en alimentos que son lo más lejano a un alimento fresco y natural. La mayoría de estos alimentos tienen una densidad de nutrientes baja con una concentración energética más alta que la de los alimentos no procesados. Son ricos en ácidos grasos saturados y trans, azúcares añadidos y sal, y son pobres en proteínas, fibra dietética y micronutrientes.

Este tipo de productos suelen contener aditivos para intensificar sus cualidades sensoriales e imitar la apariencia de los alimentos mínimamente procesados, lo que los hace comestibles, sabrosos, altamente atractivos y potencialmente adictivos. Actualmente, los trastornos depresivos figuran entre las dolencias psiquiátricas más comunes en todo el mundo, limitando severamente el funcionamiento psicosocial y disminuyen notablemente la calidad de vida de quienes los padecen. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 280 millones de personas viven con depresión.

LA COMIDA BASURA UN PLACER PELIGROSO

En este contexto, el sector de la comida rápida es un sector de la industria alimentaria que ha visto cómo en los últimos años ha crecido exponencialmente, aumentando la variedad de ofertas de productos que se alinean con las necesidades y gustos de los clientes. Por ello se estima que las ventas de comida rápida seguirán al alza consiguiendo alcanzar un valor de ventas un 8,4% superior a la obtenida durante el año anterior, situándose en unos 5.075 millones de euros a finales de 2023. 

Un estudio liderado por el CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red) y el Instituto de Investigación Biomédica de Girona Josep Trueta vincula directamente la comida basura o ultraprocesada con la depresión, con el volumen de sustancia gris del circuito cerebral y con parámetros de inflamación. También puede afectar a la memoria. En el estudio se explica que tienen como objetivo determinar la relación entre la ingesta de ultraprocesados y los síntomas de depresión, así como proporcionar nuevos datos sobre la asociación entre el consumo de estos productos y los volúmenes de materia gris cerebral en 152 personas adultas.

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LA FACILIDAD DE CONSUMIR ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS

Los servicios de comida rápida copan un 55-60% de la cuota de mercado, un porcentaje alto que refleja como este servicio de comida rápida como pueden ser las hamburguesas, crece a pasos agigantados.  La gran tendencia de este consumo ha crecido con la ayuda en parte de la recuperación del turismo, la subida de los precios y el aumento del consumo privado. El crecimiento de este tipo de establecimientos de restauración en 2022 fue del 25%, así consiguieron facturar 2.800 millones de euros. Sin duda, parece ser que este tipo de servicio tiene la fórmula secreta para seguir creciendo en número de locales y sobretodo en ventas.

Este tipo de alimentos suelen ser más baratos, fáciles de preparar o productos que ya están listos para comer. El problema no es solo excederse con los ultraprocesados, la mayoría de las personas que abusan de este tipo de productos no acostumbran a comer alimentos naturales, sobre todo verduras y frutas, que son clave para el sistema nervioso. Con un ritmo de vida acelerado es muy fácil que a veces optemos por la vía rápida y no en complicarnos la vida cocinando. En pandemia bien es cierto que el porcentaje de gente que consumió comida rápida fue disparador. Los españoles a día de hoy siguen siendo los que menos invierten en comida rápida en comparación con Estados Unidos.

La asociación entre el consumo de productos ultraprocesados y los síntomas de depresión es especialmente notable con la obesidad que son personas que parten de una mayor presencia de síntomas depresivos. La investigación respalda la evidencia previa y proporción nuevos datos que asocian los hábitos alimentarios con cambios en la estructura de redes cerebrales concretas. Además, demuestra que estas asociaciones pueden ser dependientes de la presencia de obesidad y de los niveles de inflamación periférica.


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