Los bares y restaurantes ‘desnudan’ el verdadero negocio del delivery

La pandemia nos llevó a la moda del delivery, una comodidad que los consumidores acogieron con normalidad e hicieron un uso ‘exagerado’ de todas las plataformas de envíos de comida domicilio. Parece que está moda de los pedidos a domicilio está estancada y los bares y restaurantes vuelven a ganar popularidad entre los clientes que prefieren consumir en las terrazas y pasar un buen rato fuera de casa y con buena compañía.

A pesar de la inflación de los precios, las terrazas y los comedores de los restaurantes se siguen llenando y continúa siendo una de las actividades favoritas de los españoles con la que la pandemia no ha podido terminar con este sector. Según un informe de AECOC, la patronal de la distribución y el consumo, en el primer trimestre de 2023 la facturación de consumo a domicilio o ‘delivery’ creció un 13% con un volumen de pedidos similar y por tanto impulsada por la inflación.

Al mismo tiempo, el gasto en restaurantes y bares ha crecido un 26% respecto al mismo periodo de 2021. Parece que el daño que causo la pandemia se está corrigiendo hacia la tendencia que había pre pandemia, donde salir a consumir era la norma y pedir a domicilio era la excepción y la segunda opción. El sector de la entrega a domicilio tiene un dilema interesante para ver como gestionan su vertiente de ‘a domicilio’.

EL DELIVERY: MENOS CLIENTES MÁS COMPETENCIA

Hay que ser conscientes de que la industria de entrega a domicilio se enfrenta ahora a un escenario menos favorable y a una competencia más feroz con muchas más plataformas que realizan la misma actividad. Muchas son las empresas de reparto a domicilio que están respondiendo a este cambio de hábito por parte de los consumidores diversificando sus servicios, ofreciendo opciones de pedidos en línea para restaurantes locales y ampliando el alcance de la plataforma gracias a cubrir supermercados, farmacias y tiendas de ropa.

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La pandemia si es verdad que disparó la demanda del delivery en 2020, y los operadores, en un mercado de gran liquidez y tipos de interés mínimos, se lanzaron al mercado en busca de adquisiciones, al tiempo que también ampliaban sus estructuras corporativas. Estos crecimientos no se han podido mantener una vez finalizada la Covid-19. Desde el inicio de la pandemia, el dato evolucionó con un crecimiento sostenido hasta el primer semestre de 2022, cuando el registro se estabilizó en cifras cercanas al 27%.

Un profesor del IESE, José Luis Nueno, ha atribuido este ‘parón del online’ a que «los consumidores acudieron al canal digital buscando precios bajos, y ahora han subido». «Las empresas han adoptado un modelo de captura, con el que han tratado de atraer a los consumidores que estaban en las tiendas hacia el ‘online’. Ahora sigue habiendo un 50% de clientes que mantienen su consumo digital, por lo que deben apostar por su retención con planes y estrategias de fidelización»

LOS PRECIOS SUBEN, PERO LOS ESPAÑOLES SIGUEN LLENANDO TERRAZAS

Actualmente la situación en España es complicada. Los bares por la inflación se han visto obigados a subir los precios, pero los españoles siguen acudiendo a los restaurantes y a los bares a consumir, pero sin llegar a gastarse lo mismo que antes de la crisis inflacionaria.

Los expertos en la industria atribuyen este cambio a una serie de factores en los que entre ellos el deseo del ciudadano de volver a una sensación de normalidad después de todos los problemas de la pandemia. Los españoles tienden a tener mucha vida social y para ellos los bares y los restaurants son la mejor posibilidad de compartir momentos con amigos y familiares. A parte, cada vez son más los locales de restauración que empiezan su andadura proporcionando nuevas experiencias culinarias contribuyendo al aumento de la afluencia en los establecimientos físicos.

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La cultura de ocio de los españoles hace que los bares y los restaurantes ‘respiren’ tranquilos porque la clientela objetiva va a seguir estando ahí, y es que pese a la crisis inflacionaria los bares y los restaurantes seguirán teniendo muchos clientes. La cuestión es que los usuarios mantengan el nivel de gasto de los años anteriores a la pandemia y a la crisis inflacionaria.

Lo cierto es que los precios han subido mucho y que el nivel adquisitivo de los españoles no es el mismo que antes de la crisis inflacionaria, lo que puede provocar que haya un menor consumo. Esta situación sería el equivalente a que en los hoteles se mantenga el mismo número de clientes, pero no de pernoctaciones.