De las empresas españolas más conocidas a nivel internacional pocas son más destacables en el sector energético que Iberdrola. La empresa no solo es clave dentro del tejido empresarial del país, sino que su historia les permite tener un peso importante en otros países, uno de ellos es Estados Unidos donde ahora se suman a la carrera de las energías limpias del sector tecnológico, en el equipo de Meta y Facebook.
El contrato, que se suma a la decisión de los de Mark Zuckerberg de que toda la energía usada por la tecnológica sea renovable, es uno de los más grandes para energía fotovoltaica en el estado de Texas, uno de los más petroleros y dependientes del carbón de la unión. Esto le permitirá no solo aumentar su perfil profesional, sino también sumarse a los proyectos de una empresa que, a pesar del fracaso del metaverso, sigue llamada a ser clave dentro del mundo digital durante varias décadas.
AVANGRID: LA CASA ESTADOUNIDENSE DE IBERDROLA
La nueva planta fotovoltaica construida por Iberdrola, a través de su filial norteamericana Avangrid, lleva por nombre ‘True North’ y empezará a operar a partir de 2025. En el camino creará unos 200 empleos, y se espera que genere unos 240 MW de energía para que puedan operar las nuevas oficinas de Facebook. Es una buena noticia para los defensores de la energía verde que una empresa tecnológica insista en usar opciones distintas a los combustibles fósiles, sobre todo cuando en sus redes figuras como Elon Musk defienden incluso el uso del carbón.
El consejero delegado de Avangrid, Pedro Azagra, afirmó que este hito refleja el compromiso inquebrantable de la compañía «con el avance de la transición hacia la energía limpia y la construcción de un futuro más sostenible para todos». «Con proyectos como ‘True North’, continuamos nuestra misión de ayudar al país a cumplir sus ambiciosos objetivos energéticos, al tiempo que creamos empleos de calidad y fortalecemos nuestras economías locales», añadió.
Pero también es una demostración de la fuerza que Iberdrola y su filial han conseguido en territorio norteamericano. Es bueno señalar que desde 2015 la empresa cotiza en la bolsa de Nueva York, lo que evidencia que han sabido ocupar un puesto importante dentro del mundo energético en ese país, y que han entendido la importancia de hacerlo impulsando opciones de energía limpia.
Esto será una herramienta clave para la empresa en los próximos años. Ser capaz de adaptarse a una transformación bastante radical dentro de su sector, que para 2030 se espera en algunos países se haya sustituido del todo la energía fósil. Pero es también una oportunidad profundamente valiosa para llevar la marca a una mayor cantidad de mercados.
IBERDROLA Y SU PRESENCIA EN ESTADOS UNIDOS
La empresa sigue estando bastante arraigada en Estados Unidos, con aproximadamente 40.000 millones de dólares (unos 37.012 millones de euros) en activos, está presente en 24 estados y gestiona cerca de 10.000 MW de capacidad instalada, de los cuales más de 8.600 MW son de renovables (principalmente eólica y solar fotovoltaica), y más de 130.000 kilómetros de líneas eléctricas a través de ocho distribuidoras en Nueva York, Connecticut, Maine y Massachusetts. Iberdrola cuenta en Estados Unidos con una cartera de proyectos renovables de alta calidad de más de 25.000 MW.
De hecho Iberdrola, a través de su filial estadounidense Avangrid, desarrollará el parque ‘Camino Solar’, que será su primer proyecto solar en California, estado en el que la compañía opera actualmente más de 500 megavatios (MW) a través de seis instalaciones, informó la compañía. El proyecto, que será construido por Cupertino Electric, contará con una capacidad de 57 MW y estará ubicado en el condado de Kern, junto al parque eólico ‘Manzana’, de 189 MW y que también posee la empresa.
Si bien España sigue siendo su principal hogar no deja de ser interesante ver el crecimiento que han tenido en los últimos años. Es evidente que para cualquier empresa Estados Unidos es un mercado bastante atractivo, pero además el hecho de que desde la mayoría de occidente se insista en dejar de lado la dependencia energética de socios tan incómodos como pueden serlo Rusia o China.