Canadá: La nueva apuesta internacional de Renfe

Desde que supieron que tendrían que compartir el mercado interno con competidores internacionales Renfe ha trabajado para reforzar su presencia internacional. La empresa estatal de trenes y alta velocidad ha visto una posibilidad fuera de las fronteras españolas para sumar hasta el 10% de sus ingresos y volver a unos datos de ventas parecidos a los de 2019, el casi mítico año prepandemia.

En este caso la compañía ha sido una de las empresas finalistas para optar por el desarrollo y operación de la primera línea de alta velocidad que se construirá en Canadá, que conectará Toronto y Quebec a partir del año 2030, según ha informado el Gobierno canadiense.

El operador ferroviario público forma parte de uno de los únicos tres consorcios designados por la Administración canadiense para competir en un concurso público y desarrollar esta infraestructura en la que Renfe ya tiene experiencia, al ser España una de los referentes mundiales en alta velocidad.

El operador español se ha asociado con varias empresas canadienses, entre las que se encuentra la ferroviaria Intercity Development Partners, la multinacional constructora EllisDon, la firma de infraestructuras Jacobs, la consultora Hatch o la ingeniería CIMA+.

Además de las canadienses, también se ha aliado con la estadounidense Kilmer Transportation, la operadora de transporte urbano francesa RATP o el gigante del transporte británico First Group, con el objetivo de ganar la puja.

Este consorcio, que es el que más empresas congrega, se tendrá que enfrentar a otro compuesto por CDPQ Infra, SNC Lavalin, Systra y Keolis y a un último participado por el operador alemán Deutsche Bahn, así como por Fengate, John Laing, Bechtel y WSP. Las tres alianzas tendrán ahora que presentar una primera propuesta y el Gobierno canadiense comenzará a estudiar en septiembre las que pasan a la última fase, cuyo veredicto final se conocerá en el verano de 2024.

La iniciativa original no planteaba un modelo de alta velocidad, sino de Alta Frecuencia, que es como se llama el proyecto, a lo largo de los 800 kilómetros que discurren entre Toronto y Quebec, actualizando la línea ya existente y ampliando su capacidad. El coste inicial ascendía a unos 9.000 millones de dólares canadienses (6.180 millones de euros), pero en caso de incluir la alta velocidad, que es a lo que apunta ahora el Gobierno, la factura podría dispararse.

Por ejemplo, en España, un tramo de 120 kilómetros de la alta velocidad a Galicia (Pedralba de la Pradería en Zamora a Ourense) costó 3.000 millones de euros, lo que extrapolado a 800 kilómetros serían 20.000 millones de euros, y a lo que se sumaría la compra de trenes, el coste de la energía de tracción o los gastos de la operativa.

Para iniciar el proceso, el Gobierno canadiense ya ha aportado 400 millones de dólares entre 2022 y 2023. Además, su objetivo es incluir a la población indígena en todo el proceso como parte de su estrategia de «reconciliación».

RENFE SIGUE EXPANDIENDO SU APUESTA INTERNACIONAL

Fuentes de Renfe consultadas por Europa Press han defendido que esta operación «forma parte de su estrategia de expansión internacional» siendo esta una de las tres palancas de crecimiento de la compañía, junto con «el foco en el cliente» y la «eficiencia y seguridad».

Como parte de esta estrategia, Renfe acaba de inaugurar sus operaciones en Francia, con un trayecto ya disponible entre Barcelona y Lyon, con varias paradas en territorio galo, y esta semana inaugurará también el enlace entre Madrid y Marsella.

Asimismo, ya está presente en el proyecto Haramain, que une las ciudades de La Meca y Medina en Arabia Saudí; en el de Texas Central, para el desarrollo del primer tren de alta velocidad en Estados Unidos, que unirá las ciudades de Dallas y Houston; en Rail Báltica, que unirá Estonia, Letonia y Lituania a través de un tren de alta velocidad a partir de 2027; o en el Tren Maya de México.

10% DE LOS INGRESOS DE RENFE DEBERÍAN VENIR DESDE FUERA DE LAS FRONTERAS

Cuando Renfe empezó a presentar sus planes para una realidad pospandemia aseguraron que el 10% de los ingresos totales debían venir del mercado internacional y ha actuado para que así sea. El caso de Canadá es simplemente el ejemplo más reciente de la empresa buscando ser clave en un territorio que está abrazando la alta velocidad en busca de transporte más limpio.

Si consiguen ganar finalmente el concurso canadiense su crecimiento internacional dará un paso importante, que además podría permitirles conectarse con Estados Unidos en caso de que ambos países hagan una apuesta similar a la que están haciendo España y Francia, y conecten sus vías de alta velocidad. De todos modos ya su presencia es suficientemente llamativa por lo que significa para la marca España.

Ernesto Rodriguez
Ernesto Rodriguez
Periodista, entrevistador e investigador de oficio. Amante del cine, la música y Political Junkie. Escribo de empresas de transporte, cultura y sanidad