viernes, 13 diciembre 2024

Los elevados costes de los coches eléctricos bajan la velocidad de la electrificación en Uber

Uber se encuentra en un momemto complicado dentro de su historia. La empresa ostenta un récord de varapalo judiciales en juzgados de varios países mundo cuando se habla de su relación con sus conductores, pero ha conseguido un buen resultado en la Unión Europea al lograr llevar al tribunal las limitaciones impuestas por España, como el caso del 1×30 que fue diseñado para proteger al taxi. 

Pero si hay un problema que ha resultado complicado de resolver es el de la electrificación de sus flotas, en España y en el mundo, y los aumentos recientes de precios en sustancias como el litio o lo complicado que ha sido en algunos territorios adoptar los vehículos eléctricos como ha sido el caso en Estados Unidos y Europa, donde el proceso ha sido más largo de lo esperado.

Hay varios motivos, pero según datos de Bloomberg parte del problema es que los vehículos electricos empezaron siendo percibidos como productos de lujo. Esto ha hecho que varios de ellos no sean viables para las funciones más económicas de las VTC, que representan el 80% de sus ingresos en el caso de Uber, aunque es una situación que está cambiando dado que su meta es llegar a las cero emisiones para 2030, y que el reloj sigue avanzando, debiendo buscar soluciones rápidas. 

Vale señalar que, al menos en el caso europeo, sí que se puede ver cómo estas empresas han estado buscando soluciones para superar el problema de las emisiones. Programas como el de Cabify, Uber Green o la micromobilidad de Bolt han servido para que se acerquen un poco más a esa realidad, y en el caso del unicornio español incluso sumarse a medidas de compensación para presumir de ser neutrales en emisiones.

Pero siguen lejos de la meta que esperan alcanzar para la llamada agenda 2030. Si bien es un proceso que no se da de un día para otro será clave si quieren seguir operando, dado que las grandes ciudades europeas están trabajando para que los ciudadanos dejen el transporte particular y vuelvan a opciones como los autobuses, trenes o el metro que son vistas como opciones más limpias de cara al futuro.

Será llamativo ver si pueden resolver la situación a tiempo antes de que le genere problemas operativos. Si las VTC quieren seguir siendo parte del funcionamiento normal de las ciudades necesitan medidas que les permitan acelerar estos procesos. De lo contrario las dificultades para operar, sumadas a la campaña de los taxistas para poner la opinión pública contra ellos, puede ser suficiente para romper este nuevo modelo.

LAS VTC AFRONTAN EL FUTURO VERDE

Para las VTC el reloj sigue avanzando, aunque siguen en un momento bastante positivo tras el golpe pandémico. El poder volver a funcionar con normalidad y el retorno de eventos como festivales y fiestas locales, siempre es una buena oportunidad para este tipo de empresas, igual que para otra lista de aplicaciones controversiales como Airbnb. Eso les ha permitido mejorar en las encuestas, y superar escándalos como el hacker del año pasado o incluso los recientes Uber Files, que muestran las estrategias de la empresa para tener influencia política en diferentes gobiernos.

Pero si no consiguen resolver el problema esta situación puede cambiar. La realidad es que buscar estrategias para bajar los precios de los vehículos eléctricos será importante de cara al futuro de buena parte de occidente. Hay actividades que en la práctica requieren transportes particulares, y que no pueden depender de los tiempos de espera normales del público, por qué más allá de las VTC sigue siendo clave que la electrificación sea accesible para el público en general. 

UBER SIGUE EN LA CARRERA PARA OPERAR SIN LIMITACIONES

Aunque el tema de la electrización es clave no es el principal problema de Uber. Ya que el resto de competidores como Cabify, Bolt y siguen peleando contra las limitaciones y contra la idea de proteger al taxi. Aunque el Tribunal de Justicia de la Unión Europea les dio la razón con el 1 por 30 el Gobierno de Pedro Sánchez inmediatamente apostó por darles a los taxis la protección de servicio público y reforzar las demás limitaciones que se ponen a los transportes puerta a puerta.

De hecho, organizaciones como MOVEA o Cabify se han puesto a la defensiva y han denunciado los problemas que a su entender esto genera en ciudades como Barcelona, donde quizás las limitaciones sean las más estrictas de España. De cualquier modo es una batalla que sigue dándose, y que puede cambiar si al PSOE se le complica la tarea de formar Gobierno.


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