Las últimas semanas el Titanic ha vuelto a estar en las noticias tras la tragedia del submarino Titán de la empresa Oceangate. El viaje de 5 aventureros millonarios, que incluían al CEO de la compañía, término con la triste noticia de que el vehículo había implotado por la presión del agua, matando a sus pasajeros en el acto. La historia atrajo la atención de buena parte del mundo, así como algunas críticas tanto a los pasajeros como a la empresa. De hecho entre los críticos está James Cameron, director de Titanic.
Pero esto no parece haber detenido a la empresa de intentar volver al fondo del océano a ver el naufragio más famoso de la historia. Apenas unos días después de que confirmara la muerte de los 5 turistas su web confirmaba que se seguirán haciendo expediciones turísticas con los submarinos Titan en 2024. El precio son los mismos 250.000 dólares, unos 230.000 euros, que costaba antes del accidente, y sin duda la curiosidad y las ganas de contar la historia de haber descendido en el mismo tipo de submarino que se hundió cerca del Titanic puede atraer al menos un par de curiosos, quizás suficiente dado que solo pueden entrar 4 turistas en el vehículo.
Pero también es probable que se trate de un fracaso esperando por ocurrir, al menos en lo económico. La nueva tragedia del Titanic es además uno de los peores desastres comunicacionales que ha tenido que enfrentar una empresa en los últimos años. Es que no solo es la implosión y la perdida de los pasajeros, sino que otras empresas y expertos en el área han sido críticos con las decisiones del fallecido CEO Stockton Rush, quien se ve en varios videos afirmar que la «seguridad no puede detener la innovación».
En cualquier caso se trata de un ejemplo más de turismo extremo, la moda más reciente entre algunas elites económicas del mundo. Después de todo no es tan raro que se insista en el tema mientras Virgin, la empresa del excéntrico billonario Richard Branson, intenta hacer un viaje corto que entre al espacio y miles de personas suban al Everest teniendo que esperar en fila hasta poder hacer cumbre, espera que mata a varios de los exploradores más novatos que no están preparados para aguantar tanto tiempo a una altura tan extrema y con tan poco oxígeno. Lo cierto es que es una industria que en buenos niveles se alimenta del riesgo.
OCEANGATE: UNA EMPRESA SEÑALADA POR LA INDUSTRIA
De todos modos esta misma industria es la que ha señalado tan directamente al fallecido Rush por su negligencia. De hecho el propio Branson, que recordemos acaba de diseñar un avión para llevar turistas al borde del espacio, recordó recientemente el proyecto ‘Virgin Acuatic’ otro proyecto de submarinos turísticos con planes de ir al Titanic, pero en el que de momento no se pueden comprar pasajes, ya que sus submarinos no tripulados de prueba no podían aguantar la presión.
Es solo un ejemplo de como incluso los emprendedores más excéntricos tienen un profundo respeto por la idea de bajar a las profundidades. Es un tema delicado de revisar, como lo ha señalado James Cameron, que hace unos días criticaba directamente a Oceangate por la falta de preparación de los viajes. También hay que recordar que el director de ‘Avatar’ es un submarinista experimentado, que ha bajado al propio Titanic unas 33 veces, y una vez al fondo de la Fosa de las Marianas.
EL TURISMO EXTREMO NO DESAPARECERÁ AUNQUE DEJE DE IR AL TITANIC
Aunque en el fondo lo más probable es que Oceangate no siga funcionando de la forma actual por demasiado tiempo, recordemos que a pesar de sus intentos hablamos de una empresa señalada por varios medios por negligencia en una tragedia con varios muertos. El tema del turismo extremo no hace más que crecer, con el espacio como una frontera que parece cada vez más cercana.
Tampoco debería ser tan sorprendente. Lo cierto es que la empresa tenía bastantes años bajando hasta el Titanic, y que llegó a los medios solo cuando hubo un accidente, por lo que la mayoría de los turistas que tomen este servicio, o uno parecido al espacio o al Everest, no aparecerán en las noticias. Al mismo tiempo es importante recordar que estos gastos tan excesivos y extremos en ocasiones sirven para financiar investigación y experimentos en estos lugares tan hostiles para el ser humano.
