Auro deja «sin frenos» a Uber en Madrid

Empezó, como tantos problemas del siglo XXI, con un tweet. Un conductor, contratado por Auro, pero trabajando como Uber, narró en la red como recibió un vehículo con problemas de frenos y cómo se le respondió simplemente que ese coche le había «tocado», y que, por tanto, debía aguantarlo. Aunque de momento renunció al puesto no ha sido la única denuncia, con una lista importante de reclamos similares apareciendo en el hilo, todos saliendo de usuarios y conductores de la VTC. 

Lo cierto es que todo apunta a un problema de Auro, la empresa que suministra conductores y vehículos a las tres aplicaciones de transporte más conocidas, Uber, Cabify y Bolt. Es que son los responsables de los temas de mantenimiento de los coches que le entregan a sus usuarios para cumplir con el servicio, así como de que estos sean seguros para conductores y clientes. 

Si bien esto no exonera a Uber en el ojo público, sí que revela un punto complicado a la hora de pensar en el funcionamiento de este tipo de empresas de transporte. Es que su realidad en España, donde la legislación complica que trabajen directamente con conductores autónomos, hace que dependan de empresas intermediarias como Auro o Vecttor, la que trabaja con Cabify. Este tipo de dificultades los ponen en una situación delicada, pues aunque haya intermediarios las aplicaciones siguen siendo la cara visible de este tipo de dificultades. 

Lo cierto es que mientras se discuten las responsabilidades son coches que funcionan como transporte público y ponen en riesgo a sus conductores y usuarios, así como a otros vehículos y peatones que vayan cerca. Es un problema que debe ser solucionado y que, al parecer, requiere más controles que los ya impuestos sobre las VTC para evitar este tipo de situaciones. La preocupación con el tema es que, dada la lista de controversias que deben afrontar las VTC últimamente está pase demasiado por debajo de la mesa.

LA ITV ES IGUAL PARA VTC Y TAXIS

Lo cierto es que este tipo de dificultades son uno de los motivos por los cuales los vehículos de transporte por conductor, se trate de VTCs o de taxis, deben pasar por la Inspección Técnica de Vehículos de forma anual para poder operar. Es el filtro que se supone debe evitar que alguno de estos ruede con algún problema que pueda convertirlo en un problema de seguridad en las vías. 

Si bien ya ha habido controversias al respecto, sobre todo de parte de un sector taxi que no pierde oportunidad de sacar filo a ninguna de las controversias de este estilo que surgen en las redes o en los medios, la norma obligaría a que, en el peor de los casos, los vehículos con problemas solo rodarían con ellos por un tiempo limitado. Al mismo tiempo imaginar un año, o incluso 6 meses, de un vehículo público operando sin frenos no parece una realidad aceptable en Madrid o en ningún otro. 

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Lo cierto es que el riesgo que los VTC asumen al circular sin cumplir con la normativa es alto también a nivel económico. En caso de infracción las multas pueden llegar a los 6.000 euros, un número suficientemente alto como para justificar dejar estacionado un vehículo con problemas, sean de frenos, luces o cualquier otra infracción de las normas de seguridad. El problema es que los conductores o, según las redes de algún taxista, las empresas en ocasiones toman medidas para evitar estas limitantes y poder seguir operando.

LA COMPLICADA RELACIÓN DE UBER Y AURO

Vale señalar que, quizás para evitar este tipo de situaciones, la propia Uber intentó adquirir la flota de vehículos de Auro en España. Es que el punto intermedio generado por su existencia complica las relaciones de la empresa con sus conductores, de los que igualmente son responsables y cuya imagen de igual modo se ve afectada por sus decisiones y por el estado de los vehículos que utilizan. No es casual que desde Cabify se fundara la propia Vecttor, la empresa que más licencias de VTC tiene en el país. 

De todos modos es un punto bastante delicado. Que los conductores fuesen empleados directos, pone una larga lista de responsabilidades a los pies de las empresas involucradas, aunque en la práctica a los ojos del público son ellos los que terminan teniendo responsabilidad cuando alguno de los conductores falla en su trabajo. Al mismo tiempo casos como el choque entre Auro y Cabify de hace unos años casi dejan al unicornio español sin la mitad de su flota disponible. 

Este caso no es más que un ejemplo más de los problemas de este sector. Es normal en una industria que está evolucionando, al punto de casi reinventarse, sobre la marcha. De todos modos es importante que en cuanto los fallos se resuelvan con la mayor rapidez posible. 

Ernesto Rodriguez
Ernesto Rodriguez
Periodista, entrevistador e investigador de oficio. Amante del cine, la música y Political Junkie. Escribo de empresas de transporte, cultura y sanidad