Renfe sigue enfrentándose a la sobrecarga de los abonos gratuitos de cercanías

Quien use los servicios de cercanías de Renfe sabe que el último par de años han sido especialmente difíciles para su funcionamiento. Es que ya desde antes de la pandemia y la crisis inflacionaria el servicio tenía problemas serios con la puntualidad y la sobrecarga de pasajeros. Pero desde que se aprobaron los abonos gratuitos parece que no hubiese mañana en que los usuarios no tuviesen una queja importante con el funcionamiento de los trenes y sus horarios. 

Es un reclamo que se repite entre comunidades como Andalucía, Madrid o Cataluña con su Rodalies. Es que son dificultades evidentes que no parecen tener ninguna solución fácil. Al mismo tiempo si bien los abonos gratis han inflado este problema también han sido una solución para una parte de los usuarios. Con los aumentos del precio de los carburantes y el tráfico de las mañanas la posibilidad de depender de un transporte que, en teoría, es rápido y gratuito sigue siendo un alivio para parte de los viajeros. 

Al mismo tiempo esto tiene un costo. Durante estos primeros tres meses del año la empresa estatal ha emitido unos 2.160.000 abonos gratuitos, es decir más de dos millones de viajeros que no pagaran por usar el servicio el día a día. Si bien se supone que el dinero necesario para el mantenimiento sale entonces de los impuestos de todos lo cierto es que el presupuesto debe incluir ahora un gasto mayor en el mantenimiento de estos servicios, que no es barato. 

LOS ETERNOS RETRASOS POR OBRAS EN CERCANÍAS RENFE

Al mismo tiempo que esta situación continua se suman los retrasos «normales» del servicio por las obras para los arreglos de fallos típicos de un servicio de estas características. Es un punto que ha llevado a una discusión especialmente dramática entre la comunidad de Madrid y el Ministerio de Transporte. Es que el reclamo por los retrasos por obras, que no tienen ninguna solución para quienes dependen de este servicio para llegar a tiempo a casa o su trabajo.

No es casual que la estatal siga defendiendo que, en situación normal, este servicio funciona con un 96% de puntualidad. Más allá de los datos o discusiones un paseo por cualquier página del estilo de TripAdvisor o las propias redes sociales para saber que los usuarios no están necesariamente de acuerdo con ese cálculo. No es casual que la puntualidad de este tipo de servicios sea uno de los pocos reclamos en los que coinciden Madrid y Cataluña. 

Mientras tanto las obras siguen siendo una buena explicación, pero que no parece suficiente para los usuarios. En cualquier caso lo que parece evidente es que hay algo de sobrecarga en un sistema que, directamente, no está diseñado para la cantidad de gente que lo usa desde el año pasado. 

UN SERVICIO QUE DEBE MANTENERSE AL 100%

Mientras tanto sigue siendo complicado para la empresa estatal ferroviaria recuperarse esta situación. En la práctica no parece esperable que el número total de viajeros de Renfe baje en los próximos meses y años, por lo que aun cuando se ponga un final a la medida de los abonos gratuitos lo normal es que el sistema siga teniendo una importante sobrecarga de viajeros. 

Es que, como se mencionó anteriormente, más allá de las circunstancias actuales que han llevado al excesivo aumento de los precios de los carburantes la realidad es que la apuesta europea es que cada día sean más los usuarios del transporte público y menos los usuarios de medios particulares o medios de transportes puerta a puerta como los taxis o las VTC. Es una decisión que va de la mano de los objetivos de sostenibilidad. 

OTRAS DIFICULTADES DE LA ESTATAL FERROVIARIA

Mientras tanto más allá del servicio de cercanías Renfe está enfrentando varias dificultades en su nuevo papel como una de las operadoras del sistema ferroviario, en vez de ser la única. Visto así cuidar la calidad de un servicio como cercanías, que además de ser parte de la rutina de los usuarios es un espacio que, de momento, no deben compartir con ningún otro operador. Sumado a su condición de gratuidad temporal lo cierto es que era el momento para que la empresa fuese la salvadora de sus usuarios.

Además, están aún cargando con los últimos latigazos de la controversia de los trenes de Cantabria. Recordemos que fue una situación delicada, en buenos niveles por lo ridículo que parecía el error de cara a la galería (comprar trenes más grandes que los túneles instalados en la vía), y que terminó con la salida de Taboas de la presidencia de la empresa. Aunque de momento Raul Blanco parece tener el escándalo controlado no deja de ser una mancha más en el historial de la empresa estatal.

Queda por verse si consigue tapar estas fallas. En cualquier caso lo más probable es que ese compañero de trabajo que sigue atrasándose para llegar a la oficina lo haga al menos unos meses más. 

Ernesto Rodriguez
Ernesto Rodriguez
Periodista, entrevistador e investigador de oficio. Amante del cine, la música y Political Junkie. Escribo de empresas de transporte, cultura y sanidad