El colapso financiero de Minsky aún no se ha desatado

La economía mundial atraviesa tiempos de incertidumbre y graves desequilibrios, provocados por la autocomplaciencia de los dos bancos centrales más importantes de Occidente, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. La teoría económica señala que los equilibrios provocados de forma artificial, como ocurre en el sector financiero, desencadenan un natural desequilibrio. En este juego han entrado tanto la FED como el BCE desde hace una década, imprimiendo billetes y comprando deuda como si la vida les fuera en ello.

La teoría apunta que este escenario ve su fin cuando las empresas y hogares incumplidoras con sus deudas se ven obligados a vender sus propios activos para hacer frente a sus obligaciones

Los estímulos han provocado fuertes subidas y un período de cierta estabilidad en el sector financiero durante los últimos 14 años. Sin embargo, este cóctel explosivo, nunca antes probado hasta ahora, ha sido el origen de decenas de burbujas, como la registradas en el sector tecnológico, inmobiliario, mercados de deuda y empresas, cuyas valoraciones se dispararon pese a los débiles datos de sus fundamentales. La FED y el BCE no sólo dispusieron de un helicóptero financiero, sino que lanzaron toda la artillería para poder sostener a los mercados. Sin embargo, la realidad asoma cuando la munición se agota y la economía muestra sus signos propios de agotamiento, que están dando paso a una recesión de proporciones más graves de las previstas.

Los bancos centrales llegaron demasiado tarde para contener la inflación galopante, que se manifestó meses antes de la invasión de Rusia a Ucrania. A pesar de las las fuertes alzas desde mediados de 2021, ni la FED ni el BCE actuaron, alegando que serían episodios pasajeros, temporales. La realidad, es que han pasado casi dos años desde entonces y los precios, especialmente los no energéticos y frescos, continúan disparados a uno y otro lado del Atlántico.

LA FED Y EL BCE HAN VENDIDO EL ATERRIZAJE SUAVE ANTE UNA RECESIÓN

Con la excusa de la invasión, el BCE y la FED emprendieron la mayor subida de tipos en su historia, una agresividad que amenaza con un colapso financiero o como se conoce entre economistas y matemáticos, un equilibrio de Minsky. Los misiles de ambas instituciones para hacer frente a la inflación llevan pólvora mojada y no podrán hacer frente por sí solos a estos precios. El motivo es sencillo. Para bajar unos puntos, han necesitado elevar los tipos al 3,5% en el caso del BCE y al 5%, en el de la FED. Y continuarán haciéndolo en las próximas reuniones a pesar de la quiebra de entidades financieras y de las fortísimas restricciones del crédito que impiden a las empresas más endeudadas poder realizar su negocio con normalidad.

Christine Lagarde, presidenta del BCE
Christine Lagarde, presidenta del BCE

Los propios organismos aseguran que esperan un «aterrizaje suave» de la economía, pero la mayoría de analistas y expertos lo descartan por completo. El propio Banco de Inglaterra advertía que la recesión sería más profunda de lo prevista, mientras los precios suben a tasas interanuales del 10%. En Alemania, la situación es muy similar. La recesión en el país es un hecho, mientras los precios no logran contenerse.

En EE UU, con una curva de tipos de interés invertida desde julio del pasado 2022, la probabilidad de entrar en recesión tras el verano es cada vez más alta, a pesar de la supuesta fortaleza de su mercado laboral. Las condiciones del crédito son especialmente duras y el dinero líquido se está secando en el mercado y la banca, ávida ahora de liquidez por temor a una mayor profundidad de la crisis de confianza, ha restringido claramente el crédito.

Las quiebras de Silicon Valley Bank, Silvergate y Signature Bank, así como los problemas de First Republic y Credit Suisse en Europa han desatado los peores temores y mostrado que la banca no puede hacer frente a una masiva retirada de depósitos y ahorros. Si los clientes detectasen la más mínima duda, las caídas en el sector se contarían por casi dos centenares y sólo en EE UU, según un estudio publicado por The Wall Street Journal.

LA QUIEBRA DE SVB ES SÓLO EL INICIO

Y es que, la banca vive del crédito. Cuando todo va bien, la economía fluye, hay munición en el sistema, más cuando se piden por viviendas cuyos precios se han disparado mes tras meses hasta alcanzar máximos históricos en algunas zonas. Si no era para vivienda, era para abonar las cuotas mensuales de los también disparados alquileres. El sector inmobiliario aseguraba que no había burbuja, pero lo cierto es que los precios han superado también los niveles elevados de 2005. Muchos insisten en compararlo con los máximos históricos, pero esos los precios más elevados de la salvaje especulación, no con los niveles previos a la burbuja.

Así, ahora cabe esperar un crecimiento más lento no sólo de los créditos, como apunta JP Morgan, sino de los estresados márgenes de la banca. Y es que, la deuda comprada antes de la subida de los tipos de interés registra fortísimas pérdidas, una depreciación que comienza a aflorar en algunos balances cuando la necesidad aprieta, como ha ocurrido en Silicon Valley Bank. La caída firma tuvo que vender su deuda con fuertes pérdidas para evitar el corralito, pero ni aún así salvó la situación.

Sin crédito, la economía se paraliza y las restricciones comienzan a ser asfixiantes para hogares y empresas, así como para la banca que ha emplazado una y otra vez a los bancos centrales pisar el freno en su agresiva política fiscal. Sin embargo, la FED fue muy clara: atajar la inflación sin importar las decenas de miles de puestos de trabajo destruidos.

LOS HALCONES BUSCAN ESTRANGULAR EL CRÉDITO

No hay margen ya para rebajar el ritmo y los ‘halcones’ toman el control tras 14 años de gobiernos de las ‘palomas’. Tal es la presión, que los propios analistas apuntaban a una bajada de los tipos de interés para finales de año, pero la inflación no afloja. Si hay caídas se deberá únicamente a factores estadísticos, pero no porque haya una bajada real de los precios en tasa interanual. Pese a los esfuerzos de la FED y del BCE, la inflación no volverá a sus niveles objetivos, cercanos al 2%, hasta el próximo año.

Como ha ocurrido en otras crisis, con las caídas o ‘crash‘ bursátiles en el precio de los activos resurgen en el mercado términos económicos referidos a una catástrofe financiera. El ‘momento Minsky’ es uno de los más recurrentes.

En 2007 fue uno de los más utilizados, junto a crisis subprime o crisis ninja; en 2017, con la crisis en China, también se escribieron centenares de artículos; y con el colapso de varias entidades financieras en EE UU ha vuelto a aparecer en los análisis, como hace una semana en JP Morgan. No obstante, apenas se escuchó con el desplome del sector tecnológico el pasado 2022 -caídas superiores al 70% y del 50% entre las grandes del sector-.

Este escenario se produce cuando el crédito está restringido y la velocidad de circulación del dinero se ralentiza a niveles muy bajos. Así lo describió Hyman Minsky, posterior a Keynes y menos conocido que éste. Su teoría apunta un colapso tras un optimismo excesivo y complaciencia. Entre los factores, enumeró los elevados costes de financiación y los incumplimientos de deuda derivados de los primeros. Si Keynes abogaba por un mayor gasto en tiempos de bonanza, Minsky alertaba de los riesgos de un endurecimiento de la política monetaria.

LOS DESEQUILIBRIOS DE MINSKY AÚN PERSISTEN

La teoría apunta que este escenario ve su fin cuando las empresas y hogares incumplidoras con sus deudas se ven obligados a vender sus propios activos para hacer frente a sus obligaciones. Un ejemplo de ello, es el propio Silicon Valley Bank, pero es sólo el inicio.

Entre finales del pasado año y este 2023, varios fondos de inversión han llevado a pérdidas carteras inmobiliarias y sólo sería la punta del iceberg, más cuando las tasas de morosidad se encuentran en una situación anormalmente baja para el escenario actual. Sin embargo, comienzan a repuntar los impagos de las hipotecas en EE UU, hasta el 4%, frente a una tasa media del 2,9%. También preocupan los créditos de automóviles y préstamos para estudiantes.

Algunos índices, como el de fondos referenciados a activos inmobiliarios, se están desplomando, mientras otros alcanzan máximos no vistos no sólo en 2008 sino que alcanzan cotas no registradas desde 1980, una situación que muestra los desequilibrios del sistema, pero que aún no habría tocado suelo.

Y es que, oficialmente EE UU aún no ha entrado en recesión y una vez lo haga, la demanda caerá por los niveles de desempleo, el efecto contagio recorrerá al otro lado del Atlántico. De hecho, ni siquiera los índices, en pleno mercado bajista, habrían alcanzado niveles de pánico, tal y como refleja el índice de volatilidad, en cotas cercanas a los 20 puntos.

Álvaro J. Medina
Álvaro J. Medina
Madrileño en Barcelona. Apasionado de la actualidad política, la Economía y empresas. He pasado por el grupo Intereconomía y Vozpópuli. Ahora, en MERCA2.es, INVERSIÓN.es y MONCLOA.com para seguir informando. "Si no lo puedes explicar, es que no lo sabes". Si tienes algo que contarme: alvaro.medina@merca2.es