Deutsche crack, atentado financiero en Suiza y adiós a los coches en 2035

Nueva semana y otro banco en la diana. La huída de accionistas de Deutsche Bank vuelve a poner en tela de juicio la supuesta fortaleza de un sector bancario europeo que guarda demasiados cadáveres en el armario a la espera de ser descubiertos. El gigante financiero alemán está sentado sobre una montaña de derivados que nadie se atreve a cuantificar y los beneficios logrados el pasado año –los mayores desde 2008– no sirven para alejar el fantasma de la insolvencia. Como explicamos la pasada semana ningún banco es capaz de aguantar una crisis de confianza, ni siquiera colosos como Deutsche Bank.

Aunque políticos y reguladores insistan en que el sector financiero europeo es robusto y «resilente», la realidad es que los directivos bancarios temen que las fugas de depósitos continúen en los próximos días y por ello han pedido al BCE una mayor «contundencia» para atajar la sangría. La distancia entre la realidad y los mensajes que lanzan los burócratas es cada día mayor y los ciudadanos temen que se les este engañando –una vez más– sobre el calibre de una crisis bancaria que sólo acaba de comenzar.

SCHOLZ: «DEUTSCHE BANK ES RENTABLE»

«Deutsche Bank es muy rentable, no hay razón para preocuparse», decía el canciller alemán Olaf Scholz el pasado viernes en Bruselas mientras recordaba su pasado como ministro de Finanzas en el Ejecutivo de Angela Merkel, desde donde orquestó varios rescates por la puerta trasera de una entidad que lleva mucho tiempo en el ojo del huracán.

Deutsche Bank

No sólo hablamos de 2008, cuando se aprobó un programa de rescate para toda la banca alemana, sino de 2016 cuando la demanda de 14.000 millones de dólares interpuesta por la Justicia estadounidense por fraude hipotecario estuvo a punto de llevarse al banco por delante.

Desde el año 2000, Deutsche Bank ha sido multado en 79 ocasiones por prácticas irregulares, debiendo pagar un total de 185.000 millones dólares. Y no es el único. Los grandes bancos incluyen en sus presupuestos un fondo de reptiles para hacer frente a las sanciones, que son consideradas un gasto más en los planes estratégicos de las entidades. Los FinCEN Files revelaron hasta que punto las autoridades son conscientes de ello y hacen la vista gorda. De vez en cuanto se empapela a algún operador o directivo a quienes se culpa de actuar como lobos solitarios y aquí paz y después gloria. 

NO ES SÓLO DEUTSCHE BANK: LA BOMBA DE DERIVADOS GLOBAL SUPERA LOS 600 BILLONES DÓLARES, DIEZ VECES EL PIB MUNDIAL

Aunque ahora muchos se afanen en intentar explicarnos las diferencias entre Credit Suisse y Deutsche Bank, lo cierto es que ambos tienen historias paralelas, en las que los escándalos de corrupción se han ido acumulando a la misma velocidad que crecía la bomba de relojería de derivados financieros. La alquimia monetaria ha permitido crear un riesgo que supera los 600 billones de dólares, diez veces el PIB mundial, cuya caída se llevaría por delante a todos los bancos del mundo. Esa es la verdad incómoda de lo que no hablan Lagarde y Powell. 

CRISIS DE LIQUIDEZ EN EE.UU.

En Estados Unidos los bancos solicitaron la semana pasada 475.000 millones de dólares en la nueva ventanilla de liquidez de la Reserva Federal, que aún así no son suficientes para cubrir la retirada de medio billón de depósitos que se ha registrado en los bancos pequeños y medianos desde que se produjo la intervención de Silicon Valley Bank (SVB). Es revelador comprobar que según los datos publicados por la FED la mitad de estas peticiones de liquidez corresponden a grandes entidades.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, es muy consciente de la gravedad del problema –aunque diga lo contrario– y el pasado viernes convocó una reunión urgente a puerta cerrada del Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera de la que no conocemos ningún detalle. Tras los encuentros periódicos de este consejo de sabios que aglutina a los reguladores económicos de EEUU siempre se publica un comunicado de prensa informando sobre los temas tratados. En esta ocasión no ha sido así, lo cual revela hasta qué punto la situación es mucho más grave de lo que nos dicen.

analistas como tom luongo piensan que la destrucción del sistema bancario suizo es uno de los objetivos de la inteligencia financiera norteamericana

Poco se habla de otro elemento que ha alimentado el fuego de la desconfianza en la banca europea y que viene del otro lado del Atlántico. Que el Departamento de Justicia de EEUU haya decidido abrir una investigación a Credit Suisse y UBS por colaboración con oligarcas rusos justo en este preciso momento no es una casualidad y tiene que ver más con cuestiones políticas que económicas. Este tipo de actuaciones dan la razón a analistas como Tom Luongo, que piensan que la destrucción del sistema financiero suizo es uno de los objetivos prioritarios de la inteligencia económica norteamericana.

A juicio de este autor, la estrategia de los poderes económicos de EEUU pasa por hundir la credibilidad en el sistema financiero suizo, que era la puerta de entrada de los dólares a Europa y la clave para salvar a la banca del Viejo Continente cuando se produjera una crisis que era inevitable. De esta forma la FED posiciona al sistema financiero norteamericano para que sea el receptor de importantes entradas de capital a medida que todo el riesgo de tipos de interés y de crédito se transfiere de nuevo a Europa, cuyo BCE acabará poniéndose de rodillas y lanzando esos euros digitales como parte del reseteo monetario CBDC. ¿Tiene sentido? La verdad es que sí.

EL CULEBRÓN DE LOS COCHES EUROPEOS

Saliendo del sector financiero el otro gran foco de actualidad está en la prohibición de la venta de coches de combustión a partir de 2035 decidida por la Comisión Europea, refrendada por el Parlamento comunitario, y que finalmente será respaldada por Alemania a cambio de que se permita la comercialización de vehículos alimentados por combustibles sintéticos elaborados a base de hidrógeno. Los coches con motores tradicionales podrían adaptarse fácilmente para usar esta nueva gasolina pero a precio de oro. Llenar el depósito costará unos tres euros por litro según los cálculos realizador por Transport & Environment (T&E).

Vemos una vez más como los burócratas viven alejados de la realidad. En medio de una crisis energética que está provocando un terremoto industrial en el Viejo Continente y con una tormenta financiera en ciernes, los políticos siguen adelante con su agenda liberticida en nombre de la (falsa) protección del medioambiente.

La ONU alimenta a la secta climática con nuevos informes apocalípticos con la ayuda del IPCC –los amigos de Al Gore que le ayudaron a forrarse con su «verdad incómoda»– mientras se les dice a los ciudadanos que se duchen con agua fría porque así también ayudarán a «derrotar a Putin». Y lo peor es que cuela.

En cuanto a la agenda semanal, la mirada de los inversores estará puesta en la publicación de varios índices de confianza ambos lados del Atlántico, así como de los datos definitivos del PIB de EEUU de cierre del cuarto trimestre, que poco aportan ya a la hora de calibrar la evolución de la economía del país. Lo que sí será interesante será conocer el índice Manufacturero de la FED de Dallas, así como los indicadores adelantados de inflación, ventas minoristas y desempleo en la eurozona. Ya saben, en este 2023, más que nunca, abróchense los cinturones.