Voladura financiera, dilema de la FED y totalitarismo CBDC

Ya está aquí la crisis financiera que directivos empresariales, burócratas y analistas aseguraban que no se iba a producir. Siempre que se acerca el final de un ciclo económico expansivo inflado con montañas de liquidez artificial creada del aire –mediante el fraudulento modelo monetario del dinero/deuda– sucede lo mismo. Una vez que el virus de la desconfianza llega al torrente sanguíneo del sector financiero no hay vacuna posible, ni siquiera medicamento que alivie sus síntomas (tampoco las CBDC), aunque los ingenieros sociales insistan en vestirse de boticarios que diseñan fórmulas magistrales.

La pasada semana comenzó con la quiebra e intervención de Silicon Valley Bank (SVB) y esta arranca con la operación de salvamento de Credit Suisse, cuyo parche colocado por el Banco Nacional de Suiza no ha evitado la fuga de clientes y accionistas que ha descapitalizado el banco a una velocidad de vértigo.

CREDIT SUISSE A UBS POR 3.250 MILLONES

La gestora estadounidense BlackRock estudiaba adquirir la entidad para hacer más grande su imperio (aunque lo negara públicamente), pero ha sido el suizo UBS, quien se ha llevado el gato al agua tras ofrecer primero 1.000 y luego 2.000 millones pidiendo además al Gobierno que le respalde, trasladando el riesgo del balance del ya conocido como «Debit Suisse» a las cuentas públicas estatales. Después se ajustó el precio para alcanzar los 3.250 millones, aproximadamente un tercio del valor en Bolsa con el que cerró la pasada semana.

Como en el caso del rescate de SVB nos dicen que se trata de «medidas de emergencia», con «carácter temporal» y que servirán para «garantizar a los depositantes» y la «estabilidad» del sector financiero. Como ha sucedido en ocasiones anteriores no será cierto. Se pondrán más ladrillos en el edificio de la intervención gubernamental de una actividad, la bancaria, que es la más regulada del mundo, aunque nos intenten convencer de lo contrario. Una regulación diseñada para privatizar beneficios y socializar pérdidas, que tras cada crisis sirve como excusa para reclamar «más Estado y menos mercado». 

QUIEBRAS Y TIPOS DE INTERÉS

Ningún banco tiene liquidez suficiente para soportar una pérdida de confianza y los bancos centrales fueron creados precisamente para dar la liquidez necesaria, siempre que los activos de ese banco tengan valor, aunque no sean lo suficientemente líquidos para venderlos. Pero en esta crisis el problema no es que esos activos, la deuda pública y privada, no sea líquidos, ya que hay compradores para ellos, sino que el valor al que se venden es inferior al que tienen anotado las entidades en los libros, lo cual genera un agujero que debe ser cubierto con nuevo capital.

Y ahí sí que hay problemas porque nadie quiere aumentar su exposición al sector, que ya deja de beneficiarse de la subida de tipos de interés (a través de su margen de intermediación) y se ve perjudicado por la pérdida de valor de «inversiones» que sólo son rentables con políticas monetarias expansivas. 

En realidad son los reguladores, grandes bancos de inversión y las gestoras de fondos quienes eligen el momento para hacer saltar la chispa que inicia el fuego a un sistema cuyos cimientos ya estaban empapados de gasolina y llenos de agujeros, porque nunca tuvieron una base adecuada. El caso de SVB es un ejemplo de ello. La Casa Blanca no quiso autorizar la venta a otra entidad (había candidatos que no gustaban a la Administración Biden), Goldman Sachs prometió el éxito de una ampliación de capital que nunca se produjo, y Blackrock salió a la palestra a anunciar que la caída de este banco era la «primera ficha del dominó». 

INFORMACIÓN PRIVILEGIADA

Además, hay señales muy claras que muestran que algunos sabían con antelación lo que iba a ocurrir, no porque vieran la tendencia, sino porque tenían información privilegiada. Esa que ahora dice la Reserva Federal que va a investigar cuando son precisamente sus socios, aliados y consejeros los presuntos responsables.

Es muy revelador que los dos mayores bancos de Israel crearan un grupo de emergencia días antes de la quiebra de SVB para ayudar a las empresas tecnológicas de su país, que tenían depósitos en el banco norteamericano, sacando 1.000 millones de dólares. Por no hablar de los movimientos de los directivos de la entidad californiana vendiendo acciones antes de la crisis y la actuación de Peter Thiel, fundador de Palantir Technologies (el ojo que todo lo ve) en los instantes previos a la fuga de depósitos que obligó a SBV a acudir a la puerta de Goldman Sachs pidiendo ayuda.

Todo esto debería investigarlo la FED en esa supuesta auditoría que dice estar realizando y no tiene que irse muy lejos, porque todos estos sospechosos habituales que estoy citando trabajan desde hace años dentro y fuera de la FED y el Tesoro de EEUU guiando las decisiones de política económica y monetaria del país.

JP Morgan, el aliado de Janet Yellen para los rescates a la carta, asegura que las medidas anunciadas por el Tesoro y el propio banco central para evitar el contagio al resto del sector bancario supone en la práctica garantizar dos billones de dólares (trillions USA) de liquidez. Es casi el triple de lo que puso sobre la mesa Hank Paulson en la crisis financiera de 2008. 

LA REUNIÓN DE LA FED

Precisamente en los próximos días se reúne el consejo de gobierno de la Reserva Federal para decidir sus próximos movimientos, entre los cuales está la enésima subida de tipos de interés. La inflación subyacente se mantiene en unos niveles inasumibles y Jerome Powell y el resto de gobernadores llegan al cruce de caminos donde los guitarristas de blues venden su alma al diablo. O terminan de pinchar la burbuja subiendo tipos y provocando la recesión, o bien congelan el endurecimiento monetario dando alas a la inflación. Hagan lo que hagan se equivocarán, porque el error es de base. La alquimia monetaria no es posible.

Jerome Powell, presidente de la FED, tiene ahora un problema en Japón
Jerome Powell, presidente de la FED.

No descartemos que los bancos centrales inauguren un nuevo paradigma, en el que se rescate a la banca mientras se siguen subiendo tipos, reduciendo la demanda agregada por la vía de destruir a hogares y pequeñas y medianas empresas, mientras se hace la vista gorda con el gasto público, que es otro de los principales impulsores de la inflación.

Esto supondría entrar en una espiral que podría sentar las bases para implantar las divisas digitales de banca central (las CBDC), que para ser aceptadas por el gran público deben ser precedidas de una catástrofe financiera que haga a los ciudadanos vender lo que les queda de libertad a cambio de un plato de lentejas. En España será más fácil que en otros países, por aquello de “vivan las caenas”.

FEDNOW, PRELUDIO DE LAS CBDC

No se trata de una teoría, sino de una conspiración a secas. La Reserva Federal acaba de anunciar que el próximo julio lanza su FEDNOW, un sistema que aspira a ser el puente entre el sistema actual y el de las CBDC, con una nueva divisa, el FEDCoin.

Esto se lleva gestando desde hace más de un lustro y en la actualidad nueve de cada diez bancos centrales tienen en marcha proyectos piloto para esta especie de reseteo monetario, que no tiene nada de reinicio, ya que en esencia está basado en los mismos fundamentos que el modelo actual pero con una diferencia fundamental: permitirá a una autoridad central supranacional rastrear todas y cada una de las operaciones realizadas por cada uno de los ciudadanos.

NOS DIRÁN QUE CON LAS NUEVAS DIVISAS DIGITALES DE BANCA CENTRAL (CBDC) NO HABRÁ PÁNICOS FINANCIEROS NI FRAUDE FISCAL

Y nos dirán que es por nuestro bien, que así no habrá más corridas bancarias, ni fraude fiscal, Y una vez que esté implantado no habrá límite para que los planificadores centrales decidan qué hacer con nuestro dinero. Le podrán poner fecha de caducidad para que se gaste, limitando su uso en función de políticas discrecionales. Es más, seguramente veamos como nos dicen que con este nuevo sistema se pueden aplicar tipos de interés negativos en las cuentas corrientes y que eso no es inflacionario. 

CBDC
La trampa de las CBDC.

Como explicaba hace unos meses el subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Bob Li, al principio estas divisas digitales de banca central servirán para abonar las prestaciones sociales y promover la “inclusión financiera”. Luego se aprovechará la crisis para garantizar todos los depósitos con estas CBDC y a partir de ahí no habrá limite para imponer un sistema de crédito social que premie o castigue a aquellos que sigan o se opongan a las consignas del burócrata de turno.

LOS BRICS Y LAS CBDC

La cuestión clave aquí es que los países que tengan materias primas, como hidrocarburos, tierras raras o metales preciosos, podrían ligar sus divisas digitales a estos activos reales, lo cual daría un vuelvo en el tablero geopolítico, pondría en serio riesgo la hegemonía del dólar y por supuesto acabaría con el euro.

Mientras países europeos y estados norteamericanos modifican sus legislaciones para cambiar la definición de dinero –y poner la alfombra a estas CBDC sin respaldo– países como China, Arabia Saudí, Rusia o Irán estudian como crear una superdivisa, que dependa del yuan digital, pero que esté ligada a materias primas. Esa es una de las guerras que muchos parecen no ver, nos fijamos en la parte bélica y en la batalla tecnológica pero no en la monetaria. Que seguramente sea tan importante, o más, que las otras dos.

Todo esto no sucederá en unos meses, sino que llevará años. La buena noticia es que el futuro no está escrito. Sin nuestra colaboración no podrá extenderse este modelo totalitario. Por eso vivimos en permanentes operaciones psicológicas dirigidas a destruir nuestro espíritu crítico y sentido común. En la medida en que seamos conscientes de las fuerzas que mueven el mundo podremos cambiarlas. Si preferimos vivir en la ignorancia y el conformismo estamos perdidos.