A lo largo de los últimos tiempos el kéfir ha ido cogiendo una popularidad entre los usuarios a modo de bebida, puesto que es a base de leche fermentada. No es nuevo su consumo, pero sí la manera en la que se tiende a probar o a hacer uso de ella sin conocer de qué trata ni de cuáles pueden ser sus beneficios o contraindicaciones.
Como tal, kéfir es un producto lácteo líquido, fermentado y muy aromático, que se obtiene por una doble fermentación: ácido-láctica, por acción bacteriana; y alcohólica, por levaduras. Así, la consistencia y sabor dependen de la fermentación alcohólica, de modo que se puede hablar de un kéfir fuerte, medio y suave. Del mismo modo, también es verdad que algunos kéfires pueden contener graduación alcohólica. Pero no; no son recomendados para todo el mundo. Desde nuestro portal de MERCA2 repasamos por qué no debes tomarlo.
5Las propiedades del kéfir hacen que su consumo pueda traer infecciones

Los gránulos de kéfir son un pequeño ecosistema vivo. Estas bolas contienen caseína, colonias bacterianas de varias especies, que es lo que hace que estas tengan un aspecto granuloso similar al de una coliflor y poseen una envoltura formada por un polisacárido que le da un aspecto gelatinoso. De todos modos, es su composición la que puede hacer más daño del que imaginamos.
El motivo es que más allá de esas bacterias que hemos mencionado al inicio, el kéfir está constituido, entre otras cosas, por levaduras vivas. Por ello, su consumo puede aumentar la probabilidad de contraer infecciones si a la vez se toma algún medicamento que disminuye la acción del sistema inmunológico. Por tanto, si ya de por sí afecta a la absorción de estos últimos, también puede provocar una reacción en nuestro cuerpo mucho más crítica.