Por si no teníamos suficiente con las amenazas constantes de nuevas pandemias, la guerra de Ucrania, el terremoto de Turquía y la tensión constante con el gigante chino, ahora resulta que en el escenario geopolítico global también hacen aparición los objetos voladores no identificados, unos ovnis que no parecen ser de procedencia extraterrestre porque son derribados sin problemas por los cazas de Estados Unidos y Canadá. Es ya lo que nos faltaba por ver en este 2023 que según va avanzando más sorpresas nos depara.
OVNI EN EL CIELO, SAQUEO EN LA TIERRA
Todo el planeta observa con atención los reportes del NORAD, que está alimentando las especulaciones porque no apunta con claridad al origen de estos artefactos. Ni siquiera hay consenso sobre la forma de los mismos. Los informes y declaraciones de los pilotos parecen sacados de la película Encuentros en la tercera fase, indicando que los aparatos sin identificar interfieren con los sensores de los cazas y apuntando que, al menos, uno de ellos, tiene aspecto cilíndrico. Todos los ingredientes para que miremos a los cielos mientras burócratas y empresaurios sacan tajada en la tierra.
En lo puramente económico el debate sigue girando en torno a la política monetaria y la crisis energética. Los tipos de interés de intervención en Estados Unidos ya están cerca de superar la inflación oficial. Y si miramos el deflactor del consumo privado –que es el que más le gusta a la Reserva Federal para sus intervenciones– parece claro que la esperada pausa en las subidas de las tasas de referencia está a la vuelta de la esquina, aunque Jerome Powell apunte lo contrario a la espera de conocer la demanda de los hogares y el IPC de cierre de enero.
La inversión de la curva de intereses entre la deuda a dos y diez años de EE. UU. es la más grande desde 1980. La recesión es inevitable y hay voces que consideran que si los halcones de la FED llevan los tipos hasta el 6% el ansiado aterrizaje suave podría complicarse. La semana pasada las Bolsas cerraron en rojo, esperando los datos de inflación que en el caso de la economía norteamericana se publicarán mañana martes.
RUSIA CIERRA EL GRIFO
Otro de los elementos responsables de la volatilidad de los mercados es el aumento del precio del petróleo, que ya no sólo sube por la apertura china, sino también por la reducción de oferta en 500.000 barriles diarios anunciada por Rusia en respuesta a las sanciones occidentales. A partir de marzo la oferta de crudo del país se reducirá un 5% y la OPEP+ no tiene intención de abrir el grifo para compensar este recorte, ya que el cartel está dirigido por Arabia Saudí y la propia Rusia.
La Casa Blanca critica la medida acusando a Putin de usar la energía como un arma de guerra, lo cual resulta cuanto menos paradójico teniendo en cuenta que EEUU se está haciendo de oro vendiendo a Europa el gas que antes llegaba por el Báltico hasta que los Nord Stream fueron destruidos. El prestigioso periodista Seymour Hersh acusa directamente a la Casa Blanca y al Gobierno de Noruega de estar detrás de los atentados. Alemania calla, aunque es el principal perjudicado, seguramente porque Scholz sabe perfectamente quienes son los autores intelectuales y materiales. Suecia también, pero se niega a facilitar los resultados de sus investigaciones para no salpicar a los aliados.
¿DONDE ESTÁN LAS RESERVAS?
Mientras tanto la OTAN aprieta a la Unión Europea para que utilice las reservas sustraidas al Banco Central de Rusia para una supuesta reconstrucción de Ucrania en la que la gestora BlackRock repartirá los fondos entre empresas occidentales. El problema es que las entidades financieras que tienen los euros, dólares y oro rusos en el extranjero se están haciendo las remolonas y, en realidad, nadie sabe bien dónde están estos activos.
Los servicios jurídicos de Bruselas trabajan para diseñar un marco legal que permita el saqueo de estas reservas, sin darse cuenta de que se abre la puerta a un sistema monetario global bipolar, que amenaza el dominio del dólar y, en menor medida, del euro. No lo diceN solamente RT y el Pravda, lo apunta el economista Nouriel Roubini en el británico Financial Times.
En Francia las protestas sociales continúan mientras el Gobierno de Macron busca fórmulas para financiar la construcción de nuevas centrales nucleares. La eléctrica gala EDF está evaluando la posibilidad de coger dinero de los depósitos que tienen los ciudadanos en la Caisse des Dépôts et Consignations (CDC), un banco vinculado al Estado que lleva a cabo “proyectos de interés público”.
En las populares cuentas de ahorro «Livret A» hay 370.000 millones de euros, de los cuales está previsto utilizar un máximo de 20.000 millones para los nuevos reactores. Para ello necesitará la autorización de la Comisión Europea.
CLIENTES Y CONTRIBUYENTES
Es inquietante ver como se habla con tanta alegría de sustraer el ahorro de los hogares para embarcarse en proyectos que las multinacionales no quieren financiar, bien porque no esperan lograr una rentabilidad atractiva, o simplemente porque prefieren que se abone con dinero público y luego ellas sacar tajada. Es la deriva de la economía mundial: que los ciudadanos paguen a las corporaciones no sólo como clientes, sino como contribuyentes. Toda crisis económica hace avanzar esta agenda que algunos denominan ahora «El Gran Reseteo» y que es una versión moderna del corporativismo socialista de mediados del pasado siglo.
En España el debate sobre la energía nuclear no gira en torno a cómo financiar nuevos reactores sino en cerrar los que funcionan actualmente. El caso de la central de Almaraz es paradigmático, ya que supone menos del 2% de la potencia instalada en España pero genera en torno al 7% de la electricidad anual con una producción barata y sin emisiones de CO2. Como señala Gerardo del Caz «plantear su cierre sólo puede responder a ignorancia y posicionamientos políticos errados». Algo de lo que en España vamos sobrados.
EL TIMO DE LA EXCEPCIÓN IBÉRICA
Y si no me creen basta con mirar al Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera, que con el cuento de la llamada «excepción ibérica» ha metido en las facturas de los hogares un coste extra derivado de una intervención gubernamental que además sirve para que las familias y empresas de nuestros países vecinos tengan la luz más barata. La consultora norteamericana Nera asegura que desde el 15 de junio los consumidores españoles hemos pagado 1.945 millones de euros a Portugal, Francia y Marruecos. Esto debe ser el famoso “escudo social” sostenible, resiliente e inclusivo.
En Reino Unido todavía se están recuperando de la visita de Zelensky para pedir armas y dinero, que le serán concedidas con la excepción de los aviones, que Sunak no quiere enviar todavía consciente del jardín en el que están metiendo al actor ucraniano. Mientras tanto el Banco de Inglaterra lanza su libra digital, como el resto de autoridades monetarias que con estas CBDC aspiran a reformar el sistema monetario reduciendo libertades y aumentando el control social. Al principio estas divisas convivirán con el dinero en efectivo y luego lo sustituirán al obligar a los perceptores de prestaciones sociales a utilizarlas.
En cuanto a la agenda semanal, además de la inflación en EEUU de enero conoceremos el índice Empire Manufacturero de febrero y el de precios de producción de enero. En Europa el interés de los inversores se centrará en la publicación de la producción industrial de diciembre y en la segunda lectura del PIB del último trimestre de 2022.
Y en Asia el protagonista en Japón, cuya crisis de deuda amenaza con llevarse por delante al gobernador del Banco Central antes de que concluya su mandato. El mercado espera que se produzca un endurecimiento de la política monetaria en el país nipón cuando acceda al cargo el sustituto de Haruhiko Kuroda. Veremos si se atreven tras casi tres décadas de represión financiera.