Muchas personas al ver sangre no pueden evitar marearse y encontrarse mal. En algunos casos, sólo con pensar en ella pueden llegar a sufrir de malestar, ansiedad, o dolor de cabeza. En otros casos la gravedad es más severa y puede incluso producir desmayos. Lo importante aquí, y lo más interesante, es que el hecho de observar agujas, sangre, vísceras o heridas, produce en algunas personas una reacción fisiológica concreta y bien caracterizada por la ciencia. La buena noticia es que, esta reacción, puede llegar a ser controlable y se puede superar. En este artículo te contamos el truco para que nunca vuelvas a desmayarte al ver sangre.
1Hematofobia se llama la fobia a la sangre
El miedo a la sangre se denomina Hematofobia, y las personas que lo sufren temen las heridas, los hospitales, los cortes y las jeringuillas. Esta fobia algunas veces puede tener consecuencias problemáticas para la persona, y puede desencadenar en trastornos más serios como ansiedad e incapacitación para someterse a cuidados médicos (como un simple análisis de sangre) o la capacidad de proporcionar ayuda a una persona que haya sufrido algún accidente.