Live Nation es, con diferencia, la empresa productora de conciertos más grande del mundo. Entre ellos y Ticketmaster la empresa participa de una forma u otra en la mayoría de las producciones de las grandes giras y festivales del planeta. Es un monolito inmenso de esos que parece inquebrantable, y del que buena parte de la industria se ha hecho dependiente. Pero ese tamaño es tan grande que en países como España terminan compitiendo con ellos mismos, con consecuencias complicadas para los melómanos.
Es que esta necesidad de asegurar primero al artista más grande, en el escenario más grande posible genera que se anuncien los eventos internacionales con cada vez más tiempo de antelación. Este choque, encabezado en el país por las oficinas de Madrid y Barcelona es lo que tiene a Metallica anunciando su concierto en la capital en noviembre del año pasado, casi año y medio antes de la fecha, o el de Madonna en la ciudad Condal avisado 9 meses antes, tiempo suficiente para un parto.
No es un patrón nuevo, y que se repite también entre los festivales, que anuncian la mayoría de su cartel hasta 6 meses antes. Si bien esto puede generar la ilusión de mayor tiempo para hacer planes el modelo de fila virtual implantado por la empresa obliga a los usuarios a esperar varias horas antes para conseguir su entrada, cuando pueden lograrlo. Sin embargo, casos como el de Coldplay, que llenó cuatro veces el estadio olímpico de Barcelona, demuestran lo fácil que es quedarse fuera del concierto de nuestros sueños con este modelo.
Lo cierto es que para la empresa también conlleva algunos riesgos tener que anunciar eventos con tanta antelación. Desde aumentar las posibilidades de cancelación, como le paso al Mad Cool Sunset cuando Rage Againts The Machine se cayó del cartel obligándolos a cancelar, problema que mantiene al festival con problemas por no haber devuelto los gastos de gestión a buena parte de quienes habían comprado la entrada.
LOS ASISTENTES SUFREN POR ESTE CHOQUE INTERNO
Al hablar con trabajadores de la empresa el comentario es que las oficinas de Madrid y Barcelona operan, y compiten, como si fueran dos compañías diferentes. Esto hace complicada la planificación y es precisamente lo que empuja a que los eventos se anuncien con tanto tiempo de antelación, la idea es que cuando puedan coincidir los públicos proteger las ventas posibles de eventos que puedan coincidir en fechas de alta demanda, en especial en el verano. Pero lo que no ocurre, que si pasa en los festivales, es que los precios bajen.
Pareciera que de hecho hubiese un precio mínimo obligatorio para artistas internacionales, al menos es lo que se puede pensar al revisar la página de la productora. Es que cualquier evento grande, es decir un artista que puede llenar un escenario como el Wizink Center o el Palau de Sant Jordi, se mantiene por encima de los 50 euros. Es que esta competencia de Live Nation contra Live Nation deja a los españoles con lo peor de dos mundos, por un lado, una empresa monopólica que puede poner el precio que quiera, y al mismo tiempo el choque de eventos que los lleva a comprar con mucho tiempo de antelación, y a no poder organizarse.
También hay que decir que las dificultades y criticas a la empresa no se resumen al público y los expertos en España. Pero las grandes dificultades para buscar otras opciones han obligado a algunos de sus más grandes críticos, titanes del mundo de la música como Taylor Swift o Pearl Jam han tenido que trabajar con la productora, aunque la cantautora ha denunciado las prácticas de la plataforma de Ticketmaster y ha llevado a que estén siendo revisados por las leyes antimonopolio de Estados Unidos.
UN AÑO COMPLICADO PARA LIVE NATION A NIVEL INTERNACIONAL
Mientras que aún encajan el golpe de la pandemia, que impidió la mayoría de sus operaciones normales por más de un año 2023 puede ser otra crisis interna para la compañía. No es que vayan a tener problemas para vender sus entradas, después de todo se siguen llenando los eventos a pesar de la crisis de consumo y la inflación la gente sigue queriendo recuperar el tiempo perdido durante el encierro pandémico.
Que haya una gran y monolítica productora global, y que la misma sea uno de los principales espacios para comprar entradas incluso de eventos de otras productoras es
Pero al mismo tiempo las denuncias constantes, tanto a nivel legal como las de las redes han hecho un daño quizás permanente a la imagen de la empresa. A eso se puede sumar que su fusión con Ticketmasters está siendo revisada con lupa en Estados Unidos lo que puede significar un serio problema para su marca. Lo cierto es que al leer entrevistas no deja de dar la sensación de que hay un alto porcentaje de artistas buscando saltar a la primera opción viable que aparezca.
En el fondo no es más que otra muestra de que la industria musical no ha vuelto a ser la misma desde que se redujeron las ventas de CD. Que haya una gran y monolítica productora global, y que la misma sea uno de los principales espacios para comprar entradas incluso de eventos de otras productoras es un problema, incluso para ella misma.