El Roscón de Reyes es uno de los dulces por excelencia de las fiestas navideñas, y forma parte de nuestra tradición más arraigada. Se puede degustar desde muchas semanas antes, pero lo tradicional es tomarlo en el día de Reyes, lo que marca un poco el fin de la Navidad. Este dulce clásico es una especie de bollo dulce en forma de rosca, que se decora con trozos de fruta confitada, láminas de almendra y azúcar. Puede rellenarse de crema, nata montada, trufa, chocolate o moca. En su interior se introduce un premio (que suele ser una figurita), y un haba. Según la costumbre popular, quien encuentra la figura, en su porción de roscón, debe ser coronado Rey. Quien encuentre el haba tendrá que encargarse de pagar el postre.