El petróleo amenaza con una fuerte escalada de precios a partir del próximo 5 de diciembre, mientras la inflación continúa en máximos históricos en la Eurozona, por encima del 10%, y al alza en EE UU. En esta fecha señalada en rojo por todo el sector entra en vigor las sanciones de EE UU y la UE contra las compras del oro negro ruso por vía marítima. El riesgo de una estanflación es aún mayor de producirse el escenario contrario de los bancos centrales.
Este hecho, según algunos expertos, disparará el precio de la materia prima. Sobre el papel, esta teoría es más que plausible, siempre y cuando se cumpliera, y dispararía la inflación durante el próximo año debido a la fuerte reducción de la oferta y una demanda estable. Todo ello, unido a la recesión sería el germen de uno de los peores escenarios económicos conocidos.
La teoría de los barcos fantasma es la más probable ante la necesidad de mantener el flujo de petróleo
No obstante, en el mercado hay trampas. Así, por ejemplo, un petrolero ruso podría descargar su carga en alta mar en otro de una bandera ‘amiga’ de Vladimir Putin y éste poner en circulación el oro negro en los mercados internacionales. Oficialmente, un tercer país comprará esta materia prima trasvasada sin que haya transacción alguna Rusia.
LOS BARCOS FANTASMA Y EL PETRÓLEO DE PUTIN
Esta teoría de los barcos fantasma es la más probable ante la necesidad de mantener el flujo de petróleo, como se ha hecho con los metaneros de gas ruso durante los últimos meses. Sin embargo, el precio a pagar por este crudo «ilegal» será mayor que en el mercado debido a las comisiones impuestas por el país aliado del invasor de Ucrania. Esta estrategia de Rusia para evitar las sanciones presionará a los Países Productores de Petróleo (OPEP), que deberían introducir en el mercado la carencia del crudo ruso.
Sin embargo, el cártel petrolero, liderado por Arabia Saudí y Rusia, no está por la labor de facilitar la materia prima a Occidente. En agosto, subieron tan sólo la producción un 0,1%, es decir, unos 100.000 barriles diarios. Todo ello, bajo la excusa de una caída de la demanda por temor a una recesión mundial.
El argumento coincide con el escenario que barajan los bancos centrales. Pese a este exiguo aumento de la oferta, los precios de los barriles de referencia en Europa y EE UU, Brent y West Texas, respectivamente, caerán si continúa endureciéndose la política monetaria. Es decir, si se mantienen las subidas de los tipos de interés en la Eurozona, Inglaterra y EE UU.
LA PRESIÓN DE LOS BANCOS CENTRALES EMPUJA AL ALZA AL PETRÓLEO
Todo apunta que los precios del euro, libra y dólar continuarán al alza. En diciembre, de hecho, se espera la subida de tipos de la Reserva Federal en el 0,5%, para situar el precio del billete verde en el 4,5%. Para la Eurozona, más rezagada, se espera un nuevo incremento del 0,75%. Sin embargo, os supervisores de la banca están estrangulando a las empresas petroleras en esta lucha para combatir la inflación con una fuerte caída en el flujo de caja libre de las grandes petroleras.
De esta forma, las petroleras reducirían su gasto y su actividad económica. No obstante, los costes están cubiertos dentro de la operativa, por lo que una menor inversión de las petroleras podría incrementar los precios por el lado de la oferta siempre y cuando la demanda se mantenga. En caso de una entrada en recesión, la demanda bajaría y por tanto también el precio del crudo y sus refinados.
Pero esta crisis es inusual. La demanda, pese a los altos precios del combustible fósil, no ha cesado, aunque sí las compras de las ventas minoristas, que han incrementado su montante, pero no el volumen. Los analistas consultados por Bloomberg apuntan así una caída de los precios del crudo siempre y cuando se cumpla la recesión.
DESQUILIBRIOS POR LA OFERTA Y UNA DEMANDA QUE NO SE ASUSTA POR LA RECESIÓN
Sin embargo, también señalan que la caída de la inversión en exploración y desarrollo del petróleo y gas, el mercado se tensionará a partir del segundo semestre de 2023. En este sentido, la producción del frácking -extracción de petróleo y gas de esquisto en EE UU- podría sufrir las consecuencias de estas caídas ya que es rentable sólo a ciertos niveles de precios. Con ellos fuera del mercado, la OPEP+ controlaría la demanda, con Rusia al frente.
Así las cosas, tratar de predecir el movimiento del precio del petróleo no es sólo un reto, sino que es prácticamente imposible. Es una de las materias primas que en plena recesión puede alcanzar máximos históricos, como ocurrió en julio 2008, y hundirse a 35 dólares, como pasó en los primeros compases de 2009.
En este momento, su precio se estabiliza sobre los 93 dólares por barril, con un euro-dólar por encima del 1,04. En este sentido, cuanto mayor sea la fortaleza del dólar, menor es el precio del petróleo y viceversa, aunque se han registrado en el pasado desequilibrios en esta relación.
LAS RESERVAS DE PETRÓLEO, EN MÍNIMOS DE 18 AÑOS
Esta situación podría ser transitoria. Es decir, una tranquilidad en el precio ante la bajas compras realizadas por parte de los países de la OCDE. Según la Agencia Internacional de la Energía, el nivel de las reservas se sitúa en mínimos de hace 18 años. Para el organismo, los almacenes albergan 4.000 millones de barriles, tras una caída de 8 millones en las reservas industriales y de otros 37,4 millones en los stock de los Gobiernos.
A su juicio, la presión será aún mayor una vez llegue el próximo 5 de diciembre. El actual ajuste entre oferta y demanda es demasiado equilibrado. Una menor oferta, provocaría incrementos en los precios, según sostiene este organismo.
Por otro lado, la atención se centra especialmente en el diésel, más utilizado en la industria, con el mayor diferencial de precio respecto al crudo en la historia. De hecho, los precios son un 70% y un 425% más elevados respecto al año anterior. El Brent se ha incrementado apenas un 11% en el mismo periodo.