Los bajistas exprimen a Meliá antes de sus resultados

Las previsiones para Meliá apuntan a que 2022 será un año positivo para la hotelera, donde la reactivación del turismo tras la pandemia hará volver a beneficios a la compañía. Sin embargo, las perspectivas de negocio para los dos próximos años no son tan halagüeñas y los expertos creen que la firma que dirige Gabriel Escarrer sufrirá un descenso de sus resultado operativo por los desafíos macroeconómicos.

Con este escenario, los bajistas incrementan la presión sobre la compañía, que ya pierde cerca del 33% de su valor en lo que va de año. Los movimientos de los fondos de cobertura que apuestan contra Meliá se producen a tan solo dos semanas de que la hotelera presente los resultados correspondientes al tercer trimestre del año, de los que se esperan cifras especialmente positivas.

Se trata de Eleva Capital y Systematica Investments, dos hedge funds que mantienen posiciones en corto contra Meliá y que suman el 1,11% del capital social de la compañía. El fondo francés afloró una posición corta del 0,51%, equivalente a algo más de cinco millones de euros el pasado 4 de julio, mientras que Systematica sumó otro 0,5% en corto el 29 de septiembre.

El contexto económico global puede pasar factura al sector turístico y lastrar la recuperación de las compañías hoteleras en 2023 y 2024

Ahora, la firma suiza ha vuelto a la carga incrementando sus cortos hasta alcanzar el 0,6% del capital de la compañía el pasado martes. Septiembre ha sido un mes negro para la hotelera, habiendo registrado una caída en el Ibex 35 superior al 21% y octubre, de momento, no mejora la situación bursátil de la hotelera, que cae cerca de un 6%.

Un escenario a través del cual los fondos bajistas se están embolsando ganancias gracias a las pérdidas de Meliá, de la que esperan siga cayendo en el selectivo dados los últimos movimientos registrados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

LA INCERTIDUMBRE MARCA LOS DOS PRÓXIMOS AÑOS DE MELIÁ

La fuerte recuperación turística impulsará sus beneficios, según prevén los analistas y la propia compañía. De hecho, para el término del año Meliá espera obtener un resultado bruto de explotación (Ebitda) superior a los 400 millones de euros, así como la reducción de su abultada deuda en 250 millones de euros.

En esta estrategia, la compañía aseguró que se enfocaría también en la expansión de su negocio, en la que Meliá fija su foco en el llamado ‘Eje Vacacional’, desde el Caribe hasta el Sudeste Asiático, pasando por el Mediterráneo, Oriente Medio y África Oriental, donde ya tiene una importante presencia.

Su deuda actual se sitúa en los 1.330 millones de euros, un 124% más con respecto a la registrada en 2019, cuando Meliá contaba con algo más de 592 millones de euros de pasivo.

No obstante, el contexto económico global puede pasar factura al sector turístico y lastrar la recuperación de las compañías hoteleras en 2023 y 2024. Así lo considera Deutsche Bank, cuyos expertos rebajaron las expectativas sobre Meliá para este periodo recientemente. «Aumentamos nuestras suposiciones para el ejercicio fiscal 2022 y las reducimos para 2023 y 2024«, señalan los analistas de la entidad alemana.

De hecho, Deutsche Bank ya había asegurado anteriormente que el 2023 sería un año de transición para las empresas del sector. Y es que, la tendencia operativa de su negocio ampliamente diversificado ha sido muy fuerte y las cifras cosechadas en este ejercicio son mejores de lo esperado cada mes, pero los desafíos económicos relacionados con la inflación y la amenaza de una recesión pueden acabar con la buena racha.

INMERSA EN EL OBJETIVO DE REDUCIR DEUDA

Otro de los principales problemas a las que se enfrenta es el del endeudamiento, que ha ido escalando en los últimos años, especialmente durante la pandemia por Covid-19. Su deuda actual se sitúa en los 1.330 millones de euros, un 124% más con respecto a la registrada en 2019, cuando Meliá contaba con algo más de 592 millones de euros de pasivo.

Es por ello que a la multinacional balearse encuentra inmersa en un proceso de desinversiones para cumplir sus objetivos. Un proceso por el que ha ido reduciendo activos hasta quedarse con 37 hoteles en propiedad de los 43 con los que finalizó a cierre de 2019, es decir, en tan solo tres años Meliá se ha deshecho del 14% de los activos su cartera.

Con esta estrategia de desinversiones, el grupo hotelero también ha mostrado el giro hacia el modelo de gestión de inmuebles. De esta manera, la intención de la hotelera de no adquirir en propiedad ningún activo durante los próximos años, pero sí aumentar el número de contratos de gestión da buena muestra de la situación. Así, Meliá podrá reducir de manera considerable los franquiciados y los contratos de alquiler.