sábado, 14 diciembre 2024

Meliá navega en un mar de deudas

A cierre de 2021 el grupo Meliá Hotels tuvo pérdidas por valor de 193 millones de euros, pero hace veinte años, en 2002, obtuvo más de 50 millones de euros en beneficios. Las razones del desboque de la entidad hotelera podrían derivar de la pandemia de la COVID-19 y de las restricciones de movilidad que supusieron el cese de la actividad turística y hotelera.

Pero nada más lejos de la realidad. A finales del 2019, y antes del inicio de la crisis sanitaria del año 2020, Meliá registró una deuda por valor de casi 600 millones de euros, una cifra ya de por sí desorbitante y que ha seguido al alza en estos casi tres años. Hace tan solo un año la deuda del grupo hotelero ascendía a más de 1.500 millones de euros, aunque hoy en día han conseguido reducirla en casi 200 millones has situarla en 1.330 millones.

¿Y cómo se solventa una situación económica de este calibre? Meliá ya maneja varias opciones financieras para lograr el objetivo de 2022: reducir la deuda en 250 millones de euros. La entidad balear asume que deberá ajustar las condiciones de financiación de todos aquellos vencimientos del próximo año y, en la medida de lo posible, posponerlos.

Además, el grupo hotelero maneja otras opciones que afectan a sus inversiones inmobiliarias. La hoja de ruta de le empresa española pasa por continuar su desinversión y apostar por los contratos de franquicia y gestión. El ejemplo más claro de esta estrategia es la nula intención de adquirir en propiedad ningún activo más en un plazo de 5 años, pero sí aumentar en 40 el número de contratos de gestión. De esta manera se reducirían de manera considerables los franquiciados y los contratos de alquiler, un 19% y 87% respectivamente.

SIN VISTA DE APACIGUAR SU DEUDA

La primera de las paradas obligatorias para el grupo Meliá pasa por refinanciar su deuda. El grupo es consciente de que ahora mismo no es un cliente 100% fiable para las entidades bancarias, y para cumplir con sus obligaciones financieras lo más probable es que se sienten a renegociar los plazos de los vencimientos para el próximo año 2023.

De todas maneras, y aunque el grupo hotelero espera y confían en cerrar el año con beneficios (ya han comenzado los dividendos positivos a lo largo de este 2022), la incertidumbre marcada por la situación macroeconómica actual implica observa el calendario financiero con la atención que se merece. Todo con evitar cualquier tipo de imprevisto y poder cumplir con todas las garantías ante las entidades bancarias.

Con todo, Meliá trabaja en tres estrategias distintas con el objetivo final de reducir su deuda en 250 millones para cerrar el 2022. La primera de ella consta de una diversificación de la deuda, con la proyección futura a medio plazo de emitir bonos de deuda.

La segunda de ellas tiene que ver con la parte de desinversión que la entidad prevé ejecutar en los próximos meses, sobre todo en el mercado latinoamericano, donde prevé la venta de una cartera de activos por valor de 200 millones de euros. Una liquidez que podrá apaciguar su deuda.

Eso sí, la desinversión del grupo hotelero será en cuanto a propiedades, Meliá seguirá siendo la gestora principal de los inmuebles.

LA DESINVERSIÓN COMO BANDERA

Para los próximos años Meliá ha rubricado su firma en 48 contratos nuevos, pero ninguno en referencia a la adquisición en propiedad de algún inmueble.

Desde hace tiempo, la estrategia de desinversión de Meliá viene influida más por las deudas acumuladas que por la débil situación económica actual. La estrategia tomada por la cadena hotelera ha llevado a Meliá a registrar mínimos históricos en cuanto a activos en propiedad. De hecho, estos últimos no reflejan tan solo reflejan el 11% del total de los activos.

La entidad española prefiere centrar su estrategia en firmar contratos franquiciados, de alquiler o gestión

Sumado a las desinversiones, al hecho de deshacerse de activos en propiedad, centrados principalmente en el mercado latinoamericano, donde hasta ahora Meliá era el referente hotelero, está la diversificación. Esto significa que la entidad española prefiere centrar su estrategia en firmar contratos franquiciados, de alquiler o gestión, preferiblemente este último. En los próximos cinco años Meliá pasará de tener 43 inmuebles en contrato de gestión a tener 83.

En referencia a los contratos de franquicia se suma un hotel de Tenerife y lo hará a Affiliated By Meliá, la red de marca creada por Meliá el pasado año 2020.

La situación de la entidad balear no deja ser bastante preocupante teniendo en cuenta que en algún momento fue reina y señora del mercado hotelero español. Si Meliá no juega bien sus palancas financieras las deudas podrían ahogarla definitivamente.


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