sábado, 14 diciembre 2024

La Generalitat trata de convertir un aeropuerto fantasma en su Cabo Cañaveral

El papel lo aguanta todo mientras la Generalitat continúa el despilfarro de dinero para mantener infraestructuras fantasma, como el aeropuerto de Alguaire. Las perspectivas para este aeródromo eran no sólo optimistas, sino también irreales. «El aeropuerto de Alguaire es territorial y socialmente rentable», aseguró el entonces consejero de Obras Públicas, Joaquim Nadal. Las previsiones en su inauguración, 2010, fueron estratosféricas a tenor de los datos actuales. En su primer año iba a llevar a más de 50.000 pasajeros, en 2020, casi los 400.000. Sin embargo, apenas una veintena de vehículos está

Las subvenciones al símbolo de la burbuja de los aeropuertos es una política que parece responder más a una necesidad de diferenciación y promoción política que a un proyecto real

«El aeropuerto de Lleida es un éxito», afirmó tan sólo dos años después, cuando el número de viajeros apenas alcanzaba los 1.000 mensuales. Cifras muy pobres y sólo al alcance de aeropuertos fantasma. La inversión inicial fue de 95 millones de euros, un montante al que hay que sumar el reguero de subvenciones concedidas en los últimos años. Un pozo sin fondo, pero la Generalitat ahora con Nadal de nuevo en el Gobierno, se opone a cerrarlo. Sería asumir un fracaso absoluto y, como todo en lo público, es preferible incrementar las pérdidas para que otros vengan después a arreglar el desaguisado.

EL AEROPUERTO DE ALGUAIRE, UN POZO SIN FONDO

La infraestructura ni es estratégica ni tampoco aporta a los ilerdenses, más que sufragar los gastos asociados. En plena temporada estival, con el número de pasajeros al alza en toda España, este aeropuerto no sólo no logra incrementar el número de viajeros, sino que los pierde. En concreto, en agosto registró una caída del 40% respecto al mismo mes del pasado año, hasta un total de 3.284 pasajeros, una media de 105 diarios. Si bien, el aeropuerto triplicó sus cifras respecto al otro aeropuerto del norte, el de la Seu de Urgell, más cercano a Andorra, con un total de 1.057 pasajeros mensuales.

Pere Aragonès mantiene la asistencia pública en el aeropuerto de Lleida
Pere Aragonès mantiene la asistencia pública en el aeropuerto de Lleida

En vista de que los vuelos a Baleares no son rentables, la Generalitat trata ahora de reactivar la actividad hacia la industria, logística y aeroespacial, como si de una especie de Cabo Cañaveral se tratara. Por el momento, el Govern, que no tiene en propiedad ninguno de los satélites enviados al espacio, sino que los ha subcontratado, ha convertido esta infraestructura en una plataforma de «certificación y desarrollo de la industria de los drones y la movilidad por el aire».

De esta forma, los nuevos cohetes catalanes serán drones, cuya tecnología permitiría avanzar hacia una aviación más sostenible y descarbonizada. Para ello, se usará este espacio como un campo de pruebas con el fin de eliminar el ruido de las turbinas u ofrecer un espacio seguro. Mientras esto sucede, el Govern continúa cobrando impuestos a las aerolíneas por las emisiones de CO2.

LANZAMIENTO DE COHETES Y DRONES, EL NUEVO DESTINO DEL AEROPUERTO DE LLEIDA

También propone el lanzamiento de cohetes, en pro de implementar el sueño del hasta ahora vicepresidente de la Generalitat Jordi Puigneró, cesado por Pere Aragonès la pasada semana. Por el momento, son planes que aguanta el papel, habrá que esperar para conocer si el fiasco es aún mayor.

Asimismo, el despilfarro de dinero ha sido una constante en este aeropuerto. Se subvencionaron a aerolíneas, como Ryanair, para que pudieran operar en el aeródromo, pero la falta de viajeros hacía inviable el negocio y la compañía irlandesa decidió cerrar la actividad apenas un año después de su puesta en marcha. El Gobierno con Nadal como consejero concedió 500.000 euros anuales y Ryanair exigió el pago de 2,2 millones más otros 60 euros por pasajero, frente a los 20 concedidos. La aerolínea tenía este contrato hasta 2014. Por ahora, sólo opera Air Nostrum, con vuelos a Palma de Mallorca.

Pese a las pobres cifras, la Generalitat no duda en calificar de «éxito» la ruta Lleida-Palma al afirmar que se ha consolidado y aumentado, pese a estar lejos de las cifras proyectadas. Sin contar con los años de la pandemia, esta ruta ha sumado una media de 10.500 viajeros anuales a Baleares, es decir, unos 28 por día. La mayoría tienen como destino Palma de Mallorca, mientras que 1.000 se dirigen a Ibiza y otros 2.000 a Mahón.

POBRES CIFRAS EN EL AEROPUERTO DE ALGUAIRE Y UN REGUERO DE SUBVENCIONES

El reguero de subvenciones que ha concedido la Generalitat para este tipo de infraestructuras no ha cesado. Para 2023, las ayudas públicas alcanzan los 3,2 millones para los vuelos no rentables de Alguaire.

Según Greenpeace, este aeródromo se ha convertido en todo un «símbolo de la burbuja de los aeropuertos» ya que jamás se han cumplido las cifras de demanda estimadas. En concreto, para este tipo de infraestructuras se conceden un máximo de 800.000 euros por aerolínea, un 60% más respecto al año inaugural. Para la ONG ecologista, esta «política que parece responder más a una necesidad de diferenciación y promoción política que a un proyecto real».

Esta es la misma estrategia que se ha seguido en otros aeropuertos, como Girona y Reus, donde Ryanair ha sido también una de las beneficiadas. La Generalitat mantiene la «opacidad» para acceder a estos contratos, pese a que sin estas subvenciones ninguna aerolínea se instalaría en estos aeródromos. De esta forma, la Generalitat subvenciona una «actividad nociva», mientras que cobra por las emisiones. Para Greenpeace, resulta contradictorio declarar formalmente la emergencia climática mientras se sigue gastando el dinero en aeropuertos fantasmas.


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