Michael O’Leary, el hombre de las mil polémicas y enemigo de las huelgas

Michael O’Leary se ha convertido a lo largo de las últimas décadas en el hombre más irreverente del sector de las aerolíneas. El consejero delegado de Ryanair, la firma de bajo coste dominante en Europa, siempre ha hecho gala de unas bruscas formas a la hora de expresar sus desacuerdos con el resto de compañías del sector, con gobiernos y reguladores e incluso con los propios usuarios que eligen a la aerolínea irlandesa para viajar. Y durante muchos años le ha importado más bien poco, al que actualmente es considerado como uno de los hombres más ricos de Irlanda.

A lo largo del tiempo se ha erigido como la gran amenaza para las compañías tradicionales, a las que ha ido dando caza gracias a su estrategia de reducción de costes y tarifas extremadamente asequibles a cambio ofrecer las mínimas condiciones y comodidades. Los primeros años se dedicó a exprimir a los viajeros para ver hasta dónde podía aguantar, haciendo pagar por maleta, asientos e incluso una bolsa del duty free.

Durante los primeros años de incursión y escalada en el mercado aéreo, O’Leary se ha visto envuelto en numerosas polémicas y ha ha llegado a insultar hasta a los pasajeros por olvidarse de llevar la tarjeta de embarque. Así lo dejó claro, al llamar «estúpidos» a aquellos usuarios que fueron multados por la compañía al no presentar el documento.

DISFRACES, INSULTOS Y UN «TAXI» PARA AHORRAR TIEMPO

Estos y otros actos, como vestirse de Papa o de torero para promocionar nuevas rutas, conforman una larga lista de extravagancias y faltas de respeto donde el insulto ha sido el protagonista. «Imbéciles», «violadores que cobran más», «bastardos caros» e «hijos de puta» que deberían ser «fusilados» son algunas de las perlas que el CEO irlandés ha repartido a diestro y siniestro a instituciones como la Comisión Europea, operadores de aeropuertos, agentes de viajes y competidores del sector.

Pero, si existe una anécdota que puede servir como el ejemplo perfecto para definir al irlandés, sin duda es la siguiente. Según relataron medios ingleses en 2004, O’Leary llegó a pagar 4.000 libras esterlinas por una licencia de taxi para su coche particular, al que equipó con un taxímetro igual que si fuera a prestar servicios propios de los trabajadores de la conducción.

¿El motivo? Evitar los atascos aprovechando que los taxis tienen permiso para usar los carriles de autobús. Una artimaña que utilizó, aprovechando las lagunas legales, para ahorrarse tiempo de camino al trabajo en Mullingar, donde se encontraba la sede del aeropuerto de Ryanair en Dublín.

Cuando se le cuestionó por abusar de esta brecha en la concesión de licencias, el ejecutivo no solo no se disculpó, sino que se burló del precio que marcaba el taxímetro y que él se había ahorrado. «Mientras pague mis impuestos soy libre de hacer con mi dinero lo que quiera», asestó. Dicen que el tiempo es oro y para Michael O’Leary lo es de manera literal, aunque tenga que pasar por encima del resto.

LA RESOLUCIÓN DE HUELGAS ES PARA OTROS

No fue hasta mediados de la década de 2010 cuando la aerolínea empezó a cambiar debido a los intereses de los accionistas, que pedían ampliar el mercado y para ello buscaron revertir la imagen de la empresa. Desde entonces la actitud del ejecutivo irlandés se ha moderado considerablemente, aunque todavía sigue reflejando comportamientos que recuerdan al O’Leary más salvaje.

En este sentido, en la actualidad todavía pueden verse salidas de tono del empresario irlandés. Las últimas tienen que ver con la huelga de los tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) en España, que están decididos a seguir con los parones hasta 2023 debido a la postura adoptada por la empresa.

Sin que le tiemble el pulso, el dirigente de Ryanair no ha dudado en tildar a los sindicatos USO Y Sitcpla de «comunistas» que están en contra de todo lo que sea capitalismo «a los que les gustaría volver a la época soviética». Habiendo pactado un acuerdo para un nuevo convenio colectivo con CC.OO., se niega a sentarse a hablar con el resto de trabajadores organizados en los sindicatos mencionados.

Una estrategia que ha ordenado replicar, trasladando el mensaje de no negociación hacia otros responsables directivos y de comunicación de la compañía, que han restado importancia a la situación actual de huelgas que vive la aerolínea en el país. Se trata de una línea de actuación frente a conflictos laborales que choca frontalmente a las llevadas a cabo por sus competidoras, las cuales también están viviendo días intensos en cuanto a parones por las reivindicaciones de sus trabajadores.

QUE SUBAN LOS PRECIOS DE LOS BILLETES, QUE RYANAIR SEGUIRÁ GANANDO

Con el sector más apretado que nunca y la situación económica presionada por la inflación, hay expertos que avisan de las malas perspectivas para las aerolíneas en los próximos meses. Las compañías tratan de hacer frente al aumento de costes energéticos, de personal y de combustible a través del incremento del precio de los billetes.

O’Leary ya ha avisado de que las tarifas subirán de 40 a 50 euros, pero el resto de aerolíneas también están incrementándolas. Se plantea un escenario complicado para las aerolíneas, pero el consejero delegado de Ryanair estará atento a las oportunidades que se presenten de robar clientes a sus homólogas, tal y como ya ha avisado.

Sin duda se puede considerar a O’Leary como uno de los mayores villanos del sector. Su perfil agresivo trasladado desde la cadena de mando a toda la compañía y su ambición desmedida seguirán dando que hablar en los próximos años.

Al fin y al cabo, en momentos de crisis es cuando este tipo de personajes se crecen y buscan escalar, por lo que el resto de aerolíneas pueden echarse a temblar. Especialmente cuando los usuarios buscarán los precios más baratos para viajar en mitad del panorama inflacionista que está por venir.