El lado oscuro de Ryanair: millones en subvenciones y permiso para contaminar

Ryanair es una de las aerolíneas líderes en el sector europeo gracias a sus ofertas de bajo coste, pero cada vez es más notorio y sus responsables dejan ver con mayor facilidad el lado oscuro de la compañía. La firma irlandesa que preside Michael O’ Leary está siendo protagonista durante las últimas semanas por su polémica política empresarial respecto a las huelgas de sus trabajadores que, ante la negativa a negociar con algunos sindicatos, alargarán los paros hasta enero de 2023.

Una estrategia contraria a la que están llevando a cabo el resto de aerolíneas europeas, a las que las huelgas de personal llevan afectando en los últimos meses. Las consecuencias están siendo numerosos retrasos en los vuelos diarios, que a su vez están provocando una oleada de reclamaciones. Así lo muestran los datos del portal reclamador.es, que cifran en 3.000 las reclamaciones realizadas por los usuarios durante este verano contra Ryanair.

Cientos de millones en subvenciones públicas por parte de diferentes gobiernos en España contrastan con la política laboral de la aerolínea llevada al extremo con sus trabajadores, a los que ha llegado a tildar de comunistas -en el caso de los que conforman el sindicato USO- y mentirosos. Millones de euros de la administración pública que han servido para impulsar su negocio a lo largo de la últimas dos décadas.

RYANAIR A LA CABEZA EN SUBVENCIONES EN ESPAÑA

De esta manera, la compañía se ha beneficiado de ayudas del Estado por valor de 123 millones de euros solo en los últimos cuatro años (desde 2018), gracias a ostentar el puesto de la aerolínea que más tráfico genera en los aeropuertos españoles según los datos de la gestora aeroportuaria Aena.

Solo en 2019, año previo a la pandemia del Covid-19, la aerolínea de bajo coste logró ingresar 46 millones de euros de las arcas públicas. Pero la cantidad aumenta si echamos la vista atrás, pues la compañía ha sido recompensada por diferentes gobiernos autonómicos por largo tiempo, siendo el de la Generalitat uno de los más generosos con la compañía.

Desde 2002 hasta 2019, la empresa recibió más de 236 millones de euros de las distintas administraciones locales y autonómicas españolas para promocionar rutas internacionales en diferentes zonas geográficas del país, según documentó en su día elEconomista. Sin duda se trata de una estrategia de expansión por el territorio recompensada con estímulos de dinero público que le ha salido rentable a polémica compañía.

MAESTRA DEL GREENWASHING

Asimismo, el «permiso» para contaminar que tiene en Reino Unido se encuentra entre otra de las ventajas de ser una de las líderes del tráfico de pasajeros en Europa, pero no es la única polémica relacionada con el medioambiente. Es conocido que muchas empresas hacen uso del denominado greenwashing o lavado verde, una estrategia de marketing para limpiar su imagen de cara al público mientras realizan actividades contaminantes o de impacto negativo con el medioambiente.

La aerolínea lowcost no se queda atrás en este aspecto. Ryanair ya fue acusada de mentir por las autoridades regulatorias de la publicidad de Reino Unido en 2020. Según una campaña de publicidad, la compañía afirmaba ser «la aerolínea con las emisiones más bajas de Europa».

El problema fue que para respaldar la afirmación usaba datos del año 2011, que probablemente estarían desfasados por aquel entonces. No es nuevo que ciertas multinacionales lleven a cabo este tipo de campañas para obtener una mejor imagen de cara al consumidor, pero, además, la compañía irlandesa tiene motivos de sobra para hacerlo.

PERMISO PARA CONTAMINAR EN REINO UNIDO

Recientemente, la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (Transport & Environment), una plataforma que agrupa decenas de ONG para promover el transporte sostenible en Europa, publicó un informe destacando las trampas realizadas por algunas aerolíneas en Reino Unido en materia de contaminación.

En dicho estudio, la organización señala a Ryanair, junto con Easyjet y British Airways (IAG), como la principal beneficiaria de unos «permisos de contaminación gratuitos» que el Gobierno británico facilitó a través del mercado de carbono. En pos de lograr el objetivo de reducción de emisiones que Reino Unido tiene en su haber, las compañías más contaminantes deben pagar más que aquellas que sean más respetuosas con el medio.

Sin embargo, no está siendo así para las aerolíneas mencionadas, tal y como detalla la organización. «El gobierno del Reino Unido está otorgando a las aerolíneas tantos permisos de contaminación gratuitos a través del mercado de carbono para la aviación que no tienen que pagar por ninguna de sus emisiones que contribuyen al calentamiento del clima», explica.

En este sentido, cifran en hasta 242 millones de libras esterlinas en ‘asignaciones’ gratuitas de CO2 el año pasado. Se trata solo de la última muestra del lado más oscuro de la compañía, que no ha dejado de estar en el centro de la polémica desde que desembarcara en España, bien por sus reducidos servicios a los usuarios, por la estrategia de resolución de conflictos laborales, por el impulso capital de la administración o por las trampas en materia de contaminación.