Wizz Air sorprendió a todos cuando informó de sus resultados en lo que va de verano. La firma húngara anunció que había destrozado su anterior récord absoluto de pasajeros transportados, que databa de 2019, aumentándolo en un 23%. La cifra empequeñeció, por ejemplo, la buena evolución mostrada por Ryanair, con un incremento del 14% respecto a 2019, y hundió, todavía más, a Easyjet que no levanta cabeza. Ahora, la compañía aérea cree que puede derrotar al ogro irlandés y no es para menos. Al fin y al cabo, su jefe en la sombra es el gran maestro de Michael O’Leary, el excéntrico director ejecutivo de Ryanair.
Su nombre es Bill Franke y puede presumir de ser uno de los pocos inversores que se han hecho multimillonario comprando y vendiendo aerolíneas. De hecho, es considerado el mejor ejecutivo (también inversor) en el segmento de las aerolíneas de la historia. Al menos, en Estados Unidos donde ha hecho su fortuna. Pero su ambición no termina ahí, sino que también quiere el cetro europeo. Para ello, deberá superar la increíble carrera de O’Leary, algo difícil por dos razones: Ryanair es un gigante que sigue creciendo y tiene 84 años.
Aun así no parece resignarse. El ejecutivo sigue buscando oportunidades para crecer en Europa, mientras su fondo de capital privado, Indigo Partners, sigue insuflando oxígeno al cada vez más serio contendiente para O’Leary: Wizz Air. De hecho, desde JPMorgan o Barclays apuntan a que la compañía tendrá un fuerte crecimiento, que en el caso sus acciones puede llegar hasta el 78%. Además, en en su propio terreno de juego. Al fin y al cabo, Franke, al que incluso sus competidores le describen como “brillante”, ha sido la máxima figura en Estados Unidos en materia de low cost, con la que se ha hecho rico.
BILL FRANKE, EL REY DE LOS VUELOS LOW COST EN EE.UU.
La historia de Franke con las aerolíneas, según el mismo la cuenta, comienza cuando era un niño. Era 1948 y el joven iba con su familia a Paraguay cuando tras una serie de problemas tuvo que aspirar oxígeno de un tubo, el Douglas dc- 4 en el que volaba ascendía sobre los Andes. Para muchos aquella experiencia le habría afectado para siempre, sin embargo, para el ejecutivo fue un acicate para dedicar su vida a ayudar a volar a familias y consumidores con menos poder adquisitivo. Una vocación / ambición que le ha convertido en una figura representativa en el sector.
Se graduó en la Universidad de Stanford y de ahí saltó a la que sería su primera aventura empresarial en Southwest Forest Industries a la que reestructuró tras una quiebra. Pero fue en 1993 cuando llegó realmente a liderar una aerolínea, en concreto, fue director ejecutivo de America West Arlines entre 1993 y 2001. Para entonces, ya en 2002, decidió crear su vehículo de inversión para invertir en compañías del sector aéreo. Aquella decisión sería clave, ya que le proporcionaría un fuerte impulso a su fortuna que le ha colocado entre los más ricos del mundo.
Su secreto siempre ha sido el mismo: la estricta adherencia al modelo sencillo para sus aerolíneas. Eso implicaba tarifas básicas bajas, muchos complementos, flotas de un solo fabricante, eficiencia de combustible y estricto control de costos. En 2006, Indigo se hizo cargo de la firma Spirit a la que transformó a su medida para después venderla en 2013. Ahora, esa misma compañía está valorada en 3.700 millones. Tras aquella venta, con la que obtuvo fuertes plusvalías, se compró Frontier Airlines, una aerolínea de bajo coste con sede en Denver. Además, de Volaris en Mexico y Jet Smart en Sudamérica.
LOS DIFÍCILES RETOS DE WIZZ AIR
Y, por último, su actual participación en Wizz Air, dónde es el segundo máximo inversor después de Capital Group, una de las tres gestoras de fondos de pensiones más grandes del mundo, junto a The Vanguard Group y Fidelity Investments. Así pues, la aerolínea húngara tiene ese sello Franke de low cost capaz de rivalizar con Ryanair. De hecho, en los últimos años la compañía ha ido ampliando sus rutas añadiendo más y más aeropuertos, lo que no solo la ha convertido en la empresa aérea más grande de Europa del Este, sino a rivalizar con la irlandesa y apuntar a sobrepasar a los otros competidores.
Aunque no será tampoco fácil. El ambicioso plan de expansión de la firma de bajo coste ha tenido su contraprestación en forma de resultados negativos en los últimos años. Un problema al que se le ha añadido el alto coste del combustible. De hecho, los analistas de Bloomberg apuntan a que “la aerolínea está en desventaja frente a sus pares en la cobertura de combustible hasta el próximo año, lo que obliga a un mayor enfoque en el rendimiento y la optimización de las ventas auxiliares”.
Aun así, esos mismos analistas confían en que el verano, con tanta demanda de vuelos, pueda ayudar a las aspiraciones de Wizz Air. “Un verano ajetreado brinda la oportunidad alcanzar niveles de carga a niveles rentables”. Otra cosa será el invierno. “El resto del año es incierto, con el tamaño de la flota aún aumentando”, advierten desde Bloomberg. Mientras los analistas de Barclays creen que “para la temporada de invierno, los planes de capacidad también se ajustaran a la baja”.
En definitiva, un invierno de frenazo económico tras años en los que los viajes se han frenado no es el mejor escenario para el tipo de crecimiento que prevé Wizz Air. Aunque los tiempos difíciles también son aquellos donde los mejores gestores pueden sacar una mejor distancia a sus rivales. ¿Logrará Franke a sus 84 años una nueva hazaña?