Arde la energía de la biomasa en plena crisis del gas

Media España arde a causa de unos incendios forestales que se desatan en verano pero que tienen su origen en la falta de gestión y prevención durante el invierno. Este año, además, los dramáticos fenómenos llegan con un agravante añadido: las toneladas perdidas de biomasa forestal -fuente de energía eléctrica y térmica- que se engulle el fuego en plena crisis del gas. Y aunque desde el Gobierno jueguen, una vez más, al despiste y señalen al cambio climático como último responsable, la explicación es mucho más sencilla.

El contexto de los incendios lo ofrece un medio natural cada vez más deshumanizado en el que la acción de los pobladores rurales está cada vez más restringida, lo que deja un entorno absolutamente desprotegido a su suerte. Habitar y explotar el monte como un recurso natural más es el principio de una gestión responsable sin la cual, no habrá naturaleza que proteger por más que se empeñen muchos defensores del medio ambiente.

«Quizás no sea el momento de pedir explicaciones y de decir que lo venimos señalando desde hace lustros, pero creo que no podemos atascarnos en la muletilla de “es cosa del cambio climático” y caer en una falta de acción urgente y posible frente a los devastadores incendios que están asolando todo», afirma Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de la Biomasa (Avebiom).

Desde la asociación sectorial insisten en que «no es de recibo que nuestros montes se hayan convertido en una especie de despensa de madera y biomasa que crece cada año en 50 millones de metros cúbicos de los que aprovechamos menos de 17 millones».

Una industria papelera que consuma 6.000 tn/año de biomasa en su proceso productivo contribuye a evitar incendios en 60 hectáreas de bosque

España cuenta con industrias potentes, capaces de absorber el doble de lo que se aprovecha en la actualidad sin comprometer la sostenibilidad de las masas forestales y generando empleo de calidad para los habitantes de estas zonas. La presencia en el monte de más personas trabajando, no solo en el ámbito forestal-maderero, sino también en ganadería extensiva y aprovechamientos no maderables, es garantía de control y reacción inmediata ante cualquier incidencia.

Además, como repiten catedráticos y profesionales forestales e incluso conservacionistas medioambientales, un aumento de los aprovechamientos dentro de un marco de gestión forestal sostenible mejoraría el estado general de las masas arboladas, manteniendo una densidad adecuada para el desarrollo óptimo de los árboles y rebajando el volumen de biomasa total, lo que equivale a retirar energía disponible para los incendios que un día se producirán. «Estos incendios, que tanto nos duelen a todos, serán menos virulentos y, por lo tanto, más fáciles de combatir y apagar», asegura Díaz.

«Creo que hay que dar pocas ventajas al cambio climático; hay que evitar la saturación de energía en forma de biomasa en nuestros montes y esto solo se consigue gestionando y poniendo en producción las masas arboladas de manera que la “despensa” contenga las existencias adecuadas de biomasa arbórea y arbustiva», manifiesta el representante de Avebiom.

Díaz recuerda que «vemos cómo se convocan reuniones al más alto nivel para buscar soluciones contra el cambio climático; esto es imprescindible, pero a corto y medio plazo también lo es movilizar más madera y biomasa. En España contamos con industrias de todo tipo para absorber el incremento de los aprovechamientos, tanto de madera (tablero, carpintería, embalajes, papel, etc.), como de biomasa (pellets y astillas para generación térmica y eléctrica)».

Estos sectores de la economía «no piden subvenciones, aportan fondos a los propietarios, inversiones en sus empresas, empleo y algo aún más importante: garantía de permanencia de nuestros montes, pues sin gestión no tendremos nada en unos años», concluye Díaz.

BIOMASA FRENTE A CAMBIO CLIMÁTICO

Expertos del Foro Industria y Energía apuntan que la biomasa forestal es un recurso muy útil en la prevención de incendios, ya que evita la acumulación en el monte de elementos de combustión rápida, a la vez que se obtiene una fuente de energía limpia, contribuyendo a la prevención del cambio climático, que, según Naciones Unidas, es, junto a los cambios en el uso de la tierra, la razón fundamental del incremento de incendios forestales. Tal y como vaticina su último estudio sobre este tipo de desastres, aumentarán en un 30% para 2050 y en un 50% para fin de siglo.

De este modo, si por ejemplo una industria papelera consume al año 6.000 toneladas de biomasa para la producción de vapor industrial al 30% de humedad, su planta de biomasa contribuye a evitar incendios en 60 hectáreas de bosque cada año, según datos publicados por el Cluster de Bioenergía de Catalunya en su informe ‘Guía práctica para incorporar criterios de responsabilidad social y ambiental en el uso de la biomasa para la prevención de incendios forestales’.

Eduardo Álvarez, director técnico del FIE y profesor de la Universidad de Oviedo, apunta que «los bosques son un pulmón ambiental que previene la desertificación y el aumento de las temperaturas, absorbe CO2 y además tiene potencial para generar biomasa, que se puede utilizar para obtener electricidad y calor tanto para usos industriales como domésticos».

BIOMASA FRENTE A LA CRISIS ENERGÉTICA

El Foro Industria y Energía resalta que esta capacidad de generar energía a través de recursos existentes en el propio territorio tiene una especial importancia en un momento de crisis energética como el actual, en el que las exportaciones de combustible procedentes de terceros países se encuentran en riesgo.

«En un contexto de transición energética del sector industrial, este requiere todas las fuentes de energía renovable disponibles para escapar de la dependencia de los combustibles fósiles y poder reducir su contribución a la generación de emisiones de gases de efecto invernadero», explican desde el Cluster de Bioenergia de Catalunya.

«Dentro del conjunto de energías renovables, la biomasa es la principal energía de la que disponemos, que no solo nos ayuda a reducir emisiones y aportar mayor competitividad económica a la industria, sino que contribuye al mismo tiempo a resolver la problemática de los grandes incendios forestales».