sábado, 1 junio 2024

Cómo preparar en casa unas patatas bravas de absoluto escándalo

Las patatas bravas. Ese tapeo tan español, que en algunas ciudades es incluso imprescindible (véase Madrid, o Valladolid, tal y como recordó Bertín Osborne en la nueva edición de Mi casa es la tuya con Concha Velasco). Ahora bien, cada español presume de hacer las auténticas y originales bravas, creando así una maravillosa variedad para la receta de patatas bravas. Como aperitivo es el auténtico rey, tortilla de patata española mediante, ya sea en un bar o incluso en reuniones familiares y con amigos. Unos entrantes de tortilla, embutidos y unas bravas auténticas, y te convertirás en el anfitrión perfecto. Te mostramos cómo hacer unas patatas bravas legendarias.

Ahora bien, hay quien no le gusta el picante, y aun así denomina a su receta como patatas bravas. Independientemente de las proporciones del picante, para que puedan llevar ese apelativo han de tener picante, ya sea en forma de tabasco -lo menos recomendado-, cayena molida o pimentón picante. En esta receta de patatas bravas os explicamos paso a paso cómo se hacen las bravas de los mejores restaurantes, incluido cómo hacer la salsa de las patatas bravas. ¡Ya verás cómo, además de sabrosa, es una elaboración sencilla y rápida!

3
ASÍ SE HACE UNA SALSA PARA PATATAS BRAVAS DE ESCÁNDALO

textura de la salsa

Vamos manos a la salsa. En primer lugar, ponemos a calentar en una cazuela o en la olla un poco de aceite (lo suficiente para que cubra el fondo). Mientras, pelamos y picamos el ajo y la cebolla lo más fino posible. Reservamos hasta que el aceite esté caliente. Mientras tanto, cogemos la cayena y la picamos fina (puedes utilizar cayena en polvo, con media cucharada de café), poniendo especial énfasis en retirar las semillas. Hay que dejar que infusione en el aceite caliente de la cazuela, antes de añadir los tomates. Se deja que queden blandos y se suma el pimentón dulce o picante, según el grado de bravura que le queramos dar a las patatas.

El pimentón solo tienes que estar unos segundos haciéndose al fuego para no quemarlo, sumando la harina (mejor tamizada). Se mezcla todo lo mejor posible aunque tampoco sin gran obsesión por los grumos. En un par de minutos, se añade un poco de agua para que vaya integrando todo. Si te pasas, tranquilo, se le da otro hervor hasta que quede tan líquida o consistente como prefieras. Finalmente, se pasa por la batidora, corrigiendo aquí el punto de sal, y se reserva.


- Publicidad -