Latigazo del BCE, la banca no remonta y China mete miedo

Comienza una semana complicada para unos mercados que se habían acostumbrado a depender de la munición monetaria de una banca central que ha dicho basta, al menos por ahora. Es cierto que los anuncios de subidas de tipos de interés quedan muy lejos de la ortodoxia monetaria y que las tasas deberían subir mucho más para detener la espiral inflacionista, pero ha bastado un pequeño latigazo del BCE para provocar una estampida inversora.

SE PINCHA LA BURBUJA

Es lo que sucede cuando se destruye el indicador más importante de la economía que, como lleva explicando décadas el profesor Roger Garrison, no es el precio del dinero, sino el del tiempo. Es la manipulación monetaria la que crea los ciclos de auges y recesiones y ahora estamos asistiendo al fin de uno de ellos.

Hay analistas y economistas a los que les sorprendió la debacle bursátil del pasado viernes pero lo cierto es que la explicación es relativamente sencilla. En Estados Unidos (EE. UU.) la publicación de un IPC muy por encima de lo esperado (un 8,6% interanual en mayo con un repunte mensual del 1%) y en la eurozona el anuncio de que subirán los tipos un cuarto de punto en julio y seguramente medio punto adicional en septiembre, con posteriores incrementos en ulteriores reuniones del consejo de gobierno del BCE.

Los bancos centrales pincharán la burbuja y destruirán la demanda artificial creada durante una década de barra libre, que ahora se termina.

MADAME INFLATION CULPA A PUTIN

Hay que tener en cuenta que el organismo que dirige Christine Lagarde (alias Madame inflation) ha elevado hasta el 6,8% su previsión de inflación para el conjunto de 2022, lo que supone superar en más de tres veces el objetivo establecido por la institución. Es cierto que la excusa es la guerra de Ucrania, pero esta explicación, además de no ser suficiente, es especialmente tramposa. Las sanciones occidentales al Kremlin han acelerado una tendencia inflacionista que llevaba muchos años gestándose y que empezó a dar la cara hace un año. 

La promesa de que el BCE salvará a los países en apuros y buscará las herramientas necesarias para evitar que se disparen las primas de riesgo no ha sido suficiente para un mercado que confiaba en que Lagarde sacara de su chistera un conejo rosa. Una especie de reedición del «whatever it takes« de Draghi que muchos siguen considerando que salvó a la eurozona, sin ser conscientes de que en realidad fue el principio de su fin.

Crear dinero de la nada para favorecer el endeudamiento masivo es un camino de un sólo sentido, aunque los aprendices de brujo defensores de la TMM digan lo contrario y cuenten con apoyos mediáticos en medios financieros de primer orden.

LOS TIPOS SUBEN Y LOS BANCOS CAEN

Y luego está la cuestión de los bancos. La semana pasada concluyó con una caída muy significativa de la cotización de las entidades financieras españolas, un elemento que ha pasado desapercibido y que es muy relevante. En un entorno alcista de tipos de interés, las acciones de los bancos deberían recuperar el terreno perdido, ya que al fin y al cabo el negocio financiero se verá beneficiado de un aumento de las tasas de referencia. Y si el mercado no reconoce esto es porque, a lo mejor, los balances de las entidades no están tan saneados como nos dicen. 

Ese es un problema que no se circunscribe sólo a España. El Banco de Inglaterra ya está planteando cómo serán los rescates cuando los impagos sacudan al sector financiero y, aunque dice estar satisfecho porque «ninguno es tan grande como para quebrar» el hecho de que se hable de estas cosas ha puesto nerviosos a los inversores de la City. Es ya lo que les faltaba, después de que el presidente de la patronal británica de pequeños y medianos empresarios haya anticipado que hay medio millón de compañías a las puertas de la quiebra. La mayoría de ellas se quedarán sin liquidez y acudirán en masa a los bancos para conseguir refinanciaciones. 

Lo que está claro es que llevamos semanas, si no meses, viendo como se sientan las bases de una recesión, con mensajes que nos resultan muy similares a los que coparon los titulares en la anterior crisis de 2008-2012. Las primas de riesgo vuelven a ser las protagonistas porque sin la respiración asistida del BCE –o, para ser más exactos, con su anuncio de retirada– los corazones han vuelto a latir desbocados alejándose de la referencia alemana.  

SUBEN LAS PRIMAS DE RIESGO

En la última semana el diferencial entre el bono germano a diez años se ha ampliado 12 puntos básicos y se sitúa en los 225. Por debajo del nivel de Grecia (288 puntos) y seguido por España y Portugal, con 126 y 128 puntos, respectivamente. Son niveles altos, pero lejos de los que se registraron antes de la pandemia, cuando el BCE se sacó de la manga un nuevo programa de compra activos (QE) para luchar contra los efectos depresores de los confinamientos decretados por orden gubernamental.

Los que sí que han notado ya los efectos de esta tímida vuelta a la ortodoxia monetaria son los hipotecados, con un Euribor que cabalga sin freno y que podría alcanzar niveles cercanos al 2% en los próximos 18 meses. De momento, el indicador a un día ya supera el 0,6% cuando hace pocos meses estaba en terreno negativo, donde llevaba varios años. Una mala noticia para los hogares y buena para los bancos, siempre y cuando los préstamos se devuelvan, claro.

NUBARRONES COVID EN CHINA

La semana comienza además con un nubarrón que vuelve a aparecer por el horizonte y que tiene como protagonista a China. Los habitantes de Shanghai vuelven a temer que se decreten confinamientos ante el anuncio de que las autoridades sanitarias realizarán pruebas diagnósticas a la mitad de sus 25 millones de habitantes para ver si tienen el famoso SARS-COV2. Mientras, en Pekín, el gobierno uno de sus principales distritos ordenó el pasado jueves el el cierre de todos los lugares de ocio, cuando hacía pocos días que les había permitido abrir.

A los problemas sanitarios se añaden los geopolíticos, porque ayer domingo el ministro de Defensa chino volvió a insistir en la cuestión de Taiwan, asegurando que tarde o temprano volverá a estar bajo la influencia del gigante asiático. Esta declaración se produce tras conversar con su homólogo de EEUU, Looyd Austin, cuya administración lleva semanas calentando la olla del Indo-Pacífico.

Y en España poco le ha durado la alegría al Gobierno tras la luz verde de Bruselas al tope al precio del gas en la fijación del precio de la electricidad, ya que la posibilidad de que Argelia pueda cortar el gas que llega a la Península Ibérica ha sembrado el terror en el ministerio que dirige Teresa Ribera. Se produzca o no el cierre del grifo, lo que está claro es que las tarifas que cobra Sonatrach por el preciado hidrocarburo se elevarán, lo que hará más complicado intervenir el precio. 

¿QUIÉN PAGARÁ EL TOPE DEL GAS?

No olvidemos que la diferencia entre el precio intervenido y el de mercado la debe pagar alguien y todavía no está claro a quién se le cargará el coste de la medida. En el departamento de Ribera aseguran que no habrá «déficit de tarifa» como en los tiempos de Aznar, es decir, que el Gobierno no cubrirá la diferencia con deuda pública y serán los consumidores los que abonen este coste. Es lo que sucede cuando se interviene un mercado de un bien que no se posee. 

Y en el ámbito corporativo el próximo otoño dará mucho trabajo a los abogados especializados en derecho concursal y a los que se dedican a llevar casos laborales, ya que las empresas preparan expedientes de regulación de empleo (ERE) para después del verano. Por eso la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, intenta aprobar deprisa y corriendo un aumento de las indemnizaciones por despido mientras muestra su satisfacción por unos datos de empleo que pueden perder su maquillaje cuanto lleguen las lluvias de septiembre.

LA FED SUBE TIPOS EL MIÉRCOLES

En cuanto a la agenda semanal, la principal cita será la reunión del comité federal de mercado abierto de la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés), que tendrá lugar el miércoles y en la que se producirá otra subida de los tipos de interés, que uno de cada cuatro analistas sitúa en el 0,75% tras el aterrador dato de inflación que antes hemos citado.

También moverá ficha el Banco de Inglaterra tras conocer el dato de paro del mes de abril, que se publicará el próximo martes. En el Viejo Continente el foco estará puesto en el Eurogrupo, que mostrará hasta qué punto hay fragmentación en la postura de los 27 frente a Rusia, que en los anteriores encuentros parece haberse resquebrajado.