domingo, 15 diciembre 2024

Wall Street ante el colapso inminente: nadie sabe ni qué hacer ni qué no hacer

IG Markets

La situación en los mercados financieros, principalmente es Estados Unidos, es convulsa. Y no lo es tanto por lo que aparece a la vista: alta inflación, tensiones geopolíticas y retrasos en las cadenas de suministro. Ni por lo que debe venir en un futuro no muy lejano: una política económica más restrictiva con varias subidas de tipos y una más que probable recesión en la mayor economía del mundo. Sino porque los inversores están tan perdidos con la actual situación por la que atraviesa el mundo que no saben como reaccionar. Tampoco saben realmente lo que quieren.

Empecemos por lo básico, el cambio de tendencia de un día para otro. Así durante la jornada bursátil del pasado miércoles los índices estadounidenses subían con fuerza. Un día después esos mismos valores se desplomaban y llevaban al Nasdaq o al S&P 500 a registrar su peor caída desde 2020. En la última sesión de la semana también había ligeras caídas desde primera hora. Una evolución a la baja que, en el fondo, era esperada, ya que los inversores habían empezado a descontar el difícil contexto para la economía, el aumento de los tipos (que desplaza las inversiones) y los estragos en las compañías, en especial, por los costes.

Pero eso solo es la primera parte. En realidad, los analistas opinan (ahora) que las fuertes caídas de este pasado jueves tienen que ver con la falta de ambición de la Reserva Federal (Fed) para subir los tipos. En un giro dramático de los acontecimientos. De hecho, la explicación oficial es que las fuertes subidas del miércoles se debían a que se esperaban medidas más agresivas contra la inflación. Esa ambición se quedó a medias el pasado jueves cuando el mandamás de la política monetaria en EE.UU., Jerome Powell, no convenció con sus palabras.

¿SUBIDAS A TERRENO “NEUTRAL” O IR MÁS ALLÁ?

En concreto, Powell indicó que se subirán los tipos, pero dejó entrever que solo llegarían a un “nivel neutral”. Eso supone que con el tiempo se verán entre el 2 y el 3%, aunque no más arriba. Una de las razones es que el presidente de la Fed teme que una subida más agresiva pueda hacer un daño severo a la economía arrastrándola a una fuerte recesión. Un nivel que para muchos analistas no será suficiente para enfriar suficientemente los precios. “La realidad es tendrán que pasar de neutral para desacelerar la economía”, advertía Seth Carpenter, que ahora es economista global jefe de Morgan Stanley, tras pasar 15 años en la Reserva Federal.

Y ¿cuánto es por encima de un nivel neutral? La realidad es que con los datos que se manejan es bastante más. Quizás el doble. De hecho, las últimas estimaciones apuntan que sería necesario elevar los tipos por encima del 5% para lograr el efecto deseado sobre los precios. Un cifra que a todas luces parece muy incómoda tanto para Powell como para cualquier país desarrollado. Sin ir más lejos, la última subida del Banco Central Europeo (BCE) más allá del 4%, en el 2008, casi borra la zona euro.

Pero eso no parece preocupar a los analistas, sino más bien lo contrario. De hecho, las palabras de Carpenter son la tónica en Wall Street. “Si lo comparas con algunas de las expectativas del mercado y algunas de las preocupaciones de los inversores, no fue tan agresivo como algunos temían”, señaló Nathan Sheets, economista jefe global de Citigroup y es subsecretario del Tesoro de EE.UU. al Financial Times. Liz Ann Sonders, estratega jefe de Inversiones de Charles Schwab, consideró que si los índices vuelven al verde, la Fed deberá esforzarse “un poco más” para endurecer las condiciones financieras.

LOS EFECTOS DE LA DISCORDIA

A modo de apunte, conviene señalar que la situación parece diferente a las anteriores. Especialmente, porque las familias y los hogares están menos endeudados, esto es que pueden aguantar mejor tipos más elevados sin que colapse la economía. También las entidades bancarias están en mucho mejor situación que entonces, principalmente, bajo el punto de vista de la solvencia. Por último, la inflación a la que se enfrenta la economía es más elevada con valores no vistos en décadas, incluso cuando se descuenta la energía. La suma de esos factores ayudará a que la Reserva Federal o el propio BCE se planteen finalmente hacer caso a los inversores y aplicar subidas más agresivas.

Entonces, se podría decir que en ese punto estaría la solución. Obviamente, no es tan fácil. De hecho, lo más probable es que una vez los bancos centrales revisen con más determinación la subida de tipos, los mercados se hundan igual o con más fuerza todavía. Principalmente por tres razones. El primer impacto se está haciendo notar en la revalorización de las monedas, especialmente, el dólar que ya sube cerca de un 10% frente a un gran número de monedas. Un dólar más caro es un dolor de cabeza para los países emergentes, muchos ya sufren las consecuencias, pero también para la economía estadounidense que la hace menos competitiva.

El segundo efecto tiene que ver con el aumento en las primas de riesgo que exigirán los inversores. En Estados Unidos, las medidas de la «prima de riesgo de inflación», que aumenta cuando los precios se vuelven difíciles de pronosticar, están en su punto más alto desde 1994. En Europa, ese efecto puede ser doloroso para los países más endeudados como España o Italia. De hecho, el interés del bono español a 10 años, una medida de la prima de riesgo respecto al bono alemán, se ha duplicado en los últimos tres meses. Por último, está generando un bajo rendimiento en las carteras diversificadas que pierden más de un 10% de media, mientras que entre 2008 y 2021 han ganado un 11% anual de media.

En definitiva, los bancos centrales se enfrentan a una difícil prueba en equilibrar todos los factores que atenazan a la economía y los mercados. Tampoco ayuda que los inversores no se pongan de acuerdo en la forma de actuar, ya que una alternativa parece mala y la otra aun peor. Al final, lo único que parece seguro es que los mercados profundizarán en sus caídas ya sea de manera constante (como en lo que va de año) o a tirones como está misma semana.


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