Las trampas de Ribera con el tope del precio del gas

Sin ningún tipo de pudor, ni el más mínimo atisbo de sonrojo, la ministra para la Transición Ecológica admitía descaradamente en el Congreso de los Diputados que el tope del precio del gas lo pagaremos entre todos los españoles: «Para poder dar cobertura al ajuste a posteriori de ese diferencial entre el precio del gas a 40 euros/MWh y el precio real en el mercado oficial, habrá que distribuir la diferencia entre los consumidores de energía». Limitar el precio del gas en el mercado eléctrico ha resultado ser una medida llena de trampas. La supuesta contención del recibo de la luz se traduce, en realidad, en pagos aplazados para los consumidores.

La ‘medida estrella’ para que los españoles paguemos menos por el precio de la electricidad es que casi todos paguemos más. Ese sería el resumen a grandes rasgos de la última ocurrencia de una ministra sin ideas, totalmente desorientada y a la que desde hace mucho tiempo el cargo le sobrepasa.

Una ministra que lo único que ha conseguido con su propuesta a Bruselas es que aquellos contratos que están asociados al mercado regulado se vean beneficiados, durante 12 meses, de un límite que no es el que ella propuso, sino el que le ha impuesto la Comisión Europea. El fondo de la cuestión es que el déficit que ese tope al gas genere lo pagaremos en diferido, pero lo pagaremos, tanto los usuarios beneficiados por esta medida, como aquellos a los que no les afecta por tener sus contratos con precios fijos dentro del mercado libre.

Caben otras opciones para afrontar el coste de esta medida, estimado en unos 5.000 millones de euros (según los precios del gas en los últimos días, aunque podría ser mayor dependiendo de los movimientos de Rusia). Una de ellas es que ese dinero salga de los Presupuestos Generales del Estado y que sea el Gobierno el que asuma, de una vez por todas, su ineptitud y pague por ello.

Sin embargo, la ministra ha preferido que sean los españoles los que se sacrifiquen una vez más. Pero claro, el Gobierno tiene muchos gastos a los que hacer frente, entre otras cosas, los sueldos de la extensa cohorte de ministros de Pedro Sánchez que es la mayor de la historia en este país y los de todos sus asesores.

Una vez más queda claro que lo que ofrece Ribera es pan para hoy y mucha hambre para mañana, en su habitual estrategia de ganar tiempo con parches, sin afrontar los problemas de raíz.

Así se desprende también de comunicados como el de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), que califica la medida de «mero parche», y propone reformar el recibo de la luz para contener de manera real los precios energéticos. La organización considera necesario establecer una factura energética «basada en pagar solo por el uso de la red y por la energía, con factores correctores de estabilización».

UNA AYUDA, PERO NO UNA SOLUCIÓN

Los expertos coinciden en que la medida de limitar el precio del gas supondrá una ayuda a corto plazo para frenar la inflación y para aliviar las economías domésticas y empresariales de millones de españoles, aunque eso tendrá un coste que habrá que afrontar a posteriori. Una ayuda sí, pero no una solución al problema del alto coste de la electricidad.

Antonio Picazo, CEO de Gana Energía, es claro al comentar que «una ayuda es, eso está claro, aunque, a pesar de la intervención, siguen siendo precios de la electricidad históricamente altos, por lo que no se puede hablar de situación revertida o normalizada». Además, «es imposible valorar si con un año va a ser suficiente, porque hay mucha incertidumbre», señala el experto.

Para Picazo, «la consecuencia inmediata de tener un mercado mayorista limitado por arriba será que todas las tarifas de precio indexado deberían de bajar precio con respecto a las tarifas actuales y, sobre todo, ganarían en atractivo ya que el riesgo al alza estaría limitado pero no los beneficios de las bajadas». Sin embargo, en las tarifas de precio fijo «habrá que ir caso a caso para ver el impacto final ya que es posible que, si los precios ofertados se han hecho en base a unas coberturas de precio que hay que cumplir, la consecuencia no sea una bajada de precio».

El CEO de Gana Energía espera que la medida consiga frenar la escalada de precios que está ahogando la economía del país. «Si el precio final que paga el cliente por la electricidad es más bajo, es seguro que el resto de los sectores económicos tendrán un coste menor por lo que deberíamos ver, antes o después, esto reflejado en los precios de los productos y servicios que consumimos».

Pero, ¿qué pasará cuando terminen los 12 meses en los que estará vigente ese límite al precio del gas?, «Dentro de un año deberíamos de tener un mercado normalizado y en situación de equilibrio entre oferta y demanda de gas que nos diera unos precios más racionales y en línea con su media histórica». Ya que «ahora mismo son precios totalmente inflados y absurdos», concluye.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.