Grifols ha reformulado las cuentas de 2021. La comunicación enviada a medianoche de este jueves muestra el impacto en el patrimonio neto del acuerdo por Biomat, la filial estadounidense de la catalana. KPMG ha llevado a cabo esta revisión y ha contabilizado la inversión de 840 millones del fondo soberano de Singapur, GIC, como una pérdida del patrimonio neto, pero sin impacto en el resultado. Cabe recordar que Grifols dejó de publicar sus cuentas trimestrales.
Sin embargo, la modificación contable tiene una fuerte repercusión en la deuda, talón de Aquiles de la compañía, al disparar la ratio a 6,2 veces su Ebitda. Este hecho supone un implícitamente la suspensión del dividendo en 2022 y muy posiblemente en 2023. Y es que, para abonar la retribución a los accionistas, la líder de los hemoderivados tiene que rebajar su nivel de deuda por debajo de las 4 veces.
Las cifras del patrimonio neto se han modificado tras el informe de auditoría de KPMG en relación a Biomat, uno de los principales obstáculos de la empresa presidida por Víctor Grifols. Y es que, la ‘big four’ ha obligado a la cotizada en el Ibex 35 a anotarse como deuda los 840 millones de euros entregados por el fondo GIC.
LA DEUDA, TALÓN DE AQUILES DE GRIFOLS
A efectos estratégicos, este cambio de anotación contable perjudica los intereses de los accionistas debido a que Grifols planteó como meta reducir la deuda. De esta forma, la deuda financiera neta ha pasado de los 6.480,3 millones de euros, frente a los 5.828 millones comunicados en febrero respecto al ejercicio de 2021.
El acuerdo con GIC supuso la inyección de 1.000 millones de dólares a Grifols, unos 840 millones de euros al cambio. Se daba entrada así al fondo soberano en Biomat, la filial dedicada a recopilar plasma. Con la firma del acuerdo, Grifols tenía que abonar casi 70 millones anuales, en concepto de dividendo, al fondo de Singapur para devolver la deuda. De esta forma, lo que supuso un espaldarazo para Grifols no es más que un crédito.
EL SUPERDIVIDENDO DE GRIFOLS A GIC NO ES MÁS QUE DEUDA
De hecho, Grifols aseguró que reduciría su deuda con esta entrada de GIC, pero la auditora le ha quitado la razón. Eso sí, el único que ha salido ganando con la operación, por el momento, es el propio fondo, al obtener una rentabilidad del 8,3% anual. Aún así, esta alto interés pagado por Grifols podría dispararse más de un 30% si se mantiene quince años en el capital de la empresa estadounidense.
as acciones de GIC en Biomat, según explicó la compañía, son ‘tan sólo’ diez acciones ordinarias de clase B de Biomat y otras nueve de una sociedad de nueva creación, Biomat Newco. Los títulos tienen únicamente derecho al cobro de dividendos anuales, pero no a voto. En concreto, cada una de las 19 acciones aportará a las arcas de GIC un total de 4,7 millones de dólares, unos 4,46 millones de euros al cambio actual.
Sin embargo, en el acuerdo del pago de dividendos a GIC se estipuló, además, una serie de condiciones sobre el derecho de rescate de estas acciones de clase B, que dan derecho a la retribución pero no al voto, y que aún deben aprobar los accionistas de este tipo de títulos a partir de 2023. En el el caso de que los dividendos o el rescate anual de Biomat USA o Biomat NewCo no tuvieran luz verde, o se abonara una parte o bien se anulara completamente este pago, GIC puede exigir la entrega de un número indeterminado de acciones. Esta condición es la que ha motivado el cambio de parecer del auditor.
GRIFOLS ESPERA REVERTIR DE NUEVO LAS CUENTAS
La empresa contralada por Víctor Grífols ha asegurado que esta modificación no afecta a los resultados del grupo. Lo hizo en un comunicado remitido a falta de 20 minutos para la medianoche de este viernes. La firma trata ahora de reformular la reformulación de cuentas para mantener intacto los niveles de deuda y patrimonio neto.
Grifols espera que la operación se clasifique como instrumento de patrimonio, tal y como ha sido siempre la voluntad de las partes
«Grifols está analizando las modificaciones necesarias en los términos y condiciones del acuerdo con el propósito que dicha transacción se clasifique como instrumento de patrimonio, tal y como ha sido siempre la voluntad de las partes», ha afirmado la compañía.
El cambio en las cuentas se ha dejado sentir en la Bolsa. Grifols ha perdido cerca de 260 millones de capitalización bursátil por este hecho, entre otros motivos. Y es que, el problema con Biomat no es el único obstáculo en este momento para la multinacional catalana.
Grifols ha culminado la compra de la alemana Biotest, competidora directa, y por la que ha pagado casi 1.100 millones de euros, entre los 773 millones y un préstamo de casi 320 millones para alcanzar el 96,2% de los derechos políticos y casi el 70% del capital social de la compañía.
GRIFOLS ELEVA EL ENDEUDAMIENTO CON BIOTEST
Y es que, con la compra de Biotest, la ratio iba a elevarse a 6,1 veces, según los analistas de Bankinter antes de la reformulación de sus cuentas. Ahora, se podría elevar a niveles superiores y rondar las veces.
Este nivel de endeudamiento es demasiado abultado como para dejarlo pasar, más cuando es uno de los parámetros más observados por los expertos del mercado a la hora de entrar en Grifols. De hecho, las agencias de calificación han bajado la nota de la deuda de Grifols. S&P y Moody’s han sido las primeras en actuar, pero sin conocer esta reformulación.
A nivel técnico, Grifols ha dibujado un triángulo recto, con mínimos crecientes. La figura en sí suele ser alcista, pero tiene que tener una confirmación. En este caso, los analistas consultados por MERCA2 apuntan a la ruptura del nivel de los 17,5 euros, clave para aspirar a cotas más elevadas. Por el momento, Grifols se sitúa en zonas no vistas desde octubre de 2014. Y pierde en el año un 4,4%, principalmente por la caída de este viernes.