La ceniza volcánica, material aliado en la construcción de La Palma

Ante la inmensa cantidad de ceniza expulsada por la erupción del volcán de Cumbre Vieja, las especulaciones sobre el posible uso de estas partículas han ido tomando forma. Ya lo avisó en su momento la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias: recoger todos estos residuos volcánicos era una cuestión urgente debido a las consecuencias negativas que este material causa en las personas: irritaciones en la piel y daños en los ojos y en las vías respiratorias. Se trata de entre ocho y nueve millones de metros cúbicos de ceniza, según el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).

HISTORIA DE LA ISLA

La erupción del volcán de La Palma marcó un antes y un después en la historia de la isla. Durante un total de 84 días (del 19 de septiembre al 13 de diciembre de 2021), los palmeros vieron cómo sus calles, sus casas, sus colegios y hasta sus iglesias iban desapareciendo tras quedar completamente sepultadas por la lava. De un día para otro, el paisaje que fusionaba el azul del mar con el verde de las plataneras desapareció. Las toneladas de ceniza empezaban a cubrirlo todo.

Cuatro meses después, continúan las labores de limpieza y recogida de ceniza en la isla. Aunque ya no mancha la panorámica de los municipios afectados, aún quedan reductos en barrios como el de Las Manchas, cercano al cono principal del volcán. Allí, las cuadrillas siguen retirando cada día material volcánico que no siempre es perceptible a la vista. Y va para largo, la previsión es que la tarea de retirar toda la ceniza se prolongue, al menos, un año, según el Ayuntamiento de La Palma.

INVESTIGACIONES SOBRE LAS POSIBILIDADES DE USO

En plena erupción, la ceniza era capaz de sumar varios centímetros en cuestión de minutos y hasta metros en las zonas más cercanas al cono dentro del perímetro de exclusión. ¿Y qué forma tenía? Se trata, en realidad, de la parte más fina de los piroclastos, similar al polvo a nivel visual y compuesta de material basáltico proyectado y transportado por el aire. Este material se ha vuelto, con el tiempo, un importante aliado de la recuperación de los terrenos en la isla.

Los posibles usos de la ceniza incumben a sectores como la agricultura o la construcción

En un contexto así, ¿qué hacer con tanta cantidad de ceniza? ¿Cómo gestionarla? Preguntas de esta índole sobrevolaban La Palma durante los casi tres meses que duró el fenómeno volcánico. Los posibles usos de la ceniza incumben a sectores como la agricultura, donde se convierte en abono para el terreno, o la construcción, donde se convierte en material constructivo. Esta última posibilidad resulta una opción realmente interesante para el universo del ladrillo, que ha mostrado su interés en diferentes ocasiones.

una de las metas es que la ceniza valga más que las materias primas actualmente utilizadas en el sector

En esta línea, una investigación elaborada por el Servicio de Laboratorios y Calidad en la Construcción de la Viceconsejería de Infraestructuras y Transportes del Gobierno de Canarias trata de poner los puntos sobre las íes. El objetivo no es otro que utilizar este material de una forma económicamente rentable. O, dicho de otra forma, lograr que la ceniza valga más que las materias primas actualmente utilizadas en el sector y reducir coses en la fabricación de esta clase de productos. Productos que, por otra parte, ahora mismo pasan una de sus peores crisis: el desabastecimiento de materiales está frenando la nueva obra en España.

La investigación se remonta a unos meses atrás, cuando el volcán seguía en activo el Servicio comenzó sus trabajos. Al principio tan solo se trataba de pequeñas muestras, pero hace dos meses los trabajos dieron un paso más allá gracias a los avances de un laboratorio ubicado en Tenerife hasta donde se llevó un acopio más grande de ceniza. Allí trabajan una treintena de profesionales especializados en materias como el control de la calidad en obras y, especialmente, en el ámbito de la economía circular.

Como si se tratara de un residuo más, la ceniza se ha incluido a estas líneas de investigación. ¿El propósito? Analizar algunas propiedades que pueda tener. El proyecto está siendo financiado por la Consejería de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias y cuenta, aproximadamente, con una decena de expertos trabajando con la ceniza.

LA CENIZA, ¿UN NUEVO MATERIAL PARA EL MUNDO DE LA CONSTRUCCIÓN?

¿Qué usos específicos se le puede dar a la ceniza volcánica en el sector de la construcción? Por el momento, el departamento señala tres líneas de trabajo: reponer arena de playa, reponer asfalto y, por último, una última línea más avanzada relacionada al cemento y sus derivados, que se utilizarían en el sector de la construcción.

Durante los ensayos, se ha podido comprobar que algunas de las muestras de ceniza recogidas en La Palma tienen capacidad o actividad puzolánica, un fenómeno similar que ya se empleó para producir cemento durante el periodo comprendido entre la antigüedad romana hasta el siglo XIX. El clínker con el que se fabrica el cemento común actualmente no llegó hasta la Revolución Industrial. Esto permitía una construcción mucho más rápida, ya que el tiempo que pasaba hasta que la construcción alcanzara la resistencia necesaria era mucho menos. En Canarias, este clínker que se mezcla con puzolanas para fabricar cemento se importa, así que esta segunda vida a los residuos del volcán puede abrir una ventana realmente interesante.

Este mecanismo de creación de cemento tiene grandes desventajas como la contaminación o la necesidad de importar un material fruto de un consumo enorme de energía en grandes hornos. Por eso las actuales investigaciones tratan de comprobar la actividad puzolánica de las cenizas. El objetivo es añadir la mayor cantidad posible al clínker para fabricar cemento sin reducir demasiado su resistencia y, a la vez, reducir esta necesidad de importación innecesaria.

LA CENIZA VOLCÁNICA, A EXAMEN POR PARTE DEL SECTOR

En estos trabajos, los expertos tratan de vislumbrar la capacidad de estas cenizas para comportarse de una u otra manera. El laboratorio ha ido recibiendo pequeñas muestras de La Palma a medida que las fases del volcán se iba sucediendo, por lo que cuenta con ceniza de toda clase. Desde muestras muy buenas a muestras inservibles. El equipo cree que el contenido y, por tanto, la calidad de la ceniza depende de cuándo se produjera la emanación.

Este es uno de los vértices de la cuestión que más está costando en el laboratorio. Al haber tanta cantidad de ceniza, el material se ha revuelto por completo y ahora es realmente difícil -o imposible- distinguir si se trata de un tipo de calidad o del otro. La heterogeneidad se lleva la palma. En función de la muestra y el día que haya sido recogida, la caniza tendrá un componente químico diferente. Lo ideal, explican, es que tenga sílice.

La ciencia, al fin y al cabo, tiene sus procesos. Para determinar la calidad de este nuevo material en el sector inmobiliario se necesitan pruebas que se prolongan en el tiempo. Ensayos, ensayos y más ensayos.

MÁS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

Otra de las nuevas vías de investigación que ha abierto la gestión de los residuos volcánicos es la fabricación de hormigón. El material rey en el mundo del ladrillo se fabrica con cemento, áridos y agua y debe ser dócil, resistir y durar en el tiempo. Si, para hacerlo dócil y compacto, en Canarias suelen recurrir a distintos productos químicos e importar arena africana, ahora se investiga si la ceniza podría ser una alternativa. De momento, los expertos señalan que el material volcánico no registra la misma capacidad que la arena de África, aunque resulta más dócil que el basalto y aporta resistencia.

Otras líneas de investigación llevan al desarrollo de prototipos de bloques que se emplearían en viviendas. Son trabajos diferentes al realizado por el Servicio, trabajos que usan residuos de demolición de edificios y se mezclan con este material volcánico. Y ocurre lo mismo: aunque los ensayos avanzan, la versión definitiva sigue en desarrollo. Aún se ha de ajustar la cantidad de cemento necesaria, ya que aproximadamente la mitad del bloque sería de ceniza.

Cuando los estudios hallen la fórmula exacta para la fabricación, la intención es publicar la noticia y difundirla para ayudar a posibles compradores. Los interesados podrán consumir este material volcánico en La Palma o en todas las islas. El equipo recuerda, en este sentido, que las primeras pruebas analizadas tenían una capacidad similar al humo de sílice, que ayuda a mejorar la resistencia del hormigón. No sería la primera construcción con este procedimientos. Los antiguos romanos ya utilizaban hace dos milenios un hormigón similar, con ceniza volcánica, para erigir algunas edificaciones. De hecho, los expertos señalan que, al entrar en contacto con el agua del mar, el material ha reforzado estas estructuras a lo largo de los siglos. Si la ceniza alcanzara ese rango de capacidad, de hecho, su valor aumentaría y hasta podría exportarse más allá de Canarias. ¿Encontrará La Palma un nuevo mercado en este fenómeno?