Los gigantes tecnológicos se desafían por el producto que está llamado a cambiar el futuro

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“Algunas personas me preguntan: ¿Crees que esto puede generar un mercado tan grande como el que crearon los teléfonos inteligentes? Y mi respuesta es: Creo que va a ser todavía más grande”.

Así de confiado y seguro de lo que está por venir se muestra Hugo Swart vicepresidente y general manager del área de realidad virtual de Qualcomm, un gigante de los microchips. Y es que pese a que se suele pensar en dicha industria como un lugar para ‘frikis’ en el que ir matando marcianitos, aliens o cualquier otro tipo de criatura sobrenatural, la realidad es que se está convirtiendo en una de las grandes apuestas de todas las grandes tecnológicas del mundo. Para ellas, el sector puede crecer tanto como en un día lo hicieron los teléfonos inteligentes, incluso superándolo.

Por ello, todas ellas se han puesto a desarrollar productos y tecnologías a su alrededor. Meta, la empresa matriz de Facebook, ha vendido aproximadamente 10 millones de dispositivos Quest 2 en los últimos 18 meses, ahora probará fortuna con Cambria, su auricular más avanzado. Microsoft está lanzando su HoloLens 2 más caro a las empresas. Se espera que Apple presente sus primeros auriculares a principios de 2023 y se dice que tiene un modelo de próxima generación en preparación. Google está trabajando en un conjunto de gafas conocidas como Iris. Y una gran cantidad de firmas tecnológicas de segundo nivel, desde ByteDance hasta Sony y Snap, están vendiendo o desarrollando anteojos propios.

La ilustrísima lista de participantes deja entrever dos realidades. La primera es el potencial que las mentes más brillantes del mundo de los negocios contemplan para la realidad virtual. Además, el negocio viene por dos vías principalmente. Una es la venta del hardware con todos los tipos de productos que uno se ùeda imaginar. En la actualidad, se explora como principal baza los auriculares de realidad virtual y próximamente se espera que puedan aguantar también realidad aumentada, aunque de momento son productos distintos. Pero más de una compañía está probando directamente con gafas de tamaño menos reducido y más potentes.

Una revolución que no es difícil de atisbar. De hecho, es lo que se ha hecho con todos los objetos digitales a medida que se han ido mejorando. En la actualidad, se venden pocos, unos 16 millones en este año, según las estimaciones de IDC. Pero dentro de una década, las ventas pueden rivalizar con las de los teléfonos inteligentes en los mercados maduros, creen desde la propia firma. De hecho, las estimaciones es que para 2024 se puedan vender el doble de unidades y para 2026 el triple, lo que supondrá superar la barrera de las 50 millones de unidades vendidas.

Pero si el hardware es importante, cómo se ha demostrado con los teléfonos inteligentes, el software lo es todavía más. En especial, el sistema operativo que pueda utilizar, ya que eso implicaría tener el control de la plataforma. Apple y Google se han establecido como propietarios del mundo de los teléfonos inteligentes, a través de Android e IOs, lo que les ha permitido gravar cada compra en sus tiendas de aplicaciones. También han podido establecer reglas la publicidad, incluso perjudicando a otros gigante como ha hecho la firma de Cupertino con Facebook. Ahora la guerra está en tomar esa posición de control.

Detrás de todo lo anterior, también sobresale la segunda razón por la que todos los gigantes están invirtiendo fuerte por la realidad virtual. Y es que la era de los teléfonos inteligentes se está apagando, al menos, su crecimiento. Las ventas de teléfonos inteligentes en Estados Unidos cayeron de un pico de 176 millones de unidades en 2017 a 153 millones en 2021. En el resto de mundo desarrollado ese lento desgaste también se está volviendo visible. Además, el modelo publicitario que ha impulsado a empresas como Facebook y Google está siendo atacado por defensores de la privacidad.

META LIDERA LA REVOLUCIÓN, PERO NO ES COMO EMPIEZA

Quizás por ello, los que más están apostando son precisamente Meta (Facebook) y Google. Mark Zuckerberg ha apostado el futuro de su empresa por el “metaverso”, lo que está íntimamente ligado. Por su parte, su homologo en Alphabet, la matriz de la segunda, Sundar Pichai, señaló el año pasado que la realidad aumentada sería un «área importante de inversión». Aunque no están solos. Satya Nadella se ha referido a ese campo como una de las tres tecnologías que darán forma al futuro (junto con la inteligencia artificial y la computación cuántica). Por último, los fondos de capital de riesgo inyectaron la cifra récord de 2.000 millones en la industria durante el último trimestre de 2021.

Pero la partida la va ganando, por el momento, Meta. Así, alrededor del 80% de los auriculares que se venden hoy en día pertenecen a Oculus, un fabricante de auriculares que compró Facebook en 2014. Con su Quest 2 ofrece una experiencia convincente sin necesidad de una computadora que lo acompaña y ha sido un éxito desde su lanzamiento en 2020, ayudado por bloqueos y un precio muy económico (probablemente a pérdidas) de 299 dólares. La Navidad pasada, la aplicación para teléfonos inteligentes de Quest fue la más descargada en Estados Unidos.

La estrategia de Meta todavía gira en torno a los anuncios. Está vendiendo auriculares lo más rápido que puede para crear una audiencia con la que atrapar a los anunciantes. Un trabajo para el que el nuevo Cambria, un auricular más costoso que combina una pantalla similar a la realidad virtual con cámaras montadas en el frente para mostrar imágenes del mundo exterior, debería ayudar. También está monetizando su tienda de aplicaciones. Así, se espera que a partir del próximo año, el mercado de contenido de realidad virtual superará al de hardware de realidad virtual. 

Uno de los motivos de Zuckerberg para impulsar la nueva plataforma es liberar a la firma de la dependencia de los fabricantes de teléfonos. La empresa se ha convertido en sí misma en un propietario digital, con el poder de gravar las compras en la tienda Quest de la misma manera que Apple y Google se quedan con una parte de las ventas de aplicaciones para teléfonos inteligentes. Pero eso solo es una parte de la película. Apple se está moviendo ágilmente para sobrepasar esos problemas. La firma se está tomando su tiempo para mejorar la tecnología y no perder recursos con la curva de aprendizaje. Así, la guerra en los próximos años será encarnizada, por suerte para los consumidores, que se beneficiaran de un crecimiento más rápido de la tecnología y mejores precios.