La rebelión de los mayores: «mi herencia para quien la merezca»

‘Si no te cuidan… Que no hereden’. Esta campaña, que supone una rebelión de muchas personas mayores para conseguir que su herencia llegue a manos de quien la merezca, surgió en 2015 y se amplía ahora con la recogida de firmas a través de la plataforma Change.org, puesta en marcha el pasado domingo por la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (Acumafu).

En los últimos años ha aumentado el número de mayores que se han sentido abandonados. También se ha puesto de manifiesto que, a la hora de redactar el testamento no existe la posibilidad de alegar este sentimiento de abandono como causa para desheredar al descendiente más directo, haría falta incluir la desafección o desatención grave como causa justificada, para evitar el derecho a recibir la legítima, por el cual nunca se puede desheredar del todo a un hijo, sólo en casos extremos.

Si bien es cierto que viene de lejos, esta rebelión de los mayores contra una norma que les roba la libertad de elegir a sus herederos ha cobrado fuerza tras la pandemia. Tan sólo en dos años, esta asociación ha recibido 4.000 consultas sobre cómo desheredar a los hijos.

La legítima es un concepto jurídico, definido en el artículo 806 del Código Civil español, muy presente en el momento de redactar un testamento o de recibir una herencia. Se trata de una parte de los bienes de una herencia que se encuentra reservada para unos herederos en concreto, denominados herederos forzosos o legitimarios.

Incluso la RAE define la legítima como la «porción de la herencia de la cual el testador no puede disponer libremente, por asignarla la ley a determinados herederos». Una falta de libertad del propietario sobre su propio patrimonio en sucesión ante el que muchos mayores se rebelan para invertir la situación.

LAZOS FAMILIARES ROTOS

En un país con una baja natalidad y con una de las esperanzas de vida más altas del mundo, resulta chocante cómo la sociedad da la espalda a la tercera edad. Por eso, este colectivo se intenta hacer oír cada vez más, alzando la voz y oponiéndose a injusticias que no considera que deba soportar. Ahora el objetivo de Acumafu es solicitar a los políticos un cambio y actualización del Código Civil, que desde 1889 apenas se ha modificado.

Este texto legal que regula las relaciones civiles entre las personas (tanto físicas como jurídicas), entró en vigor en el siglo XIX durante la regencia de María Cristina y la minoría de edad de Alfonso XIII, y garantiza en la mayoría de las comunidades autónomas que los hijos hereden por ley la legítima (2/3) de la herencia. Aquí se incluyen a aquellos hijos que nunca quisieron  saber nada de sus progenitores o les castigaron sin poder ver a sus nietos, por poner dos ejemplos.

La pandemia ha agravado la situación de muchos mayores haciendo que se visualice el sentir de muchos de ellos. En estos casos, consideran injusto que se premie por una mera cuestión de consanguinidad a hijos que no se han comportado como tales, que no han atendido a sus padres o que llevan años sin mantener ninguna relación con ellos.

En ocasiones este problema, que surge ahora, llega precedido por lo sucedido hace tres o cuatro décadas atrás. «Cuando se separaba un matrimonio hace 30 ó 40 años, la patria potestad de los hijos era mayoritariamente para las madres, con pocas excepciones. En muchos casos, esas mujeres y también algunos de sus familiares les metían tal cantidad de veneno en la cabeza a esos niños en contra de su progenitor ausente y de la familia de éste, que dejaban de tener contacto, no sólo con él, también con sus primos, tíos o abuelos (paternos)» afirma el presidente de Acumafu, Marcelo Cornellá.

Con las leyes de aquellos años, bastante diferentes a las de ahora (especialmente desde que se instauró la custodia compartida), «normalmente el hombre tenía que irse de casa y desaparecía casi por completo de las vidas de sus hijos», explica Cornellá. «Ahora nos hemos encontrado con muchos casos en los que se intenta mediar entre progenitores e hijos, pero estos últimos no quieren saber nada, por todo el adoctrinamiento sufrido en contra de su progenitor (normalmente el padre) », apunta. «Es tal el daño durante tantos años que es imposible siquiera que acepten escuchar la versión de la otra parte», concluye.

CASOS SANGRANTES

El presidente de la asociación de mayores destaca que «estas cosas no salen a la luz, pero existen muchos casos en los que normalmente el hombre ha sido demonizado por su expareja». Hace poco, prosigue, «me llamó un señor que quería desheredar a tres de sus cuatro vástagos y dejar su herencia solo a uno. Los cuatro hijos habían crecido con la certeza de que su padre les abandonó y que nunca se había preocupado por ellos y que, por eso, su madre nunca tenía suficiente dinero, por culpa del padre. Al fallecer la madre, uno de los hijos revisó las cartillas bancarias y con la documentación comprobó que el padre había estado toda la vida ingresando el dinero que le correspondía».

La gravedad del asunto no queda ahí, ya que según Cornellá, «este hijo se lo contó a sus hermanos y les dijo que su madre les había mentido y, aún así, sus tres hermanos no quisieron conocer a su padre. Prefirieron quedarse con la versión de su madre. El único hijo que se acercó a su padre fue el que descubrió la verdad, dándole la oportunidad de contar su versión y retomando la relación. Ahora, el padre lo que quiere es desheredar a los otros tres y dejarle todo su patrimonio al único hijo que ha sido justo con él».

Parece lógico, pero es algo que encuentra infinidad de trabas, debido a un Código Civil totalmente obsoleto en lo referente a este tema.

Además, en el territorio español tampoco se aplica un consenso al respecto. Cataluña, Baleares, País Vasco y Navarra son algunas de las comunidades autónomas que tienen una regulación particular acerca de la legítima. En estos casos, «lo tiene que poner el testador si quiere que así sea, mientras que en el resto de España estamos obligados a dejar la legítima a los hijos, lo merezcan o no», denuncia el presidente de la asociación madrileña.

LA PANDEMIA, DEMOLEDORA PARA LOS MAYORES

Sin duda la pandemia ha supuesto un punto de inflexión en el que ha aflorado una sensación latente en buena parte de los mayores: el malestar por la obligatoriedad de tener que transmitir una porción de su patrimonio por imposición legal. «Durante muchos meses tras la pandemia ha habido hijos o hijas que no han querido atender a sus padres, muchas veces condicionados por sus cónyuges, o que directamente han dejado de hablarse con sus padres o madres, y eso se ha enquistado». Ha habido muchas discusiones, «en definitiva muchas situaciones desagradables que hacen que se rompan las relaciones», sentencia Marcelo Cornellá.

En opinión de Cornellá, si esta iniciativa prospera, «muchos hijos van a dar un mejor trato a sus padres, aunque sea de manera ficticia». Si bien la gran mayoría de españoles no lo saben, «el Código Civil obliga a los hijos a mantener a sus padres, pero la mayoría no lo hacen, porque el sistema ha evolucionado y gran mayoría de los padres tienen sus pensiones y no necesitan de los hijos en cuestiones materiales».

Lo que pide la campaña ‘Si no te cuidan… Que no hereden’ es «un cambio generacional en el código civil que se adapte a las circunstancias  de hoy en día». Para empezar, «tiene que haber igualdad entre territorios en España, la libertad de decisión sobre el propio patrimonio, y si los hijos merecen por igual el reparto de la herencia o no», reconoce el impulsor de la recogida de firmas.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.