Prosegur Cash, la filial de Prosegur dedicada a los servicios de logística y gestión de dinero en efectivo, se enfrenta a un cambio de paradigma socioeconómico que amenaza la viabilidad de buena parte de su negocio. Las tendencias de consumo están evolucionando y la digitalización en los procesos de pago es cada vez más una preferencia entre la población, según diferentes estudios. Asimismo, el Gobierno está tomando medidas para poner coto al fraude fiscal limitando los pagos en metálico.
La situación afecta a la compañía española directamente, algo por lo que la diversificación de su negocio está siendo una de las estrategias para que su viabilidad no dependa únicamente de este tipo de servicios. Aunque a día de hoy su negocio reporta buenas cifras, su recorrido bursátil deja mucho que desear. Desde que debutara como cotizada en el Mercado Continuo, las acciones de Prosegur Cash han descendido un 70%. Los 3.000 millones de valor de mercado con los que inició su andadura en marzo de 2017 se han ido esfumando en estos cuatro años hasta caer a la cifra de 900 millones de euros que capitaliza actualmente la firma que preside Christian Gut Revoredo.
Es una pérdida de valor que ha llevado a la compañía de cotizar hasta los 0,6 euros por acción desde los 2 euros con los que aterrizó en el mercado. El presente bursátil de la empresa tampoco está siendo el deseado, reflejado en una caída acumulada del 21,7% en 2021 y del 3,3% en lo que llevamos de 2022, principalmente en el mes de marzo. Con este contexto como telón de fondo, la amenaza de la desaparición del dinero en efectivo en la próxima década es un abismo al que Prosegur Cash tendrá que mirar tarde o temprano y por el que ya está virando su modelo de negocio hacia otro tipo de productos menos relacionados con el transporte de dinero en metálico.
PROSEGUR DIVERSIFICA
Los resultados obtenidos durante el ejercicio fiscal correspondiente al 2021 reflejaron un aumento en las ventas y en el beneficio, impulsado especialmente por el mercado iberoamericano y europeo. Sin embargo, las cifras de facturación reportadas muestran claramente que la tendencia del negocio de la firma está virando hacia sus nuevos productos, que han crecido un 15% y suponen ya el 21,4% de las ventas totales de la empresa.
Se trata del servicio de digitalización de efectivo Cash Today y el de corresponsalía bancaria Corban, que poco a poco se están imponiendo frente al núcleo duro del negocio y la razón de ser de Prosegur Cash, el transporte de efectivo (billetes, monedas y cheques), así como otros artículos de alto valor como obras de arte. La diversificación de actividades marca la estrategia de la empresa, que juega con el tiempo en contra por la tendencia progresiva en la sociedad hacia un menor uso de pagos y transacciones con dinero en metálico.
Si bien es cierto que los resultados cosechados el año pasado han puesto de acuerdo a los analistas en cuanto al buen momento de la compañía y que su actividad no parece peligrar a corto plazo, si el cambio en los métodos de pago acaba por establecerse definitivamente en los próximos años, Prosegur Cash tendrá un problema.
«Sigue habiendo negocios en los que la utilización del efectivo es importante y lo va a seguir siendo. Evidentemente, si en algún momento desaparece, una empresa como esta tendrá que reinventarse para seguir adelante, (de hecho tiene una división de nuevos productos que ha pasado de ingresar 282 millones de euros en 2020 a 326 en 2021), aunque siempre habrá traslados de objetos valiosos que realizar», explica a Inversión.es Antonio Castelo, analista de iBroker.es.
CAMBIO EN LAS TENDENCIAS DE CONSUMO
La desaparición del dinero en efectivo no parece que vaya a llegar de la noche a la mañana, pero el horizonte no es tan lejano y así lo determinan diferentes estudios que miden la percepción social, como el realizado por la empresa de gestión de crédito y activos inmobiliarios Intrum. Según el Informe Europeo de Pagos de la compañía sueca, el 75% de las empresas creen que el dinero en efectivo desaparecerá en los próximos diez años. Además, las empresas encuestadas creen que es un proceso que se ha acelerado durante la pandemia.
Pero no son los únicos datos que muestran la evolución de la sociedad respecto a las nuevas formas de pago. Según la última encuesta del Banco de España, el 54% de los consumidores usa la tarjeta de débito como medio de pago habitual. Además, el 40% de las personas entrevistadas prevén utilizar o aumentar el uso de medios de pago ligados a las nuevas tecnologías, frente a un 24% que declaraba esta intención en el año 2019.
Asimismo, los datos publicados por este organismo público referente al parque de cajeros en España son otra muestra de la creciente digitalización de los pagos. Y, es que, desde 2008, año en el que se registró el mayor pico, el número de cajeros ha descendido desde los 61.214 hasta los 47.639 registrados en 2021. El informe también da cuenta del aumento en paralelo de los terminales TPV que utilizan los establecimientos comerciales para los pagos digitalizados. La cifra en el año 2000 era de 802.698 terminales en territorio español, frente a los 2.210.994 que constan en 2021.
PROSEGUR CASH Y LA RESISTENCIA DEL EFECTIVO
El avance de las nuevas tecnologías y su implementación en la vida cotidiana es fundamental en la transformación de las formas de realizar transacciones comerciales. A los pagos con tarjeta se suman los que se pueden realizar directamente a través del teléfono móvil y, especialmente de Bizum, el proveedor de servicios de pago de la gran mayoría de entidades bancarias españolas, que en los últimos años ha tenido un enorme crecimiento, superando los 19 millones de usuarios.
Es una coyuntura que desde Prosegur Cash tienen en mente y saben que la fortaleza de su negocio también reside en la resistencia del dinero en efectivo en uso diario, así como en el poder de convicción que demuestren para defender su modelo de empresa. Así se desprende de la llamada con inversores que realizó la compañía tras la publicación de los últimos resultados y a la que ha tenido acceso Inversión.es.
De esta manera, los responsables financieros de la compañía destacan en varias ocasiones las «ventajas» del dinero en efectivo y la confianza de la gente en este método de pago, así como «la amenaza cada vez mayor de los fraudes en línea» que, aseguran, «están creando un malestar y una preocupación cada vez mayores, lo que pone en relieve la fragilidad de dichos sistemas.
EVITAR EL FRAUDE Y EL BLANQUEO DE CAPITALES
Incluso aluden a la nueva ley aprobada en España el pasado noviembre mediante Real Decreto que obliga a todos los establecimientos comerciales a aceptar el dinero en efectivo como método de pago y sanciona con multas a aquellos que no lo cumplan. Sin embargo, aunque se ha protegido este sistema y aún sigue siendo utilizado habitualmente, el Gobierno de España también ha tomado medidas que limitan su uso para poner freno a problemas legales y de economía sumergida.
En este sentido, en julio del año pasado entró en vigor la ley antifraude para empresas y profesionales que establece el pago máximo en efectivo en los 1.000 euros frente a los 2.500 euros que se permitía anteriormente. Se trata de una medida impulsada para prevenir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. De igual manera, los incumplimientos de esta nueva ley también se exponen a sanciones administrativas y multas económicas.
Asimismo, la normativa implementada también está ideada para reducir la circulación de monedas específicamente, puesto que recoge que nadie está obligado a aceptar más de 50 monedas en un solo pago, a excepción de la autoridad emisora y de personas expresamente designadas para ello. Lo que quiere decir que la cantidad máxima que se puede pagar con monedas en un negocio es 100 euros. Pero las restricciones impuestas en España no son las únicas y en otros países europeos como Italia, Francia, Grecia o Bélgica también han tomado medidas para reducir el flujo de efectivo, limitando el pago a cifras que van desde los 1.000 euros hasta los 3.000.
Se dibuja un panorama difícil para algunas empresas como la filial de Prosegur, cuyas actividades dependen en gran parte de que el dinero en efectivo siga siendo parte fundamental de lo cotidiano. Es un problema que, aunque no le afecte de manera inmediata, tendrá que afrontar en los próximos años y reinventar su modelo de negocio si quiere sobrevivir en una sociedad cada vez más digitalizada.