El Gobierno español negocia con Argelia la reapertura total del gasoducto del Magreb

La decisión de las autoridades europeas de buscar alternativas a los hidrocarburos rusos ha propiciado un cambio de actitud de Argelia, que está dispuesta a aprovechar la ocasión para convertirse en socio estratégico del club comunitario. En este contexto, el Gobierno español está negociando con las autoridades del país norteafricano para conseguir reabrir el gasoducto del Magreb, cerrado desde el pasado octubre por las tensiones diplomáticas entre Rabat y Argel.

CONTACTOS A ALTO NIVEL

Fuentes del sector energético aseguran a MERCA2 que en la actualidad se están produciendo contactos «al máximo nivel» entre España y Argelia para lograr que el Magreb-Europa (GME) vuelva a traer el gas al Viejo Continente, lo cual se está siguiendo con interés desde Naturgy, que tenía el derecho de explotación de esta infraestructura junto con Galp hasta que expiró el contrato.

El GME tiene 1.400 kilómetros de longitud, de los cuales 540 atraviesan territorio marroquí y anualmente aportaban entre 6.000 y 8.000 millones de metros cúbicos de gas al sistema energético español. Rabat estaba obligada a pagar un canon a Argel mediante un contrato, cuyo vencimiento se produjo el pasado 31 de octubre y no fue renovado. Desde entonces el gas argelino llega a España exclusivamente por Medgaz, en el que también se trabaja para ampliar el suministro.

LA CUESTIÓN CLAVE

El GME se construyó hace 25 años gracias a un acuerdo entre la empresa estatal de hidrocarburos argelina Sonatrach y la energética española Enagas. Fue impulsado por Gas Natural Fenosa (hoy integrada en Naturgy) y proporcionaba el 25% de las importaciones españolas de este hidrocarburo, que llegaba a través del estrecho de Gibraltar tras atravesar territorio marroquí y entregando el gas en la terminal española situada en la localidad gaditana de Zahara de los Atunes.

«La cuestión clave aquí es determinar si Argelia decidirá poner en un segundo plano su eterno conflicto con el reino alauí para convertirse en un actor de referencia en el nuevo escenario geopolítico y económico que surge tras la intervención militar rusa en Ucrania. Y este cambio de actitud podría estar produciéndose ya, como lo demuestra el hecho de que el presidente argelino haya admitido que el gasoducto del Magreb se use en sentido inverso para llevar el gas natural desde España a las plantas eléctricas marroquíes», señalan las fuentes consultadas.

«LA CUESTIÓN CLAVE ES DETERMINAR SI ARGELIA PONDRÁ EN UN SEGUNDO PLANO SU CONFLICTO CON MARRUECOS»

Hasta ahora el Gobierno de Abdelmayid Tebune se había opuesto a la posibilidad de que Madrid y Rabat llegaran a un acuerdo para reabrir el tramo del gasoducto que transcurre exclusivamente por suelo marroquí y llevar el gas de España a Marruecos –el cierre de Magreb dejó al reino alauí también sin suministro– pero las circunstancias han cambiado con la guerra en el Este de Europa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo una conversación telefónica con Tebune hace una semana en la que se trató esta cuestión y consiguió que no se opusiera a la petición de ayuda de Mohamed VI para garantizar su seguridad energética.

Una vez conseguido este objetivo, la idea es que Argelia acepte reabrir totalmente el gasoducto del Magreb, permitiendo el flujo a España del gas procedente del yacimiento de Hassi R’Mely (que también es la fuente del gasoducto de Medgaz que llega a las costas de Almería), lo que supondría volver a la situación anterior al cierre.

GME Merca2.es
Fuente: Naturgy

Esto permitiría aumentar considerablemente el suministro de gas a España y al resto de Europa, que en estos momentos negocia también con otros países para elevar el volumen de gas que llega al Viejo Continente, entre ellos Qatar, Azerbaiyán, Egipto y Noruega.

Otro de los gobiernos que está manteniendo conversaciones con Argelia es el italiano, que tiene una mayor dependencia del gas ruso y que aspira a elevar el volumen que le llega del país africano a través del gasoducto TransMed. Las fuentes consultadas indican que las autoridades argelinas están dispuestas a ayudar, pero dejando claro que su prioridad es el mercado nacional y que en ningún caso dejarán de cumplir con los contratos firmados con otros países.

SONATRACH PODRÍA SUBIR LOS PRECIOS

“El problema es el precio, porque aunque no se haya expresado verbalmente todos los implicados en las negociaciones son conscientes de que Sonatrach reclamará en algún momento un incremento de las tarifas, algo que ya pretendía antes de la invasión de Ucrania y que ahora tiene más sentido por la urgente situación del mercado”, señalan.

Otro de los obstáculos –quizás el más importante– es que las históricas tensiones entre Argelia y Marruecos terminen por abortar la reapertura del gasoducto. De hecho en los últimos días el Ejército Popular argelino se está preparando para realizar una serie de maniobras militares en la frontera en las cuales usará munición real.

Si se produce alguna escaramuza los planes para convertir a Argelia en un socio estratégico podrían truncarse. No obstante, a pesar de los problemas históricos entre ambos países, Argelia es el tercer mayor proveedor de gas de Europa, donde llegan el 83% de sus exportaciones, con España e Italia como principales países de destino.

PETICIÓN A FRANCIA PARA RESUCITAR EL MIDCAT

Estas gestiones del Palacio de La Moncloa para que el gasoducto del Magreb vuelva a estar plenamente operativo se están produciendo al mismo tiempo que se intenta convencer a Francia de que es necesario potenciar las interconexiones energéticas retomando el viejo proyecto del MidCat, gasoducto que permitiría llevar la preciada materia prima al resto de Europa. Esta infraestructura no se terminó de construir porque las autoridades energéticas galas no la consideraban viable, pero el departamento de Teresa Ribera considera que en el escenario actual podría ser una solución a la crisis energética.

El mayor problema que tiene el MidCat para reducir la dependencia europea del gas ruso es que tardaría varios años en construirse, aunque la idea del Gobierno es que no sea un gasoducto tradicional, sino que se adapte para el transporte de «nuevos gases renovables», en referencia al despliegue del «hidrógeno verde». Sin embargo, las organizaciones ecologistas advierten de que en realidad los que se pretende es transportar lo que denominan «hidrógeno gris», que está compuesto en un 90% por gas metano.

EL GAS DE EE UU, UN 40% MÁS CARO

La última vía para elevar las reservas de gas es la más cara, aunque la más segura desde un punto de vista geopolítico. Se trata de las compras a EE UU de Gas Natural Licuado (GNL), que llega en buques metaneros y que debe ser tratado en plantas regasificadoras (las de Enagás). El problema en este caso es el precio, ya que el importe de este hidrocarburo procedente de tierras estadounidenses es un 40% superior al que se abona por el gas ruso.

Compaginar la denominada transición ecológica con la seguridad energética es el gran reto que tiene encima de la mesa Teresa Ribera, cuya apuesta por las energías renovables ha dejado de lado el desarrollo de otras fuentes, como el gas y la nuclear, que ya eran imprescindibles para garantizar el suministro antes de la escalada bélica en el Este de Europa. Ahora Bruselas pretende incluirlas en su nueva taxonomía como energías compatibles con la lucha contra el cambio climático, algo que ya planteó antes de la intervención rusa y que deja en fuera de juego al Gobierno español.

En cuanto a las centrales térmicas –que generan electricidad quemando carbón– han sido desmanteladas, por lo que no pueden utilizarse para paliar los efectos que tendrá esta crisis energética en la industria y los hogares españoles.